-¡Zeth! ¡Zeth! - llamó Amín con fuerza, los vientos eran cada vez más fuertes y la arena suelta que levantaba comenzaba a ser de mucha molestia.
-¡Amín! ¿Quién está a la delantera? - preguntó Zeth.
-¡Mehmet! Deje a Mehmet a cargo, ¡pero creo que será mejor que vayas tu a marcar camino! La tormenta nos está alcanzando, a este ritmo no llegaremos antes al Oasis. -
Zeth miró hacia atrás suyo con desconfianza, venia custodiando la retaguardia. A simple vista solo se veía nubes de arena, pero sus ojos parecían atravesarlas y mirar a través de ellas.
-¡No te preocupes! Yo me quedaré atrás, ¡Además ya estamos cerca! ¡Calculo que en unas 7 horas más llegaremos! - le dijo Amín
-¡Está bien! ¡Pero toma! - Sacó una bolsa de agua de sus alforjas y se la ofreció -Los vientos ya vienen cargados, hidrátate bien, el sol pronto estará arriba. - Amín no se la recibía - Yo tengo otra, con lo que queda será suficiente para mí-
-¡Muéstrame! Racionas demasiado tu agua.- exigió Amín.
-¡Que pesado te pones! ¡Mira! Pareces mi madre a veces- sacó la otra bolsa Zeth, mostrando que le quedaba un poco más de la mitad.
-¡De acuerdo! La aceptaré y la compartiremos aquí- Aceptó Amín
-¡Bien! ¡Nos vemos en el Oasis! -
-¡Nos vemos en Oasis! -
Zeth se adelantó dando la señal a todo el resto de que acelerarían el paso por lo que debían estar todos atentos.
Al llegar a la delantera, se acercó a Mehmet.
-¡Mehmet! ¡Lo haces muy bien! -
-¡Gracias señor! ¡Pero el viento es oeste, y ya no podemos desviarnos más, necesitamos encausarnos hacia el norte! - contentó Mehmet.
-¡De acuerdo! ¡Me adelantaré para abrir camino! Procura no perderme de vista, aceleraremos la marcha, no te detengas sin hacer señal, ¿de acuerdo? -
-¡Sí señor! -
Zeth asintió con la cabeza y ajustó bien su turbante lo más cerrado posible para no perder la visión y rompió en galope para adelantarse un poco más, sacando su espada y haciéndola brillar con la luz del sol, dando señal de que la marcha se aceleraba.
A medida que pasaban las horas era cada vez más difícil mantener la marcha, pues los vientos eran más y más fuerte, el sol brillaba en lo alto y la arena caliente empezaba a golpear con más fuerza. Los caballos y camellos, a pesar de q estaban bien protegidos, relinchaban en señal de protesta.
Llevaban casi 5 horas de marcha cuando a Zeth le parió divisar un jinete que venía a su encuentro. Se giró, y vio a Mehmet quien no lo perdía de vista y este entendió que debía tomar la delantera con Zeth.
-¡Mehmet! ¡Hay un Jinete que se acerca! iré a ver! -
-Sí señor, cuidaré su espalda-
-¡No! ¡Te quedas a la delantera, Al parecer es uno solo! Tal vez este perdido, el viento es muy fuerte-
-De acuerdo señor, espero cualquier señal suya-
Zeth trató de avanzar más de prisa, pero realmente la tormenta les venía pisando los talones...
De repente un cambio en la dirección del viento hizo que el misterioso Jinete cayera y el caballo rompió en galope en dirección de Zeth y la caravana.
Zeth reconoció al caballo y la montura, era el corcel de Zahid, por lo que forzó a su caballo a romper en galope lo más rápido que pudo. Pero al acercarse se encontró con una mujer, vestida con una túnica ligera color azul, sandalias y un velo al tono de una sola capa. Sin soltar las riendas, bajó de su caballo y pronto comprobó que estaba totalmente deshidratada, y al tocar su frente la notó caliente y sus labios pálidos y secos...
-¡Rayos! ¡Resiste! - se quejó Zeth, quien la Tomó en brazos y con algo de dificultad se subió a su caballo nuevamente. No le quedaba mucho de su saco de agua, pero aun así se puso de espaldas al viento y apoyó el rostro de la mujer contra su pecho y trató de humedecer los labios de ella de a poco.
-Eso es, de a poco, bebe...- su caballo relinchaba impaciente - Lo sé, lo sé, espera un poco, no seas egoísta...- decía Zeth a su caballo.
La mujer comenzó a abrir lentamente sus ojos azules hasta encontrarse con los grises de Zeth que estaban hundidos en su turbante.
-Tranquila, la llevaré al Oasis, la tormenta nos está alcanzando. - le explicó, pero ella parecía no entender.
Zeth observó sus mejillas enrojecidas por el sol del mediodía y entendió que no iba a resistir mucho, y el agua que le quedaba no alcanzaría para hacerla sentir mejor.
Samira no decía nada, todo aquello le parecía un sueño, un sueño en el que el héroe de sus poemas favoritos había ido a su rescate. No tenía fuerzas para hablar, ni para sostener el saco de agua q aquel hombre le hacía beber poco a poco.
Zeth desenrolló una de las protecciones de su mano y la embebió en agua y humedeció la frente y las mejillas sofocadas de Samira. Luego tomó su mano y la llevó hacia la venda para ayudarla a sostenerla sobre su frente.
-Así, no debe dejarla caer, ¿entendido? - Seguía hablándole Zeth, en un intento de que no pierda la conciencia.
Luego, se quitó una de las capas de su turbante y la envolvió en su cabeza y tapó un poco su rostro con la tela, la acomodó frente a él para que ella pudiera protegerse del viento contra su pecho y se reunió con Mehmet que ya lo estaban alcanzando.
- ¡¿Quién es sr?! Los muchachos atraparon al corcel, dicen que es de su hermano Zahid. -
-Así, es. No sé quién sea, pero parece que lleva horas perdida. – contestó Zeth
-No resistirá si nos alcanza la tormenta, todos los hombres tienen el agua justa a estas alturas. -
-Lo sé... y la tormenta está muy cerca...- Zeth se debatía entre las opciones.
- Solo nos queda una hora hasta el Oasis si aceleramos el paso, ¡rompa en galope señor! Trataremos de seguir su paso...- Dijo Mehmet resuelto, el se encargaría de mantener el ritmo de la caravana, aunque sabía que Zeth iba a dejarlos atrás.
Zeth miró a la mujer en sus brazos y sintió comosu agarre perdía fuerza, así que no le quedó otra que aceptar el plan de Mehmetsi no quería que aquella mujer falleciera allí mismo.
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Los hijos del Desierto
RomanceEn medio de un nuevo éxodo, la gente busca volver al viejo continente donde las leyes y las costumbres son más fuertes que nunca en una búsqueda desesperada de repoblar el mundo. La poderosa sangre de los bendecidos por el dios Seth debe prevalecer...