Lunes, pasado de medio día...
P. O. V. LEVI:
Acababa de cerrar la puerta de casa, cuando un par de relinchos me hicieron girar la cabeza hacia donde terminaba nuestro jardín.
-¿Armin? - pregunté confundido por su presencia. - ¿Qué no estabas al teléfono con Mikasa hace unos instantes?
-Era Michele... - aclaró Armin mirando a Mikasa.
La mujer entre nosotros reflexionó sobre sus palabras, hasta que cayó en la cuenta de que era verdad. Tan alterada estaba que había confundido a las personas en cuestión. Y yo que creí que yo no estaba en mis 5 sentidos.
-Como sea, he venido tan pronto me avisaron... - siguió diciendo el rubio sin bajar del caballo aún.
-¿Qué cosa? - quise saber con impaciencia, no estaba para rodeos.
-Ami fue llevada al hospital de urgencia, colapsó cuando le llamaron de la escuela para notificarle que Kai estaba desaparecido. - soltó sin más.
El mundo se movio a gran velocidad, tanta que me marée un poco, aunque bien podría ser el alcohol en mis sistema. Pero no era el momento.
-Baja del caballo. - le dije acercándome.
-Pero, ya la están atendiendo y... - intento razonar el rubio.
Aunque, como ya dije, no estaba para rodeos.
-¡QUE TE BAJES DEL MALDITO CABALLO! - le exigí sin miramientos.
Al instante se bajó, aturdido por el grito. Aproveche y me monte en el caballo, para luego salir disparado hacia la ciudad.
Debía admitir que los viajes a caballo eran incluso más rápidos que los viajes en tren, su única desventaja es el ajetreo que no causan los automóviles de Marley. Como fuese, no me importaba mucho cual fuera el medio, mi único propósito era llegar la ciudad ya mismo, tenía que ver a Ami, me necesitaba justo ahora y de paso, tendría que ver que pasaba con mi hijo. ¿En qué momento todo se descontrolo? ¿Fue cuando comencé a guardar secretos de mi propia esposa o fue cuando Kai leyó el diario?
«-... ¡¿PERO QUE DEMONIOS TE PASA, KAI?!
Recordaba bien como había perdido los estribos aquel día. Recordaba a Ami gritando y pidiendo que me calmara:
-¡LEVI!
Pero yo solo insistía. Estaba aterrado con la idea de que Kai supiera que su padre no era el héroe que siempre pensó, que yo no era ni siquiera un poco digno de haber formado una familia tan hermosa como la que tenía, que tenía un pasado que me atormentaba noche y día. No quería mostrarle esa parte de mi.
-¡¿CREES QUE ESTO FUE UNA ESTÚPIDA HISTORIA MÁS DE FICCIÓN?! - Estaba furioso, pero lo estaba conmigo mismo, deseaba poder borrarle la memoria o algo. -¡¿CREES QUE ESTO ES ALGO QUE PUEDAS LEER A TU EDAD?! ¡¿TIENES IDEA DE TODO EL DAÑO QUE PUDISTE HACERTE?! Y LO PEOR DE TODO, NOS MENTISTE, NOS LO PONÍAS EN NUESTRA CARA Y TE ENORGULLECIAS DE QUE NO SUPIÉRAMOS NADA, ¿NO ES ASÍ?
-Yo no... - su voz de Kai para mi era muy distante, como si realmente no me estuviera hablando.
Odio recordar esto, odio pensar que estuve a nada de levantarle la mano a mi propio hijo. Por que si, la furia me había hecho intentar agredirlo y ahora, solo podía arrepentirme de mis actos.
Para este punto, quizá por tanto alcohol, quizá por la situación de tener que cruzar a caballo medio país, o simplemente por autoprotección, ya había olvidado que paso después de arrojar el diario contra Kai. Sólo reaccione cuando Ami dijo aquellas palabras que tanto temia:
-... TODO LO QUE HAZ HECHO Y DECIDIDO HASTA AHORA A LLEVADO A KAI AL MISMO CAMINO QUE A NUESTROS HERMANOS. Y COMO ES ASÍ, NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN QUE ENTONCES ¿POR QUÉ FORMASTE UNA FAMILIA? ¿POR QUÉ ME PEDISTE CASARME CONTIGO? ¿POR QUÉ HACES QUE ME ARREPIENTA TANTO?
Aquellas palabras fueron un balde de agua fría. Por mucho tiempo había reprimido sus recuerdos como si mi vida dependiera de ello y por ello, ahora pagaba las consecuencias. Lastimaba a las únicas personas que amaba a más que nadie en todo el mundo.
Cuando la puerta se cerró detrás de mi familia, dejándome atrás, declarando que yo ya no era parte de ellos, fue entonces en que caí en la cuenta de lo sucedido y no pude más. Me derrumbe.»
Y justo ahora, aún destruido, obligó al caballo a ir con más velocidad para intentar recuperar lo que por imbécil perdí. Los recuerdos se arremolinan en mi mente, intentando nublar mi buen juicio. No puedo permitirlo.
De un momento a otro, quizá 30 minutos después, llegó al hospital:
-¿Ami Arai? - pregunto a la primera persona vestida de blanco que se me atraviesa.
Pocas veces había ido al hospital, crecer en la Ciudad Subterránea y vivir con médicos particulares en la Legión, habían evitado que yo pisara uno de estos establecimientos de muerte.
-¿Arai? - pregunto la mujer, una enfermera que deambulaba por el pasillo de ingresos (donde yo había entrado segundos antes). - Déjeme ver el sistema.
Su calma y lentitud me hicieron perder la cabeza, más de lo que ya estaba; chasquee la lengua, no tuve más remedio que esperar su respuesta.
-Aquí está... - anunció la enfermera con neutralidad.
El mostrados, aquel donde todo médico y enfermera se reunian para revisar los expedientes y demás, no era más que una barra simple y llena de papeles, que en ese momento eran irrelevantes para mi.
-Justo acaba de ser trasladada a una habitación, pero se encuentra delicada de salud... - la mujer me miro de arriba a abajo, con desconfianza. Me veía fatal, lo sabía. - No le puedo decir más si no es familiar de la pa...
-Soy su esposo. ¿Cuál es su habitación? - la interrumpí con la poca paciencia que me quedaba.
-Oh, en ese caso... - siguió hablando innecesariamente. - El médico dará su diagnóstico dentro de poco, su familiar se encuentra en sala de espera, pero en breve será llevada a...-¿Familiar? Debía ser Hange. - la habitación 574, pediré que...
Sin esperar más, corrí por los pasillos en busca de la dicho habitación. Odiaba estabas paredes blancas, este aroma enfermizo a medicamentos y muerte, era como revivir cada muerte, cada hecho de aquel diario. ¿Por qué ahora? Daba igual, no era el momento, estaba por llegar a mi destino:
-¡¿Levi?!
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Levi's diary
FanficMiembro de la Legión de Reconocimiento, proveniente de la Ciudad Subterránea, hijo de una Ackerman, soldado, compañero, líder, amigo... ¿Qué más podría decir para describirlo? Levi Ackerman, uno de los grandes héroes. Pero... Aún hay más que contar...