Se acerba la primavera, por lo que también venía mi cumpleaños. Ya iba a cumplir treinta y no me podía quejar, seguía siendo la misma chica friki y alegre que cuando era adolescente, y con un trabajo que disfrutaba. Era afortunada. Después de años sintiéndome perdida, crear una empresa junto con mis hermanos fue lo que me dio la luz.
Que mejor idea para celebrar mi cumpleaños que irme de librerías y después al jardín botánico a terminar de echar el día. Normalmente suelo ir con mis hermanos, pero justo este día tenían varias reuniones que no podían posponerse, como pasaría la noche en casa de mis padres, ya los vería allí un ratito y veríamos mis películas preferidas.
El jardín botánico tenía un pequeño restaurante que me encanta, sirve unos batidos y dulces caseros muy buenos, además de preparar una comida casera deliciosa. Así que la comida y la merienda la hice allí, aunque esto último lo pedí para llevar, quería merendar en mi lugar favorito, el jardín japones, con sus fuentes y sus árboles de cerezo en flor, mientras atardecía. La única pega de hacer estar excursiones es que iba cargada con la bolsas llenas de libros y mangas, pero mereció la pena, me encantaba hacer esto por mis cumpleaños. Y lo mejor de todo, como era entre semana no había nadie, estaba sola y tranquila, sentada en mi sitio, favorito, a punto de comerme mi palmera de chocolate gigante mientras observaba el hermoso paisaje. Hasta que una voz sonó tras de mí.
— Hola, Rapunzel.
Me giré para saludar a mi hermano con una gran sonrisa.
— ¿Qué haces aquí, hermanito? — Cuando terminé de girarme mi sonrisa se borró automáticamente de mi cara. No podía ser verdad.
— Mira a quien te estaba buscando. — Porque sonreía. ¿Acaso mi hermano olvidó todo lo que pasó?
— Hola, Haru.
Ya no sentía nada por él, más que sorpresa por verlo allí, parado junto a mi hermano, mientras ambos me observaban. Su voz sonaba mucho más grave, pero la reconocí. Escucharle decir mi nombre... En su voz seguía sonando lleno de calidez.
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Corazón de Piedra
Historia CortaUna historia de amor que rompió un corazón, el cual acabo convirtiendose en piedra. Errores pasados que te persiguen y que cuando llegas tarde, unas disculpas no bastan.