Spoiler: Idea que una amiga me metió en la cabeza cuando hablamos de los Shippeos de los gemelos, y como no me imagino a Sage viendo a los dorados y decir "Mira a este le voy a succionar el alma por el pene este noche" Así que un Omegaverse donde si existe esa necesidad
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Arreglándose el cabello frente al espejo, Sage se dio una última detallada antes de quitarse la túnica al dirigirse a las fuentes de agua que su templo disponía. Su querido hermano lo esperaba allí, hace tiempo que los gemelos Omega no se reunían cómo hermanos a platicar y ponerse al corriente de cosas que no sean guerras. Relajarse mutuamente un rato.
- Gracias por invitarme Sage. - Hakurei empezó. El agua estaba tibia, agradable en su cuerpo.
- No es nada. Yo también he extrañado a mi hermano. - Adentrándose al agua le hizo saber. Hakurei rio al escuchar eso. Notandose ligeramente pícaro.
- No estoy muy al corriente sobre los nuevos dorados. ¿Has vuelto a hacer de las tuyas con un Alfa? - Sage rio. En otras circunstancias hubiera indultado a su hermano por creerlo un sátiro, pero como Omega, ser consentido, o desearlo durante la época de celos estaba lejos de ser una negación.
- Los Omegas de esta generación son Sagitario, Scorpio, Leo y Virgo. Ya todos con parejas.
- ¿El hijo de Ilias? Que suerte tuvo quien lo marcó, ¿Quien fue?
- Manigoldo. Mi alumno es... Un caso. - Rio al recordarlo. - Sagitario y Virgo comparten a Deuterus cómo Alfa. Eso me agrada, al menos están todos felices de momento. Aún no sabemos de Hades en esta época por lo tanto tener el privilegio de la felicidad de un vínculo me parece correcto para la orden.
- La orden te incluye a ti. - Sage rio. A su hermano no se le escapaba nada. Y bueno, el también tenía historia.
El patriarca también tenía derecho a un compañero, Sage ya había tenido a algunos dorados quienes le ofrecían una grata compañía. Aún llegada a tener celos de vez en cuando, pero no tan frecuentes por la edad.
- Esa expresión en tu rostro me dice que ya tienes un compañero. Y se que te gustan los grandes. Aún recuerdo a Francisca.
- Bueno, tienes razón. De hecho, no debe tardar en venir. Lo invite a hacernos compañía. - El rostro de Hakurei era un poema al escuchar eso.
- Si es para lo que creo lo espero con ansias. Pero antes de que llegue, ponme al corriente.
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- Gracias por venir, Hasgard. - Había dicho hace cerca de unos meses. Tal vez 5.
- No hay de que patriarca. - Arrobillandose por respeto el Alfa albino atendió el llamado del hombre Omega. Levantando la vista ante el esperando sus indicaciones.
Jugando con su cabello el patriarca estaba sentado en su trono perdido en sus pensamientos. Antes de romper su posesión.
- Ven, párate a mi lado. Te llame para algo un poco más personal. - Aunque desconcertado por la palabra personal, el toro le obedeció. Tendiéndole la mano a su patriarca para que se levanté. Para su sorpresa, Sage le acarició el rostro sutilmente una vez estuvieron frente a frente.
- Patriarca... Ahh... - No supo que decir. Era una acaricia agradable pero quién se la estaba ofreciendo era raro.
- Acompañame, quisiera un rato de tu compañía. - Pasando de largo guío al toro por unos pasillos. Hasgard, nuevamente solo hizo silencio y le obedeció.
Tenía una extraña idea de para que lo llamo Sage, pero no fue hasta que esté hablo que lo confirmo.
- Sabes, desde joven me han gustado los alfas cómo tú. Leales, fuertes, cariñosos, grandes. Pero, por tomar este mando en el Santuario nunca tuve la oportunidad de poder acoplarme a un Alfa de mi gusto. Casarme es un sueño imposible ya tan tantos años encima.
- Supe que... En el cargo de patriarca también tienen el derecho de tomar un compañero. Pero... Asumo que usted ya ha tenido varios.
- Exacto. Por eso te llamé. Quisiera que tú ocupes ese lugar para mí. ¿No te molestaría ofrecerme tu compañía de forma más personal como alfa y Omega? - Alego. Hasgard por su parte se sentía entre alagado y algo avergonzado. Analizando la situación por un momento, bizarra sería la palabra que utilizaría para que de todos los Omegas en el Santuario que le fueran a proponer eso y de los cuáles a muchos les hubiera aceptado rápido. Sea el patriarca quien se lo propusiera.
No obstante, a su mente llego una cuestión de un momento a otro una vez estuvieron cerca de una puerta, la puerta que llevaba al cuarto de Sage. El Patriarca llevaba seguramente varios años solo, siendo un Omega ejemplar para varios en la orden de Athena por la cantidad de logros que tenía. Si hasta era patriarca. Si iba a aceptar, no solo sería su compañía.
Un brillo dorado cejo por un momento a Sage, siendo la armadura de Tauro abandonado su cuerpo.
- Acepto pero, no quiero ser la compañía d Patriarca Sage, quiero ser el protector del Omega Sage. - Y dicho esto.e ofreció su brazo al patriarca para que se sentará, recidiendo un beso lento de parte de Sage que lo dejo sin habla por un momento. Solo llevándolo dentro del cuarto dónde suavemente lo dejo en medio de la cama. Empezando a desvestirse.
- Dígame, Sage, ¿Está usted en celo?
- En este momento no. Tal vez dentro de unos días, pero... - Abriendo la túnica el patriarca le dejo ver a Tauro su cuerpo. Estando menos afectado por la edad de lo que uno esperaría.
Extendiendo su pierna el Muviano jugó con la entrepierna del toro, mirando a sus ojos de forma retadora. De un movimiento Hasgard sujeto su pierna, arrobillandose para besar la planta de su pie como un preámbulo antes de moverse por sus muslos buscando el agujero entre sus nalgas.
- Aún lubrico bien. Si es lo que buscas. - Terminando de apartar la túnica Sage no tuvo vergüenza de mostrarse desnudo al toro, que para ese momento el también se encontraba desnudo. - Ven acá, se me antoja probarte. - Y le hizo caso.
Hasgard dejo su miembro cerca del rostro de Sage, recidiendolo con su boca, a la par que con ambas manos acariciada al toro. con la diestra manipulada su miembro y con la zurda acariciada sus glúteos. Hasgard notaba el gusto pintado en el rostro en el Sage, fuera del gran hombre que había inspirado a mucho seguía siendo un hombre Omega deseando un ser amado. O eso pensaba el al analizar su propuesta.
Acariciando la cabeza del Muviano, Hasgard logro que Sage dejara su miembro un momento. El suficiente para moverse, enredando sus lenguas en un beso, adentrándose en el centro de la cama donde usando su cuerpo lo inmovilizado. Aceptando cada caricia que Sage le regalaba, mientras sus labios se lo comían a besos. No tenía presas en llegar a una penetración aún, en su mente estaba complacer al Omega, adorandolo toda la noche.
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- Te ganaste un buen partido. Que envidia. - Rio. - Aunque eso explica porque siempre Tauro es tu escolta. Lo volviste tu favorito.
- ¿Favoritismo yo? Claro que no.
- Si tú lo dices. - Irónizo. - Debes pasarla bien con el.
- Bastante. Ya le admiti de amante viejos en mis años de patriarca, de hecho, creo que es de los mejores que he tenido.
- Asumo que por eso lo invitaste.
- Si, el ya acepto.
Cuando el Santo de Tauro ingreso a la sala. Ambos gemelos lo recibieron de forma cálida, Hasgard sonrió. Quitándose la ropa para posicionarse entre ambos hermanos, extendiendo sus brazos a los lados en dirección de cada uno.