El hijo de la negra Hipolita

Los rumores ponen en peligro la justicia

Los rumores son un cáncer, que carcome desde su entrada hasta su salida. Como las cucarachas, una plaga insignificante pero asquerosa. A la vez que pone en peligro a los que están en contacto con esta.

Eso le sucedía a aquella joven dama de pulcros y dorados cabellos que estaba harta de todas aquellas insinuaciones sobre su relación con aquel revolucionario líder. Harta sobre todo aquello que rondaba sobre su persona luego de una modesta fiesta hecha por su padre.

Recordaba esa noche con total lucidez, sentía las miradas, la tención, aun escuchaba aquella suave melodía en la que se acentuaba con la suave voz de una joven dama de risados y cotos cabellos. Esa melodiosa voz convirtió su aburrida noche en la mas maravillosa fantasía hasta que lo vio. Alto, con prominentes patillas y una elegante manera de vestir, su padre le había hablado sobre aquel invitado. Conocido entre los zambos y mulatos por sus ideas en contra de la corona, acompañado de un joven y nuevo líder en un primer surgimiento y su fiel soldado de la resistencia al que había pedido acompañamiento. 

[...]

Bolívar:

Estaba aburrido, el ambiente era pesado para el, las falsas risas de las artificiales damas del lugar lo abrumaban y mas los hombres que creían que de verdad se interesaban en ellos. al ver a uno de sus dos compañeros distraído vio hacia la misma dirección, la cantante que era de lo poco salvable de aquella noche. Vio como su amigo veía casi hipnotizado a aquella dama de castaños rizos y verdes ojos, rio para sus adentros y continuo dando una vaga mirada al lugar.

Su mirada paro en una joven que lo miraba con ojos de curiosidad, la examino tenuemente y al darse cuenta de su acción decidió quitar su mirada de esa joven doncella. Solo retiro su pesado mirar concentrando sus oscura iris en otro punto del salón, dio una ultima mirada a la dama de largos cabellos y salió del lugar.

Luego de un buen rato caminando absorto en sus pensamientos aquella dama de curioso mirar, se peguntaba quien era. Se veía como una dama culta, de buen parecer y una encantadora e intrigante belleza juvenil. 

En su cabeza continuaba analizándola, un encantador y rubio cabello recogido en un moño por el que a sus lados caían onduladas hebras. Unos atrapantes ojos como dos resplandecientes zafiros, piel porcelana y un bello vestido de mangas anchas que se acentuaba a ella de una manera que la hacia parecer un ángel, caído desde el cielo y rodeado de odio y enfermedad

Trato de dejar aquellos pensamientos y se volvió a concentrar en su caminata, se acerco a una zona donde estaban varias flores, logro distinguir una hermosa mariposa de dorado color.

Se quedo absorto mirando la belleza del insecto hasta que sintió un delicado caminar a su espalda, al darse la vuelta vio a la dueña de sus confusos pensamientos.