WICKED GAME (ROSÉ)

Capítulo 11 - Afrontar las consecuencias

—Te advertí de las consecuencias de ignorarme. —me mira con ojos casi tan fríos y despiadados como su voz y no puedo evitar que las lágrimas caigan por mis mejillas.

—¡No! —jadeo asustada —¡No, no, no. Por favor! Lo siento. —me tiembla el labio inferior y también las manos me tiemblan de miedo y de frío.

No consigo entender por qué todo mi cuerpo se siente de repente tan frío.

Me sonríe, una sonrisa cruel y malvada que me produce escalofríos y avanza lentamente un paso. Instintivamente, me alejo de él, aunque no aparto mi mirada de sus oscuros orbes. La sonrisa no abandona su rostro y, mientras él sigue caminando hacia delante, yo continúo en dirección contraria hasta que mi pie izquierdo tropieza de repente con algún objeto sólido, lo que me hace agitar los brazos en el aire mientras pierdo el equilibrio y caigo hacia atrás. Espero el duro impacto de mi cuerpo contra el suelo, pero lo único que sale de mis labios cuando hago contacto con la naturaleza bajo mis pies es un sorprendido "Ah".

Hace frío, y puedo sentir cómo mis manos penetran en una fina capa del suelo cuando las extiendo por un reflejo de la caída.

Nieve. 

Pienso mientras el frío aumenta inmediatamente. Mis manos están desnudas y, al mirar hacia abajo, me doy cuenta de que solo llevo el short corto de mi pijama y la camiseta, lo que explica que tenga tanto frío.

—Eres patética, ¿lo sabes?  —vuelve a decir mientras me mira fijamente.

Intento concentrarme en sus rasgos faciales pero, aunque los veo todos, no consigo captar la imagen completa de cómo es su rostro. Puedo verlo delante de mí, está claro como el cristal, pero en cuanto intento unir los puntos y pintar la imagen completa en mi cabeza, parece que mi cerebro se apaga por completo.

No es hasta ahora cuando me doy cuenta de las salpicaduras de sangre en su camisa gris y en sus manos, pero la constatación hace que el corazón de mi pecho se salte unos cuantos latidos.

Mis ojos recorren el paisaje invernal en busca del origen de toda la sangre. Vislumbro un cuerpo a unos metros detrás de él, y, a pesar de que la sangre está cubriéndolo casi por completo, me hago una idea de quién puede ser.

—Muévete. —exijo, tratando de sonar dura y fuerte, pero él solo se ríe de mi débil intento y se agacha hasta mi nivel.

—Está bien. —sonríe con malicia —De todas formas era lo mejor. Me estorbaba.

Inclino la cabeza hacia un lado, tratando de confirmar mis sospechas sobre el pequeño cuerpo que hay detrás, pero me agarra la cara entre las manos y me obliga a mirarle.

—Roseanne... —dice con una voz enfermizamente dulce —Eres tan hermosa...es una lástima que ahora sea tu turno.

—¿Mi turno? —tartamudeo mientras su agarre se hace cada vez más fuerte. 

Su sonrisa cruel se hace cada vez más amplia mientras me hace callar antes de decirme que cierre los ojos.

—Solo dolerá un segundo. —susurra suavemente —Luego todo habrá terminado.

Siento la punta de algo afilado contra mi nuca y el grito que estoy a punto de lanzar es cortado por el objeto que tiene en sus manos...

Abro los ojos con un grito silencioso en los labios e inmediatamente me siento y me aferro a las sábanas de la cama para reconfortarme antes de arrojarlas fuera de mi increíblemente caliente cuerpo. El corazón me late a un ritmo acelerado en el pecho y noto gotas de sudor en la frente. Respirando con dificultad, me concentro en calmarme.