Nuestro último día como amigos.

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El frío de aquella tarde no era exactamente insoportable, pero sí un poco deprimente para Hyun Jin, en especial por el cielo nublado que lo acompañaba y por la mala noticia que sabía que en algún momento tendría que salir de su boca.

—No puedo creer que estemos aquí —la voz de su mejor amigo lo sacó de sus pensamientos de repente—. ¡Este parque no ha cambiado nada en años!

Volteó a ver al chico que recién había hablado y se quedó perdido por varios segundos. Los latidos de su corazón cambiaron a un ritmo más veloz tras observar cómo a pesar de que el más bajo estaba usando un gorro, su lacio y oscuro cabello se mecía de manera leve gracias al viento, sus ojos brillaban con ilusión, su sonrisa tan linda se extendía cada vez más por sus labios y sus pies se movían con ansias sobre el mismo lugar, sin avanzar, como un cachorro emocionado por salir a jugar.

No había ni una sola cosa en Seung Min que no le pareciera hermosa y ahí estaba su última oportunidad de decírselo frente a frente, pero prefirió convencerse de que el tiempo aún era suficiente para expresar todo lo que quería.

—¿Te gustaría jugar? Ya olvidé casi todos los escondites que usabas cuando éramos pequeños, así que podrías ganar, Seung Minie —le sonrió.

—¡Aww! Es tan tierno que quieras revivir tu infancia —rio un poco y le dio un golpecito sin fuerza a Hyun Jin en el brazo—. Cuenta hasta treinta, ¿está bien?

—No. Contaré hasta veinte —le enseñó la lengua y después cerró los ojos para comenzar a contar en voz alta.

Seung Min se alejó de inmediato para esconderse. Había algo que se sentía inexplicablemente bien al correr entre los juegos de aquel parque lleno de recuerdos, no quería detenerse, pero se concentró en el juego y se escondió detrás de los arbustos que estaban junto al resbaladero. ¡Era uno de los escondites que más usó cuando tenía cinco años! Debido a lo mucho que había crecido con el tiempo, agacharse dejó de bastar, prácticamente se vio obligado a pegar su pecho contra la tierra para quedar fuera de la vista ajena, pero ensuciarse la ropa así estaba valiendo mucho la pena por toda la diversión que experimentaba.

Pasaron entre quince y veinte minutos jugando, corriendo por todo el parque, atrapándose, riendo y recordando cómo era todo en sus vidas cuando no eran más que niños pequeños. Después, Hyun Jin sugirió otro de los muchos juegos que habían disfrutado años atrás.

—¿Qué pasa? ¿Ya te cansaste?

—Sí. Creo que... —El más alto suspiró y se acomodó adecuadamente su chaqueta de mezclilla—. Creo que no aprecié como debí toda esa energía que tuve cuando era joven.

Seung Min no pudo evitar reír al escucharlo.

—Todavía eres joven, bobo —le dijo—. Tenemos veintidós años.

—Bueno, no aprecié esa energía que tuve cuando era MÁS joven. ¿Feliz? —Rio también, acercándose a los columpios—. Ven. Siéntate aquí, te empujaré como cuando te quejabas porque no podías impulsarte tú solo.

Encantado con la idea de revivir más recuerdos agradables, Seung Min se dio prisa y se sentó en el columpio del centro, el que más le gustaba por alguna razón que nunca fue capaz de explicar.

Aún no tenía del todo claro por qué su mejor amigo le había pedido ir a ese parque. Por supuesto que era grato y entretenido estar ahí y recordar lo que habían vivido juntos, pero le parecía extraño hasta cierto punto. ¿Por qué no hacían algo como a lo que ya se habían acostumbrado? Comprar café, caminar por la ciudad, visitar tiendas de antigüedades o de ropa de segunda mano sólo por diversión, comer en algún restaurante que a ambos les gustara, pasar por una librería o ir a la casa de alguno de los dos para hacer tareas pendientes y jugar videojuegos o ver una serie...

Nuestro último día como amigos [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora