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Escuchar el himno mexicano le hizo dudar un poco de su potencial; los apasionados mexicanos estaban hambrientos por una victoria, por su eliminación...en su último mundial.

No era un novato en éste evento, Messi había sido el encargado de hacer muchas jugadas maestras en todos los mundiales a los que había asistido; tomando en cuenta ésto, no era la primera vez que veía al equipo mexicano. Nunca fue cercano con ninguno de los jugadores; claro, entre su equipo había amistades entre miembros del equipo rival, pero a él simplemente nunca le había llamado la atención.

A comparación de los partidos de hace algunos años, muchos de los mexicanos de la selección habían cambiado mucho, a excepción de uno: el único omega en asistir al mundial, Memo Ochoa. Si cabello seguía impecable, pareciera que Ochoa nunca envejecía. Le causaba...cierto miedo; se había puesto al tanto de la jugada de México contra Polonia, y se había percatado de que, cuando el mexicano se lo proponía, podía convertirse en un muro que no dejaría entrar a su portería ni al insecto más pequeño. Era un omega bastante intimidante a primera vista; gritando cuando cualquiera de sus compañeros mexicanos se equivocaba...

"Y éste boludo, ¿qué se cree?"

Pensó Messi, quién ya tenía una meta: bajar de su nube al mexicano.

El partido fue intenso el primer tiempo; a pesar de todos los esfuerzos, y aunque tuvieran la pelota, no podían acercarse ni un poco a la portería tricolor. Sus compañeros no cooperaban mucho, las pocas jugadas que hizo en el primer tiempo, habían sido reprimidas por el equipo de mexicanos.

El segundo tiempo fue intenso; cuando la pelota corrió por sus pies, logró hacer un gol, gol que pensó que Ochoa iba a detener, y vaya que se sorprendió cuando el omega reaccionó al balón bastante tarde.
Pudo ver de reojo la mirada del omega; se le veía ansioso, sin saber qué hacer. El segundo gol lo dejó satisfecho; había logrado derrotar al portero contrario y a su equipo. La hincha argentina había enloquecido, y él...él disfrutó muy poco su celebración cuando notó la mirada triste de Ochoa en el pasto, y a uno de sus compañeros defensas consolando al omega con un apretón de hombros.

¿Ochoa no iba a dedicarle una mirada llena de fiereza? Como todas esas que le dedicaba a sus patriotas cada que bajaban la guardia.

¿Por qué la mirada de Ochoa fue de todo, menos aterradora cuando entró en su campo de visión?

Se veía...hasta triste.

El partido culminó en un jugoso dos-cero, a favor de Argentina. Su equipo no tardó en celebrar; se retiraron a los camerinos, y empezaron a cambiarse.

—¡Estamos dentro!, ¡no debemos preocuparnos hasta ahora!— exclamó uno de los defensas.

—Pa, aún nos falta Polonia.— dijo Messi, aventando con el pie una de las playeras de la selección mexicana que se encontraba en el suelo.— Se esforzaron, pero no pude evitar gozar cuando metí esos dos goles.

La celebración paró ante sus palabras. Sus compañeros lo veían con incredulidad.

—¿Qué pasa, boludos?— preguntó el argentino.

—Lo lamento por Ochoa, le irá mal por ésto...incluso hablamos con el técnico para poder apaciguar las cosas que le hacen si ganabamos, pero sabemos que no será así.

Messi guardó silencio. ¿Qué le podrían hacer al de cabello rizado?, ¿cobrarle la comida del hotel? supo que era algo serio cuando hubo un breve silencio entre todos. Lionel miró la playera verde que estaba en el suelo, y la levantó con cuidado.

¿Por qué su lobo estaba tan curioso por desmantelar todo lo que había detrás del portero rival?

Mientras México estuviera dentro, iba a averiguar todo lo que pasaba con Ochoa.

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⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

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Amor en 90 minutos. (MESSCHOA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora