It's Only Christmas / Reddie

Parte 1: Cuando Derry llama

Navidad, nuevamente una de las épocas más comerciales estaba de regreso, y para Eddie Kaspbrak, una de las más estresantes. La mayoría de los accidentes ocurrían en navidad, así que las aseguradoras brillaban por su arduo trabajo y, para un asesor de riesgos, pulir esas pólizas antes del siguiente cuarto era un trabajo extenuante, ¿qué la gente no podía ser más cuidadosa? Las festividades los cegaban.

El teléfono sonó, irrumpiendo la concentración mientras redacta, un gruñido irritado y contestó-Kaspbrak... si, el mismo... ya veo... ¿ahora? No, claro que no puedo, tengo trabajo, ¿cómo puede creer que voy a... ¿tienen una buena conexión a internet? a diferencia de lo que usted cree, yo si tengo que entregar cosas el 31 de diciembre... si, no, lo entiendo... si, los accidentes son inoportunos... de acuerdo... gracias... supongo- la llamada, más larga de lo que hubiera deseado, no era el principal problema, si no el mensaje que había traído. Por primera vez después de seis horas tomó un descanso, reclinando su silla por completo para tratar de despejarse un poco, la decisión ya estaba tomada, así que sólo restaba ponerse en marcha.

Recogió los documentos que necesitaría, guardó su laptop y todo lo que creyó necesario, yendo directamente a la oficina de su jefe, quien también se encontraba ensimismado en su computadora, seguramente revisando algún reporte sobre las pólizas en turno; aunque la puerta estaba abierta, Eddie tocó antes de entrar para llamar su atención.

-Kaspbrak, ¿sucede algo? -Apenas lo miró, eso no le importó, ya estaba familiarizado y él hacía lo mismo.

-No del todo, al parecer mi madre falleció mientras dormía y su árbol de navidad hizo un corto, el incendio alertó a los vecinos y los bomberos la encontraron-comentó como si se tratara de otro caso, pensar en Sonia Kaspbrak de forma sentimental nunca había sido su fuerte, así que tampoco podía sentir mucho su deceso.

La fuerte noticia sorprendió al contrario, dejando su trabajo para mirar a Eddie, eran adictos al trabajo pero parecía que la época lo había puesto emotivo-Cielos Edward, lo lamento... Espero que haya tenido un buen seguro-Fue lo mejor que pudo decir, y para él, ya eran unas palabras bastantes amables viniendo de su jefe.

-Ese es el problema y por eso estoy aquí... Nunca quiso asegurar algo, así que tengo que ir a arreglar los papeles -no lo dijo, pero su estómago presionó con fuerza al pensar en que incluso muerta, su madre seguía dependiendo enteramente de él y forzándolo a hacer cosas que no quería- salgo esta noche, hay conexión de internet allá, así que trabajaré en línea y las nuevas pólizas estarán redactada en fecha y forma, solo venía a avisar.

El mayor asintió, se preguntó por qué estaba tan tranquilo con la noticia, pero no eran tan cercanos como para cuestionarlo, así que lo mejor que podía hacer era dejarlo ir, después de todo ya estaba trabajando tiempo extra-Los adultos mayores y su falta de confianza en las aseguradoras... mis padres casi fallecen sin un seguro, por suerte hice el papeleo por ellos justo a tiempo-rió sin muchos ánimos, suspirando al ver que Eddie apenas se inmutó, quizá estaba sintiendo más de lo que quería demostrar-Si necesitas tomarte vacaciones, tienes varios periodos acumulados, solo manda un correo a recursos humanos y yo me encargo de lo demás, recuerda que aún tenemos la primera semana de Enero para presentar la nueva póliza...

-La tendrás en tiempo y forma-interrumpió, su jefe ya no dijo nada más, solo asintió-me retiro, debo tomar un tren.

-Felices fiestas Edward.

-Igualmente... -y así se despidió.

El camino a casa fue bastante silencioso, no hubo música, ni siquiera gritos a los pésimos conductores neoyorquinos, un choque lo habría retrasado, ¿era eso lo que quería?

En su departamento en Upper West Side nadie lo esperaba en casa, por ello podía partir sin contratiempos. Al ingresar, el silencio se volvió mayor, el departamento estaba impecable, la encargada de la limpieza acababa de hacer su trabajo, lo notó por la galleta de muñeco de jengibre que le dejó en el comedor, era lo único navideño en todo el pulcro y minimalista lugar. Eddie le arrancó la cabeza de una mordida rumbo a su habitación.