Rosas Teñidas © ||One Shot||

Torpe Castaña

_Sus pies caminan con torpeza y siendo presionados contra el césped húmedo, se embadurnan de lodo y una que otra pequeña piedra raspa sus delicados pies. Su cabello castaño cae como cascada por su espalda; divinas ondas que se mueven con el viento e interrumpiendo su delicado rostro, labios pronunciados hechos de miel, bella, como las rosas que lleva tatuada en su linda espalda, ella es pretenciosa, ella no es nada fácil.

Cuanto daría por tomarla de la mano y sentir el frío tornarse calor, oír su delicada y aguda sonrisa palpitar en mis oídos haciendo que la piel se me erice sin remordimiento...Dudo que eso sea posible.

Su vestido se queda trabado en las ramas de aquel valle donde el sol está oculto y solo la penumbra oscura queda adornándola, su cuerpo en movimiento doma por completo el valle, su piel pálida es visible y su sonrisa aún más. Sus pies no se detienen y mi corazón galopea sin control alguno, control que ahora es de ella, dueña de este latir incesante. A veces siento que puedo oír su respiración o como truena sus dedos por los nervios, cómo muerde sus labios de manera excitante y tierna...Malditos labios. Todo daría por aquella castaña de pasos torpes y sonrisa palpitante.

La noche comienza a caer, y sus pies se vuelven rápidos e igual que su respiración que se ha tornado desnivelada, sus ojos buscan claridad y seguridad pero sus piernas fallan y cae contra todas la ramas llenando su precioso vestido de lodo. Visualiza sus manos y pequeños rasguños le han proporcionado la caída, ella se levanta decidida y con afán sigue su rumbo hacia lo desconocido de aquel valle sin destino alguno.

Su cuerpo comienza a temblar, eso pienso yo. La brisa está helada, dudo que ella tenga frío...Yo si tengo. Quisiera abrazarla en este momento y susurrarle al oído cuánto amo su piel contra la mía.

Suspira haciendo que el aire se vuelva denso y sus ojos brillan en la noche, buscando sin cesar algún lugar...Ven conmigo, preciosa.

Maldice al viento palabras que se esfuman con él, sus ojos arden y las lágrimas toman el protagonismo de ellos, deslizándose por su bello rostro, haciéndole el amor a su cutis de forma perfecta. No llores, eres inocente, yo te amo.

Acerca su antebrazo a su rostro para hacer desaparecer aquellas lágrimas pecaminosas de su rostro de forma brusca y dolorosa, frunce sus labios y con un llanto casi retenido, termina por dejar salir aquellas gotas dolorosas. Apretando sus puños con fuerza, sus piernas se vuelven ágiles y su paso aún más rápido...Tienes que irte.

Los músculos de su espalda se mueven de forma sigilosa y ella se convierte en la chica andante de la noche más oscura.

Recuerdo como si fuera ayer, cuando te reías de mis torpes chistes y de cómo me mirabas, como si me amaras, tal vez corres en la noche porque todavía me amas, tal vez, todo lo que haces es porque me sigues amando, yo quiero seguir pensando eso.

Su cuerpo se detiene en seco desplomándose en la fría tierra. Su vista observa las estrellas y su respiración es exhalada con pesadez.

¿Puedo acostarme a tu lado? Junto a ti...

Quisiera protegerte, asegurarme de que estarás bien y cuidar de ti de forma desinteresada.

No quiero estar aquí, si no es a tu lado, la noche es oscura y tortuosa para mí.

Su vista vislumbra las rosas blancas que rodean el valle, de todos los tamaños, quizás ella no se había dado cuenta de los hermosas que son y que la han estado acompañando durante la penumbra y la noche, siendo silenciosas y hermosas.

Levanta su cuerpo y acomoda su vestido alisándolo lo suficiente, tomando un mechón de su cabello castaño, lo introduce detrás de su oreja impidiéndole escapar. Procede a caminar, la noche ahora es callada y cautelosa, podrían haber otros ojos aparte de los míos mirando... Y es así.

Una sirena de un auto comienza a introducirse con velocidad en el valle, asesinando sin piedad las bellas rosas. La respiración y el corazón de aquella torpe castaña de ojos risueños comienzan a desbocarse, sus piernas corren de inmediato al contrario de aquel carro despiadado.

Trato de llegar a ti, quiero llegar a ti.

¿Puedes oírme? Susurro en su oído, pero ella se inmuta a solo seguir corriendo apartando aquellas ramas que le estorban, sus pies deben de arder.

El dolor por el que he pasado, me hace querer protegerte y extrañarte, lo sé, parezco loco. Pero te quiero a mi lado.

─¡Detente!─Exclama un hombre en el altavoz. Sus pasos se frenan y ella se da la vuelta.

El carro se detiene y salen dos hombres uniformados, sus armas la apuntan sin temor y un sentimiento abrumador me doma por completo.

Vislumbro las pequeñas manos de esa castaña y están bañadas en sangre e igual que su vestido, en una de ellas aprieta una flecha llena de sangre espesa...Mi sangre. Los hombres amenazan y las lágrimas vuelven a entrometerse en su rostro, ella susurra un "Te amo" y procede a clavar con fuerza esa misma flecha en su estómago, la profundiza con desdén haciendo que un gemido de dolor salga de lo más profundo de su ser, sus rodillas caen en el lodo y las rosas tiradas en el suelo se tiñen de rojo carmesí. Su cuerpo termina de yacer en el suelo, mi pequeña castaña...Mi amor.

Los hombres llegan hasta ella, pero mi vista ve otra cosa...Mi cuerpo, está en la tierra y envuelto de rosas bañadas del mismo rojo, ella, la dulce castaña ha hecho de esta noche la más oscura. Quisiera abrazarte y susurrarte al oído que eres inocente, nunca dejaré de amarte. Aún te amo, así hayas teñido aquellas rosas de rojo.

Siento la presencia de ella, volteo a mirar y veo su cuerpo alumbrado por la tenue luz de la luna, ella sonríe hacia mí y con un brazo extendido me indica que camine hacia ella. Mi corazón comienza a latir y a sentirse vivo, de que ella me puede ver y me esté llamando, mis pasos son tomados por el amor y caminan hacia ella con emoción, mi dulce castaña de cabello alborotado, podremos estar juntos de nuevo.

Estoy enamorado de mi propio demonio, cosa que me hace sentir vivo, mi chica de las rosas teñidas.

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