Cuando eres pequeña sueles pensar que cuando cumplas dieciocho años serás mayor, tendrás tu vida resuelta y el amor habrá llamado varias veces a tu puerta. El problema está cuando los cumples y te vuelves a sentir como un niña que imagina sin acertar realmente, cuando tu vida es un completo desastre y el amor ha llamado a tu puerta mientras también se colaba por la ventana. Triángulos. Desde ese día odié a Pitágoras.
Cuando era pequeña solía pensar también que de mayor estaría delgada, que sería todo lo que en ese momento no era, que vencería a todas esas burlas por no gastar la talla de Zara acorde con mis años. Y entonces caí en el agujero negro más destructivo de todos. Lo perdí todo, las ganas de vivir, las uñas, el pelo, la sonrisa, la felicidad. Y lo gané todo también, las ojeras, los cambios de humor, el autodio, el engaño, las mentiras.
¿Quién soy hoy? ¿Qué soy yo?
Un saco de huesos rotos que sólo quiere volver a correr por todos esos caminos que llevan a ti.
Me rompí, me rompí yo sola y a conciencia hasta que todos mis cristales me traicionaron clavándose en mi. Jamás me valió algo tan poco la pena, jamás me arrepentí tanto de algo como de abandonarme.
Pero toda ave fénix es capaz de resurgir de sus cenizas, por eso emprendí el vuelo y huí lejos de todos esos prejuicios que sólo querían acariciar mis huesos por encima de una piel que sobraba. Huí de todo y, entonces, aprendí a correr en mi dirección hasta abrazarme tan fuerte que doliese. Aprendí a quererme y eso me lo debo a mi, por vencer a un mundo que se empeña en intentar que me odie.
Hoy puedo decir que el odio se ha esfumado como el humo de todos los cigarros que susurraban tu nombre. Hoy puedo decir que me he levantado sin heridas en las rodillas, que ya no caigo porque tengo muy claro que el suelo nunca estará a la altura de una persona que sueña. Hoy te digo, a ti, que dejes de llorar mares porque no hay nada más bonito que ver crecer las montañas con una sonrisa.
Cuando era pequeña creía muchas cosas, ahora no creo nada porque prefiero no saber el camino y perderme que seguir las instrucciones que te enseñan a morir por dentro de una forma segura.
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El día que me declaré la guerra.
PoetryA veces todo cambia. A veces lo que creías imposible pasa. A veces tu mayor sueño se convierte en tu peor pesadilla. A veces y sólo a veces queriendo encontrar la paz te declaras la peor guerra de todas; la guerra contra ti misma. Una guerra que va...