Sam Uley

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Estabas en la cocina de la casa de Sam, terminado de fregar los utensilios que habías utilizado para hacerte unos brownies. Mientras fregabas recordabas como era tu vida antes de enterarte de todo esto, lo diferente que hubiera sido...

Cuando Sam te contó que se había imprimado en ti, decidiste mudarte con él, por eso de que era el alfa y tal, te gustó la idea al principio, irte a vivir con tu amor platónico.

Pero, te sentías extraña, es decir, sabías que tu vida iba a dar un giro de 180 grados si aceptabas ser la pareja de Sam Uley, pero no contabas con la dichosa letra pequeña.

Antes de conocerlo, tenías más amigos aparte de la manada, estabas terminando tu tercer año de carrera, incluso trabajabas en una pequeña floristería que te ayudaba a pagarte algunos caprichos. Ahora, te pasabas todos los días cocinando y limpiando. Esto no era lo que querías, nunca cruzó por tu cabeza.

Te sacaste las manos con un trapo dejándolo después en su lugar correspondiente.

Hoy le habías pedido a Sam que no se reunirán en casa, porque querías descansar. Era muy pesado estar en la cocina todo el día todos los días. Suspirastes pesadamente dirigiéndote al salón.

Querías terminar tu carrera universitaria, querías trabajar. No depender de él.

Te sentastes en el sofá y encendistes una lámpara, dejando que fuese la única luz que iluminara la sala. Te cubristes con una manta calentita y te relajastes como hacía tiempo que no hacías.

Querías hablar con Sam. Contarle cómo te sentías. Estabas harta de ser "la impronta del Alfa" o "la mujer de Sam".

No te habías dado cuenta de que habías caído dormida hasta que sentistes unos brazos fuertes y una presencia calentita llevándote a la cama.

- Shhh, no hace falta que despiertes - susurró cerca de tu oído mandado escalofríos por todo tu cuerpo. Dejó un beso en tu frente y siguió su camino a vuestra habitación. Pero querías hablar con él, querías contarle cómo te sentías.

- Espera Sam, quiero hablar. Te intenté esperar, pero obviamente fracasé - Sam os sentó en la cama. Transmitiéndote seguridad, tomó tu mano.

- ¿Qué ocurre? - te recolocaste y te acercastes un poco más a él.

- Últimamente he estado pensando en ciertas cosas - veías cómo intentaba mantenerse sereno, intentando evitar que notaras cómo el nerviosismo comenzaba a hacerse presente - Sam, cuándo me contastes sobre la imprimación y lo importante que era para los dos, no lo vi mal, es más, desde hace tiempo sentía cosas por ti. Me mudé, dejé mi casa y mi familia y vine contigo y con los chicos, y no me malinterpretes ellos son ahora familia para mí - suspirastes - Te quiero, pero no quiero pasarme todos los días en la cocina, dando a todos de comer, limpiando la casa. Sam, quiero continuar mi carrera y, en un futuro, trabajar. No me quiero sentir una mantenida y aunque a ti te dé igual, a mí no. Te lo quiero comentar ahora porque te quiero y sino lo aceptas de esa manera, yo....no podré continuar - lo vistes en silencio parecía meditar lo que acababas de decir - Sam...por favor, di algo - tus ojos comenzaron a picar. Soltastes su mano y eso fue lo que necesitaba pues te miró y te abrazó.

- ¿Desde cuándo te has estado sintiendo así? - recolocastes tu cabeza en el hueco de su cuello.

- Pues....desde hace bastante tiempo...

- ¿Por qué no me lo dijistes antes?

- Tenía miedo de lo que dirías - reforzastes el abrazo - lo escuchastes reír suavemente. Te separó acunando tu rostro entre sus manos.

- ¿Creías que sería capaz de abandonarte? - subistes los hombros en respuesta - Me alegro de que me lo hayas contado, y no pienso dejarte. Eres lo más preciado que tengo en mi vida. Tienes razón, todos hemos dejado un gran peso en tus hombros, sobre todo yo. Debí preguntarte si esto era lo que querías antes de suponer que la respuesta era un sí. Lo siento. Sé que ser impronta no es fácil y más cuando se trata de la del alfa de la manada. Los chicos y yo te agradecemos todos tus esfuerzos por siempre estar cuándo te necesitamos. Cuando hoy les he dicho que necesitabas descansar, todos quieran venir a verte, estaban muy preocupados - sonreistes enternecida - Cariño, no debes pedirme permiso para hacer algo que te haga feliz, quieres estudiar y trabajar, hazlo. Eres mi impronta, pero eso no significa que puede ejercer algún tipo de control sobre ti. Soy consciente de que no lo hemos hecho bien, pero hablaré con los ellos y nos iremos turnando de casa y les haré ayudarte más. Te quiero y sobre cualquier cosa, quiero tu felicidad y ver una sonrisa bien grande cada vez que te vea - a este punto ya estabas llorando. Tapastes tu rostro con tus manos - No llores, mi amor - te abrazó subiéndote a su regazo. Te comenzó a dejar besitos por todas la cara hasta que consiguió que apartaras las manos y comenzarás a reír - Te quiero - dijo en tu oído para luego dejar un suave beso.

- Yo también te quiero - lo mirastes con una gran sonrisa contagiándosela a él también

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- Yo también te quiero - lo mirastes con una gran sonrisa contagiándosela a él también. Juntó vuestros labios en un beso como los otros muchos que os habías dado antes, pero este, este lo sentistes realmente especial.

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Holisss🤗🤗!!!

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Si es así darle a la estrellita⭐, os lo agradecería mucho❤️❤️!!!
Gracias por leer!!!
Chao😊😊😊!!

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