reclamado . messi x ochoa

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Su gesto de tranquilidad se arruina, la calma que había sentido Ochoa segundos antes de entrar al túnel se desvanece como polvo en el viento. Se siente incómodo y extrañamente acalorado como no lo ha estado desde que llegó al país árabe, culpa a Kevin, con quién comparte el cuarto de hotel y está prácticamente destrozando sus nervios con el aire acondicionado a -30° grados, ¿Y por qué no, ya que estamos? A la ajetreada mañana que no le ha dado chance ni a respirar.

Jadea, su visión se nubla fugazmente y el cuello de su camisa rozando le resulta anormalmente incómodo, ha empezado a sudar sin siquiera haber tomado posiciones dentro de la cancha, pero de nuevo, todo es culpa de Kevin.

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No puede concentrarse, el calor no ha hecho más que aumentar desde que pisó el césped, está respirando por la boca, los olores de los Alfas de pronto haciéndose demasiado insoportables como para respirarlos sin hacerle estremecer.

Alfas...

Su vista viaja al más abrumador, Lionel, su olor lo está volviendo loco, no sabe como, pero tiene la firme seguridad de que ese olor a mate, bosque y agua fresca proviene de el que está a varios metros de él. Sus cavilaciones se detienen abruptamente, el diez argentino tiene ahora la pelota y corre directamente a su portería esquivando a los defensas y luciendo ahora, más agresivo, necesita ese gol antes del término del segundo tiempo y Ochoa lo sabe muy bien, se persina por enésima vez.

"SEÑOOOOR, ME HAS MIRADO A LOS OJOOOS"

Muy pronto el alfa está frente a él, respira duramente por la nariz, clavando rápidamente sus ojos en su figura agitada, su semblante luce salvaje y decido, y ochoa teme por ese marcador.

El alfa mira y... sonríe, puta, esa no se la esperaba, dientes blancos y ojos llenos de suficiencia consiguen desempatar el marcador, gol a favor de Argentina. Se ha distraído demasiado, maldita sea, el calor no hace más que empeorar, los gritos de la afición argentina le hacen doler la cabeza, sumado a eso, el Tata lo ve decepcionado desde las bancas y ochoa se siente fatal.

Están celebrando...-se percata sutilmente, su visión está nublada de nuevo. Necesita enfocarse, y rápido, otro jugador avanza rápidamente con la pelota y está vez necesita concentrarse. Sin embargo, algo cálido se desliza entre sus muslos y la impresión golpea al rizado como un tren, el calor, los aromas, la incomodidad solo significan una cosa, si olvidó tomar sus supresores en la mañana, está entrando en celo.

Demonios... Dios, llévame ya.

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El árbitro pita el final del partido, la afición Argentina resuena eufórica desde la gradería, todos aclamando al glorioso diez, los jugadores comienzan a retirarse y ochoa no puede estar más agradecido, las piernas le tiemblan y los jadeos escapaban de su boca sin importar cuanto la cubra, una mirada perfora su nuca, sin embargo, prefiere no voltear, si lo hace, los ojos del alfa argentino le harán derrumbarse junto con su olor.

Espera a que todos sus compañeros alfas abandonen los vestidores antes de entrar, se muerde el labio con incomodidad, su ropa interior está empapada y su cara sonrojada. Se mete debajo del agua y gime cuando siente lo abierto que está. Revisa una última vez a su alrededor deslizando dos dedos dentro de él, la satisfacción inundando su cuerpo cuando empieza a moverlos rápidamente sin razonar, la cara del Alfa argentino aparece tras sus párpados y gime su nombre, lo necesita ahora, quiere llorar por la necesidad, imagina que sus dedos son los de él, del hombre que le ha mirado sin parar durante del partido, que le ha sonreído y se ha acercado a saludarlo en el medio tiempo.

Sus movimientos se aceleran ante el recuerdo, si él estuviera aquí sus manos recorrerían su cuerpo y no haría nada más que susurrarle lo bonito que se ve tomando su nudo, gimiendo por él, rozando sus colmillos en su cuello y presionando sus labios en-

–Omega–gruñe.

Y el mundo de ochoa se viene abajo.

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