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Abrió primero un ojo, inspeccionando el lugar donde se encontraba. Estaba recostado sobre la cama, completamente solo, pero con su perfume aún por el lugar.

Hundió su cara en la almohada y aquel perfume inundó sus fosas nasales, recordándole todo el dolor y las lágrimas que había derrochado en estas últimas horas.

La cama se sentía tan fría, al igual que el resto del lugar.

Aún no era capaz de entender por qué había pasado todo aquello, o como fue que terminaron de esa manera tan abrupta y helada.

Estiró su mano, y tomó su teléfono, prendiendo la pantalla para poder ver la hora. No se sorprendió cuando supo que eran las cuatro de la mañana y él había vuelto a despertar, aun sintiendo el mismo dolor en su pecho.

Desbloqueó el teléfono e inconscientemente digitó un número telefónico, para después acercarlo a su oído mientras sentía que la llamada era conectada. Aquel molesto sonido sonaba y sonaba pero parecía que nadie iba a contestarle y escucharlo, o eso pensó, hasta que una voz ronca habló.

—¿Sí?

Entonces se sorprendió, cayó en cuenta de lo que había hecho y se quedó en silencio.

—¿Hola?

Intentó responder, pero no había manera de que su garganta emitiera sonido alguno.

—Sé que estás ahí, Quackity.

Tragó en seco, sorprendido. Su nombre había sonado tan frío e indiferente, completamente distinto a como sonaba con anterioridad.

—Te extraño, ¿Puedes venir?

Mordió su labio inferior con un poco de fuerza debido al miedo que sintió al pronunciar eso. Fue capaz de escuchar un suspiro por la línea antes de escuchar la respuesta del mayor.

—Quackity, nuestra relación ya se acabó...

—Así que, ¿Ya no nos podemos ver más?

Preguntó, deseando recibir alguna respuesta positiva para él. No le importaba tener que esperar el tiempo que fuera, pero necesitaba verlo nuevamente, aunque fuera por un par de segundos.

—No, no podemos.

—¿Es solo un tiempo sin poder vernos?

—Es para siempre.

Y sintió otra grieta crearse en su corazón, y el dolor que había en este aumentó al mismo tiempo, ahogándolo en aquella horrible sensación de soledad y abandono.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, dejando salir todo el dolor que sentía en ese momento. Una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla e hipó por la falta de aire, tratando de controlarse un poco.

No decía nada, pero tampoco era necesario, o volvería aún más triste el ambiente en el que estaban.

—¿Cómo terminamos así?- Se atrevió a decir, limpiando otra lágrima -Yo te amaba, de verdad lo hacía. ¿Por qué terminamos así?

—Este no es el momento correcto para discutir cosas así.

—¿Entonces cuando lo es?— Preguntó, con algo de molestia —¿Mañana? ¿Cuándo ya no te duela? ¿Cuándo ya no tenga más lágrimas para llorar? ¿Cuándo el orgullo cubra tu corazón?

Un silencio sepulcral fue lo único que obtuvo como respuesta.

—Hace una semana atrás estábamos tan contentos el uno con el otro, abrazándonos y diciendo que nos amábamos más que a cualquier persona. Y míranos ahora, separados sin un motivo claro para hacerlo.

So, it's end? [Luckity​]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora