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Ir a la universidad era una de las cosas más complicadas para Quackity en ese momento.

Cada vez que atravesaba una puerta o doblaba en alguna esquina, existía la posibilidad de encontrarse con él, y no quería eso. Así que, como si su vida dependiera de no ser visto, observaba muy bien sus alrededores para no encontrarse con él en ningún lugar.

Luzu había notado eso, y le entristecía demasiado, pero no diría nada.

De vez en cuando veía a Quackity caminar, observando siempre a su alrededor. Supuso que intentaba evitarlo, y lo confirmó cuando ambos se encontraron en el pasillo, y el menor giró inmediatamente, alejándose de ahí.

Cada vez que recordaba aquello, sentía unas inmensas ganas de llorar.

Ahora se encontraba en alguna parte del campus, bajo la sombra de un árbol mientras intentaba terminar un trabajo. Tenía su computadora portátil en sus piernas y las manos sobre el teclado, pero su mente se encontraba en cualquier parte menos en la realidad.

Se había alejado lo más posible de la gente para poder concentrarse mejor, pero el silencio solo lo ayudaba a recordar las miles de veces en que había estado ahí mismo, pero en compañía del menor. Con Quackity a su alrededor, sus días se llenaban de colores brillantes y llenos de alegría.

Y ahora solo era capaz de ver tonos grises por todos lados.

—¿Qué haces?

Se sobresaltó, giró su rostro y se encontró con Vegetta, sentándose a su lado.

—Termino un trabajo.

—Así veo— Le respondió —El texto es extenso.

Y cuando Vegetta rió levemente, giró su rostro y observó con detalle la pantalla. Una letra en específico se repetía a lo largo de todo el documento, así que se apresuró en borrarla.

Mientras borraba, notó como su amigo apoyaba una bolsa blanca en sus piernas. Se detuvo, y le observó con curiosidad.

—¿Haz comido algo?

—¿Es hora de comer?

Preguntó, mirando la hora por primera vez desde que se había sentado ahí. Se sorprendió completamente, incluso jadeó cuando volvió a revisar la hora para ver si la había visto bien.

Vegetta sacó del interior de la bolsa una botella de jugo y un paquete de galletas.

—Te has descuidado mucho últimamente, si no fuera por mi estarías muerto— Le sonrió —Come esto primero, y después te ayudo a terminar tu trabajo.

—¿De verdad?

—Claro que sí. Por mientras cuéntame de qué trata.

Luzu comenzó a explicar qué era lo que debía hacer, y cómo debía hacerlo. Vegetta le observaba y escuchaba con atención, planeando mentalmente la mejor manera de poder ayudar.

Vegetta últimamente pasaba más tiempo preocupado del bienestar de su mejor amigo. Desde que había terminado la relación con Quackity, Luzu parecía perdido en sus pensamientos la mayoría del tiempo, tanto así que las horas pasaban volando y olvidaba hacer cosas tan básicas como comer o descansar un rato.

Aún recordaba cuando lo recibió en su casa, llevando una pequeña maleta y el rostro rojo de tanto llorar. Se asustó por completo, nunca en los años de amistad que llevaban le había visto tan destrozado como aquella vez, y eso le aterró.

Así que como el buen amigo que era, se sentó a escuchar todo lo que este le contaba, le permitió quedarse con él hasta que se tuviera que ir y le ayudaba en los trabajos. Sabía de sobremanera que estar lejos de Quackity era complicado para él, ya que desde que lo conoció él estaba la mayoría del tiempo junto a su pareja.

So, it's end? [Luckity​]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora