Tsubasa Ozora, un niño de doce años de edad que se aisló del mundo al sentirse culpable del suicidio de su compañera de clase, Sanae Nakazawa, quien en vida estaba enamorada de él. Un día mientras caminaba por la ciudad en la noche, encuentra a un s...
Un chico rapado está subido encima de una piedra, frente al mar. Acaba de derrotar a un monstruo sin ninguna dificultad. Con ese van dos, le quedan tres.
─Si ellos hubieran visto lo que acabo de hacer, les habría cerrado la boca a todos. Soy invencible, y no un inútil como solían decirme...
─¡Eso fue increíble!─ exclama una chica de cabello marrón, atado en una cola de caballo.
─Gracias...
─Yukari. Yukari Nishimoto.
─Yukari. Acabé con ese vecino que le arruinó la vida a tus padres.
─Ahora puedo estar en paz sabiendo que mis padres ya no tendrán problemas con él. Muchas gracias por todo...─ fueron sus últimas palabras antes de desaparecer.
─Bueno, ahora, por el siguiente. Vaya, esta playa es muy bonita.
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Tsubasa va al comedor a desayunar, pero al momento de sentarse en la silla, siente un enorme dolor en la espalda.
─Ay, d-duele─ dice.
─¿Qué te duele, amor?─ le pregunta Natsuko.
─La espalda.
─Tómate un Actrón para que se te alivie, ¿pero cómo pasó eso? ¿Habrás hecho un mal movimiento?
─Quizás, pero no lo sé.
─Ay, Tsuby.
─Buenos días─ Roberto aparece en el comedor, cepillándose los dientes─. ¿Cómo estás, Tsubasa?
─Adolorido, jeje.
─¿Por jugar mucho al fútbol y haberte golpeado en la espalda o algo?
─No he jugado mucho al fútbol, pero puede ser esa la razón.
Está mintiendo, no pueden saber que está luchando con monstruos en sus sueños y que sus heridas en ese mundo también lo afectan en este mundo. No lo dejarían dormir jamás.
─Bueno, si te duele mucho, tómate el Actrón como te dije, y no hagas mucho esfuerzo, reposa en tu cama un rato hasta que se te vaya el dolor.
─E-está bien. Termino de desayunar y voy para allá─ toma el vaso de jugo de naranja y bebe de él, también tiene unos panqueques de avena con fresas y moras azules para el desayuno.
─Tsubasa, me preocupas, hijo─ piensa Natsuko─, primero se sentía tan mal consigo mismo que no podía salir de su habitación, y ahora le duele el cuerpo, y no creo que sea por el fútbol. Si esto sigue así, tendré que llamar a un psicólogo para que estudie su comportamiento y sus sentimientos.
Una vez acabó de comer, Tsubasa fue a su cuarto a hablar con Wakabayashi por mensaje y contarle lo que estaba pasando.