¿Comienzo?

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Agustin jamás lo esperó, a sus veinticinco años pocas fueron las veces en las que una persona lo descoloco tanto como Marcos en tres semanas. Su pequeño entendimiento al quedar nominados los llevo a desarrollar un vínculo de amistad más que del juego, aunque algo le hacía ruido y una pequeña voz en su cabeza le pedia que se mantuviera analítico y enfocado en su objetivo no podia ignorar los sentimientos que estaba teniendo por el salteño. Entendía a todas las chicas que lo miraban como babosas, hasta a Julieta que vivia proclamando amor incondicional a su novio se le iban los ojos cuando el primo ejercitaba sin remera. Y en esa situación se encontraba, contemplando desde la cocina como Marcos levantaba pesas, cuando se dio cuenta que le devolvian la mirada la desvío y continuo hacia el fregadero para limpiar su plato y taza.
"Soy un boludo, no me puedo regalar así" pensaba internamente mientras enjuagaba sus cosas, tan inmerso en el pensamiento que no se dio cuenta que el protagonista de los mismos estaba parado detrás suyo.
-Primooo ¿cómo amaneció hoy?- dijo Marcos mientras golpeaba su espalda
-Mas tranquilo, puedo volver a respirar un poco, por un momento pensé que me iba y me hubiera dolido perderme tus sesiones de entrenamiento- Agustín se dio un golpe mental, no penso lo que dijo.
-Y bueno primo, si construye el habito de entrenamiento por más  de un mes después lo termina adquiriendo.

Iba a responder, menos mal su comentario no fue entendido como tal, pero al comenzar a registrar movimiento en la casa decidió asentir y terminar la conversación. Una parte de él queria seguir hablando con Marcos y la otra sabia que en estos momentos no le convenía arrastrarlo a la peste que significaba simpatizar con él. Toda su adolescencia fue marginado por sus gustos otakus y frikis, estaba acostumbrado a recibir odio por parecer débil,  no queria que alguien noble como su compañero sufriera esos tratos entonces preferia dejarlo al márgen.  Se alejo para sentarse en los sillones de afuera mientras Marcos se preparaba un té.

Estaba feliz, estaba tranquilo y no habia mentido cuando dijo que podia respirar,  pero sabia que tenia los dias contados. Seguramente Lucila lo tenia en la mira y necesitaba ser fuerte, un error y se iba a ganar el odio de todos. Otra semana de fingir no existir, en el afuera esto se iba a ver como una estrategia, no paso casi 2 meses  estudiando temporada por temporada del programa para no notar como funcionaba el juego y que los marginados siempre llegaban a la final, pero habia que tener aguante para no empezar a cuestionarte por los comentarios de los demás.
-No Agustín, no pensemos en eso- murmura.
-¿Pensar en qué diablito?- preguntó Coti sentandose junto a él.
-El afuera, el pasado...
-¿Crees que me odien por lo que hice? Tengo miedo que la gente piense que soy desleal y mala.
-Estas jugando, no te culpo por lo que pasó...elegí callarme, ser la carnada es lo que mejor me sale.
-Ya se Agus pero...- Rápidamente termino la conversación cuando el conejo salio a buscarla.
-Eu coti ¿queres desayunar huevito? Vamos adentro.
Coti siguió al conejo y volvio a quedarse solo, pero pudo escuchar la advertencia de Alexis " que no te vean con el o sos la proxima en irte" Y eso fue todo, oficialmente iba a estar en placa otra semana más, miró una cámara y le pidió a la gente que lo bancara, el iba a ser fuerte si seguian eligiendolo.
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Marcos no era tonto, lo empezo a notar. Agustín ya no le hablaba, no generaba conversación ni juegos para pasar el rato, no volvió a entrenar pese a decir que le gustaba. Dejó de discutir, cuando acotaba o decia algo era porque expresamente se lo preguntaban, ni siquiera volvió a tirar sus puteadas y latiguillos que a veces le parecian mucho. Notaba las señales porque las vivió, la depresión era una sombra que succionaba lo luminoso y poco a poco fue comiendo el brillo de esos ojos color cielo.
No pensaba encontrar un vínculo verdadero en esa casa, el día que se anoto lo hizo en joda, porque sus familiares y amigos hicieron una apuesta. Fue una sorpresa el llamado y fue una sorpresa encontrarse viviendo con diecisiete desconocidos, queria jugar sanamente, ver hasta donde llegaba y sí sus amigos tendrían razón al decir que iba a ser el primero en salir por su carácter planta como le decían.
Nadie conocía su estrategia, como un hombre de ring solo se tenia a él mismo para ganar la pelea y asi iba a ser, hasta que conoció a Agus.
No creyó safar de la placa como lo hizo, mucho menos simpatizar con una persona de carácter tan antagónico, pero el primo poco a poco se lo fue ganando. Comenzo con las bromas de ser nominados, termino en las pequeñas charlas profundas sobre sueños. Sabía que no podia fiarse de nadie pero lo sentía sincero y a pesar de las cosas que no le gustaban, tenian mucho más en común que con el resto.
Al volver al presente, otra vez notó como Agustín volvia a poner la misma excusa para no cenar mientras se acostaba.
-No primo, no podes perderte la comida- dijo medio enojado.
-Me duele la cabeza,  voy a dormir un rato y...
- Y nada Agustín-era la primera vez que lo llamaba por nombre completo levantando el tono- te esta doliendo la cabeza porque no estas comiendo bien.
- Perdón- la voz de Agustín se volvió dura- no sabía que ahora eras mi mamá o Cata para tambien andar controlandome las comidas, dejalo así.
Marcos sintió una opresión en el pecho, los signos se estaban volviendo mas claros para él.
-Agus, si esto te está lastimando ponele un freno- trato de expresar sinceridad en sus ojos- no puede seguir así, este juego no es...-Una carcajada de Agustín lo interrumpió.
-No soy tan frágil primo, las viví peores, Thiago no es el único que tuvo una vida difícil- la media sonrisa de Agustín y su resignación lo estaban enojando, necesitaba respirar, se levanto y salió a tomar aire.
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Cuando Marcos salió del cuarto se resignó, tanto hablar de estrategia y boludeces, tanto llenarse la boca para ser doblegado otra vez por el acoso.
Miró a una cámara, se tildó, sabia que seguramente estaba poniendo otra vez esa cara de psicópata como le escucho algunos decir a la pasada, no iba a llorar...entendía. Sin querer habia escuchado la conversación que tuvieron Juli, Dani, Thiago y Marcos esa tarde en donde le sacaron el cuero, le dolió escuchar a Julieta aconsejando a la única persona que creia su amigo que lo deje de tratar, pero más le dolio el silencio que le siguió.  Se terminó yendo hacia el patio enojado, ni 24hs habian pasado desde que Marcos le dijo que no estaba solo si estaba él, en definitiva no tenia aliados en esa casa y mucho menos alguien que lo apreciara de verdad.

Lo que sangra [MARGUS] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora