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El siguiente texto contiene escenas fuertes, se recomienda discreción.
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Cuando por fin el kraken les dijo adiós a todos los del barco, los pasajeros disfrutaron del viaje a cuenta de todo lo que Abraham les había hecho.

Así que todos disfrutaron de las instalaciones.
Ahora el ambiente se sentía distinto.

A los ojos de la capitana su mundo en que su bisabuelo la había sumergido, había cambiado.
La repulsión de antes había desaparecido y empezó a verlos como un mundo nuevo que descubrir.
Y allí estaba viéndolos desde la cabina de control. Por ese cristal.
Un hombre-pez se acerca a ella.

— capitana... ¡capitana! Llegaremos pronto a la Gran Isla desierta. ¿Haremos escala o nos iremos directo al triángulo de las Bermudas? —

Ella se le quedó mirando sin decir nada, y entonces vio que siempre estuvo conviviendo con muchos monstruos hechos por su bisabuelo. Hasta que salió de sus pensamientos.

— te lo dejo a tu criterio... vale. — y le sonrió. Se agachó y en un acto distinto lo abrazó, él solo se sorprendió por tal acto. Al igual que todos los que estaban en la cabina. — te dejaré a cargo el día de hoy. ¿Puedes suplirme por un día? —

— claro señorita Ericka. —

Ericka le agradeció y se fue a su camarote.

En los alto parlantes se escuchaba.
— Estimados pasajeros, en unos minutos llegaremos a la Gran Isla Desierta. Nos quedaremos día y medio. El restaurante estará dando el bufett en cortesía por los inconvenientes en la Atlántida. ¡Que se diviertan! —

La mayoría festejó por la idea de tener bufett gratis y más Frank.
Ahora, a diferencia de la primera vez, la mayoría había bajado.

— papá, ¿vendrás con nosotros al bufett? — le pregunta Mavis.

— claro tarantulita. Solo déjame ir con la capitana un momento y al rato los alcanzo. — ya se iba pero detuvo sus pasos. — no dejes que tu tío Frank se acabe el bufett. — sentenció con su dedo.

Mavis rio escondiendo su risita con su mano y afirmó ante lo que su padre le dijo.

— ¡nos vemos en el bufett entonces papá! — se despide y va a donde su familia.

Ericka estaba recostada en su cama, miraba el techo blanco mientras navegaba en sus pensamientos que eran un torbellino.

— ¿como pudo pasar? ¿Encerio el conde me cautivo de tal manera? La primera vez que lo vi fue después de presentarme con todos los pasajeros. Luego lo observé y no sentí nada al verlo. Luego intenté matarlo antes de llegar al Volcán Submarino; ahí tampoco sentí nada. Después lo seguí cuando buceaban todos y lo vi con su... familia. — la última palabra la dijo mientras un clic hizo en su cabeza.

Se había dado cuenta que esa fue la primera vez que lo vio diferente.

— ok. Esa sería la primera vez. Pero no creo que con eso me haya enamorado. — se sobó el puente de la nariz y siguió repasando lo que había hecho. — luego de eso fuimos a la cantina, intenté matarlo con ajo. Quien diría que el ajo no les afecta... ¿entonces de donde habrá salido ese rumor tan estupido? —

Dejó de lado aquella ultima pregunta y continuó divagando en sus pensamientos y hablando para sí misma.

— después del incidente del gas, lo que él me dijo... esas palabras, creo que esa podría considerarse como la segunda vez. Y al parecer quise besarlo. ¡Besarlo! — dice sorprendida y se tapa la cara con una almohada y ahoga un grito de adolescente.

DESPUÉS DE ATLANTISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora