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Capítulo 13, Parte II:
Lágrimas de invierno.

Levantaba la cabeza, miraba al cielo
y ya tenía claro lo que sentía por ti.

Pero, por alguna razón, cuanto más me acercaba a ti, más caía en la cuenta de que estábamos bajo el mismo cielo.


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Condujo a un ritmo considerablemente lento, teniendo en cuenta que las preguntas de Choi Leah acribillaban su oído y le restaban la poca atención que a duras penas ponía en la vía. Lee Jeno hacía gestos muy marcados en ocasiones, con un evidente rechazo a todas las anécdotas que ella se dispuso a contarle a su amiga sin ningún problema. Y aunque hubo unas cuantas de estas que se ganaban un silencio incómodo que gritaba lo apenada que la chica se sentía por ella, también pudo escucharla reír cuando intentó aminorar el ambiente al decir un chiste que disfrazaba su desgracia con falso optimismo.

-¿Eso quiere decir que son ricos?

Ella iba entre los dos asientos delanteros, irrespetando por completo las leyes de seguridad de tránsito e importándole un comino el espacio personal que alguna vez pudo haber creído tener Lee Jeno. Tampoco parecía asustada de la velocidad en la que iba el Maserati, volando por las curvas cerradas que les acercaban a la zona rural.

-Era -Le corrigió con un encogimiento de hombros, Leah chasqueó con hastío su lengua en respuesta-. Lee Jeno sigue siéndolo.

Su hermano suspiró extenso y sonoro en el asiento de copiloto, probablemente cansado que la conversación apuntase a él:-Oh, ¿es así, Jeno-ssi? Ahora sé tres cosas sobre ti -Y hubo ilusión en la manera en que dijo aquello, como si desease que fuesen más cercanos. El nombrado alzó sus cejas, con confusión-. Lee Jeno. Chico de perros, Samoyedo. Rico. -Enumeró cada una, subiendo sus dedos para que le sirviesen como apuntes. Miranda estalló en una carcajada.

-21 años. -Dijo él en voz baja, con la intención de agregar algo más a la lista de Lily.

-¿Uh?, ¿21 años? -Él agitó su cabeza en un asentimiento fugaz-, bien, ahora sé cuatro cosas sobre ti, Jeno-ssi.

Miranda les miraba extrañada y con atención, conteniéndose la sonrisa radiante que tenía para darles. Hacía años que no encontraba a su hermano tan cómodo junto a una chica que no fuese ella misma. Lee Jeno era reservado, tan retraído que, en incontables ocasiones, llegó a dudar si sentía gusto real por las personas que lo rodeaban. En cuanto él entró en la pubertad, simplemente tuvo intereses diferentes, muy avocado a los deportes que le obligaban a practicar y enfocado en sus pasiones artísticas como para obserquiarle su limitado tiempo a alguien más aparte de sus amigos.

El menor de sus hermanos se convirtió en alguien más frío al perder a su mejor amigo, y todo debido al haberse enamorado de la misma chica. Desde ese entonces, el pelinegro no había podido volver a ser el mismo.

-Te he dicho un par de cosas sobre mí. -Le escuchó decirle a su amiga en un leve tono de reclamo en cuanto ella aparcaba el Maserati cercano a la rotonda de piedra que les daba la bienvenida al conjunto cerrado que los vio crecer.

A sus espaldas, Lily observaba detenidamente la imponente fachada en un silencio que era preocupante. Era la primera vez que la veía sin una palabra a punto de salir de sus labios. Lucía desconcertada, al punto de volver su rostro en una expresión abrumadora que Miranda temió porque su amiga no pudiese digerir bien todo el montón de información que vomitó en el camino a la casa de su familia.

-Santa mierda, no son ricos... -Es lo único que murmuró en un tono preocupante. Jeno había salido del auto para permitirle bajar, extendiéndole una mano amablemente para ayudarle a salir del asiento trasero del auto. Sin embargo, Lily le estudiaba con sumo cuidado, llena de recelo. Miranda resopló con miedo, esperando que su amiga saliese de su pequeño trance-. Son jodidamente millonarios, ¿qué demo-

𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora