V. 𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐏𝐀𝐑𝐄𝐂𝐈𝐃𝐎𝐒...

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Una vez Kira volvió a estar sobrio, les dijo a los muchachos de ir al cementerio, donde descansan todos los cuerpos de los niños que se suicidaron.

─¿Quiere que vayamos al cementerio en la noche con todos los peligros que puede haber?─ le preguntó Ishizaki─¡Ni loco!

─Por favor, sólo es para explicarles algo.

─Pero...

─Ishizaki, si te pasa algo yo pago tu seguro médico, recuerda que soy millonario─ le dijo Genzo.

─Ay, sí, ajá.

Los cuatro caminaron juntos al cementerio que queda a unas pocas cuadras de la casa. Hay que tomar un camino de tierra para ir hacia allá, donde no hay ni una persona a cargo. 

Al llegar, se encuentran con montones de tumbas.

─S-son demasiadas─ dice Tsubasa, un poco asustado.

─Sí, y la gran mayoría son de niños menores de quince años, más específicamente de doce.

─Qué horror...

─Esta noche no duermo─ dice Ishizaki.

─Escuchen, casi todos los niños que salvan ustedes, por no decir el noventa y nueve por ciento, son de la edad de doce años, puede haber alguno más joven o alguno más grande, pero el punto es que unos niños pre-adolescentes se suicidan así nada más, ¿no les parece alarmante?

─Pues claro, y más porque nosotros también entramos en ese rango de edad─ responde Wakabayashi.

─Por eso mismo deben luchar sin sentir ningún tipo de culpa, remordimiento o cualquier sentimiento negativo, porque ustedes podrían terminar suicidándose también.

─Igual que Misugi...─ piensa Tsubasa.

─Una pregunta, señor Kira, ¿usted es el que creó las Wonder Balls, no?─ le pregunta Ishizaki.

─Así es. Los hice con el propósito de contrarrestar la maldición de los suicidios. 

─¿C-cómo los hace? ¿Es algún tipo de magia o algo así?

─No puedo revelar ese secreto─ sonríe con los dientes y pone un dedo anular frente a su boca, como pidiendo silencio, a la vez que guiña un ojo.

Ishizaki le echa la lengua.

─Este viejo no está tan chiflado como parece, ¿eh, Tsubasa?─ le dice el oji-verde al azabache.

─Jaja, sí.

─¡No me hagas pegarte en la cabeza con mi pala de sepulturero, Wakabayashi!

─Vaya, hasta que al fin pronuncias bien mi apellido, viejo.

─Espera... ¿cómo que sepulturero?─ preguntan Tsubasa e Ishizaki con asombro.

─No me diga que...

─Exacto, yo soy el sepulturero de este cementerio─ tomando su pala con orgullo─, por eso tengo tanta conexión con los niños que se suicidaron.

─A...

─Pues tiene sentido en parte, pero lo que no me cierra es que sea capaz de crear unas pelotas con textura de huevo, que rompes para que salgan las almas de los niños muertos de ellas, también las pastillas para entrar al lugar donde murieron nuestros amigos, pero en el mundo de los sueños... Todo esto no tiene sentido─ opina Ishizaki.

─Sé que es confuso, pero les juro que necesito que lo hagan por el bien de la ciudad, y por el de ustedes.

─No dejaremos de hacerlo, señor, principalmente yo. Esta misión es de gran ayuda para mí─ dice el oji-verde.

𝗟𝗔 𝗖𝗜𝗨𝗗𝗔𝗗 𝗗𝗘 𝗟𝗢𝗦 𝗦𝗨𝗜𝗖𝗜𝗗𝗔𝗦 ❱ Capitán Tsubasa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora