Darya solía ponerse nerviosa cuando se trataba de llegar de sorpresa a casa de Eamon, ya que ella sabía que para él ese era su único refugio y su lugar más privado. No le gustaba no tener una forma de avisarle previamente cuando se encontraba en camino, puesto que en su casa no había teléfono. Aunque confiaba en él, no podía evitar temer descubrir algo que no debería o llegar en un momento en el que no pudiera recibirle. Sin embargo, de alguna manera, esta situación también le resultaba atractiva y romántica, ya que le encantaba saber que podía aparecer en cualquier momento y confiar en que sería recibida con los brazos abiertos.
Mientras se dirigía a su casa, notó que la calle se encontraba llena de lodo, se aseguró de rodearlo, y no pudo evitar pensar en el pequeño accidente hace un par de horas atrás, realmente la había pasado muy mal aquella tarde intentando lavar los restos de tierra de su piel. Por seguridad, los Blue solo podían utilizar pocas cantidades de agua durante sus baños. Para ellos, el agua quemaba, así que normalmente cuando había un accidente como caer entre plantas o tierra mojada, ella usaba pedazos humedecidos de tela para limpiar su piel e intentar no morir en el intento.
No podía evitar pensar que el suyo era uno de los dones más peligrosos que podía existir, además de los Grays, claramente. Se decía que en el pasado, cuando los Grays intentaban desarrollar una nueva habilidad, estos hacían uso de su ingenio, por lo tanto, usaban su don. Tal cosa iba totalmente en contra de la maldición, por lo cual poco después de que la maldición se había dictado, estos se habían extinguido. La bruja Chiemi realmente había sabido desde dónde herir al consejo, que ahora se conformaba únicamente de otros dones. Darya siempre fantaseaba, imaginando que si fuese una Yellow, solo tendría que evitar curar personas, eran quienes lo tenían más fácil.
Al llegar al lugar, decidió dejar de quejarse de su existencia por un rato y tocar la puerta. La entrada de la casa de Eamon era realmente oscura, ya que no podía costear el cableado de electricidad, así que al caer el sol, su pequeña casa solo se iluminaba desde el interior con algunas velas. No había abierto la puerta aún, pero Darya podía observar la tenue luz reflejada en una de las ventanas, haciéndole saber que él estaba ahí.
Como pudo, tocó la puerta de nuevo, intentando no soltar la cacerola que traía en las manos, le había traído algo de comer para la cena. Aunque ella había tenido un día muy difícil, quería que al menos algo saliera bien ese día y brindarle ayuda a Eamon era una de las cosas que daban sentido a su vida. Al segundo toque, Eamon salió rápidamente a ver quién era, asomándose por la ventana y regalándole una gran sonrisa antes de abrirle la puerta.
Cuando la abrió, inmediatamente la rodeó con sus brazos. Eso era todo lo que ella necesitaba, sabía que Eamon no tenía mucho para ofrecerle, era algo que su padre le recordaba diariamente, pero ella estaba dispuesta a que salieran adelante juntos. Su casa era un estudio de una sola habitación, en ella misma se encontraban la estufa, el área del sillón servía como sala de estar y comedor, y en una esquina se encontraba su cama. Era poco, pero al recordar cómo estaba antes, realmente había mejorado.
—Hola, cielito mío —Eamon la saludó afectuosamente mientras la abrazaba con un poco más de fuerza, antes de soltarla e invitarla a entrar, afuera hacía mucho frío.
—Te traje la cena, aún está caliente —le dijo ella entregándole la cacerola.
Eamon expresó su agradecimiento y depositó un beso en la frente de Darya. Observando su apariencia esa noche, le recordaba que siempre había pensado que Darya, rodeada de su cabello azul oscuro, parecía una estrella, lo cual explicaba por qué le gustaba llamarla «cielo».
Ambos caminaron por la estancia juntos. Él se sentó en el único sillón que había en el lugar, cruzando las piernas para poder apoyar la cacerola en ellas y la invitó a sentarse también. En el sillón se encontraba una manta y a su lado, en el suelo, un libro viejo que permanecía abierto, Darya supuso que seguro eso era lo que había mantenido a Eamon distraído mientras ella tocaba la puerta.
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Búscame en el agua.
FantasyMuchos sueñan con tener algún poder, y en este mundo, la naturaleza otorga dones al nacer, haciéndote capaz de controlar alguno de sus elementos. Un día, una maldición sombría cae sobre el pueblo, transformando los dones de la población en una amena...