¿Cómo cortejar a un Chico en los 80?

III. Cita doble

Will y Annabeth estaban siguiendo al objetivo, de forma sigilosa, como ninjas saltando de árbol en árbol, corriendo de arbusto en arbusto. Utilizando las sombras a su favor. La luz del sol para distraer y encandilar los ojos. ¡Siendo veloces como guepardos, discretos como el vuelo de un búho, valientes como guerreros espartanos que enfrentarán su más grande batalla! ¡Nadie podría verlos si ellos no querían ser vistos!

De repente, Nico se detuvo a mitad del camino, y giró su cabeza exactamente dónde Will y Annabeth se habían agachado rápidamente.

—¿Hasta cuándo vas a seguirme? —lanzó Nico di Angelo en voz alta, de forma muy casual—. Ya está empezando a fastidiarme.

Escondidos detrás de un cartel publicitario de Coca Cola, en donde la mitad de sus piernas se veían perfectamente en contra de sus deseos de pasar desapercibidos, Annabeth Chase y Will Solace sintieron un escalofrío y luego se miraron nerviosos, sin saber que hacer a continuación. Will había decidido que hoy sería, finalmente, el día que confesaría sus más bonitos y delicados sentimientos enfrente del chico que le gustaba. En caso de triunfar, iba a proceder a invitarlo a una cita. Si fracasaba, Annabeth, su mejor amiga, activaría el plan de "Salvar la dignidad", y saldría de su escondite para gritar que todo había sido solo una apuesta.

—¡Já! ¡Caíste! —un movimiento de pelo y hombros súper genial después—. ¡¿En serio creíste que una persona de mi guapura te invitaría a salir?! ¡JA, JA, JA!

Luego irían al boliche más cercano donde Will descargaría su despecho sobre los bolos y después terminaría en su casa para llorar en una esquina de su habitación en posición fetal mientras engordaba con pizza y helado hasta que le diera diarrea.

Todo había ocurrido así. Primero dijo: ¡Se lo diré en el recreo! Pero vio que Nico estaba acompañado de sus amigos emos, así que sintió que no era un buen momento para destruir todo ese ambiente de oscuridad y rock. La segunda vez dijo: ¡Se lo diré cuando terminen las clases! Pero entonces había demasiada gente a su alrededor mientras salían por las puertas del Instituto, así que finalmente dijo: ¡Se lo diré en el camino! Ya que afortunadamente, Nico tomaba el camino a pie hasta su casa, y aún mejor, lo hacía completamente solo. ¡Como una presa fácil! Esperando a ser abordada por un poderoso e imponente león.

¡El león soy yo!

Sin embargo, los minutos comenzaron a alargarse mientras la paciencia de Annabeth se acortaba y Will estaba cerca de un PCR. ¡No era un león! ¡Era un gatito asustado frente a un Doberman!

Ay, Elvis, ¡por favor ilumíname!

—Si no sales ahora mismo, me iré —volvió a hablar Nico, pero esta vez, con un atisbo de irritación pintando sus palabras—. Odio estar debajo del sol mucho tiempo.

—¡Es tu oportunidad, Will! —siseó Annabeth en su dirección, con sus ojos grises llenos de determinación para infundirle valor—. ¡Ve y háblale!, ¡ya! ¡Hazlo por todos los gays del mundo! ¡Demuéstrales que el amor homosexual también puede triunfar sobre el amor heteronormativo de la sociedad retrógada y machista de los sesenta! ¡Hazlo, Will! ¡Hazlo!

—¡Espera!, ¡no sé qué decir! ¡Tengo la mente en blanco! —Will se apretó las mejillas con las palmas de las manos, parecía haberse convertido en un fantasma de tan pálido que se había puesto su rostro, resaltando sus pecas y sus ojos azules, que ahora brillaban intensamente por las lágrimas de desesperación que apenas contenía—. ¡Ay, no puedo! ¡No!, ¿sabes qué? Aborto la misión. ¡Aborta la misión! ¡Prefiero seguir en el closet con el corazón intacto yo...!

Sintió una patada en el trasero. Casi se cayó de bruces, pero se tropezó hasta detenerse con las manos a la altura de sus caderas para restablecer su equilibrio. La buena noticia: No se había caído patéticamente delante de su crush. La mala: ahora estaba delante de su crush.