ºCapitulo 06º

465 50 8
                                    

Esos ojos color sol brillaban con intensidad al verla, apreciarla de esa forma le hacía irradiar luz como si de un ángel descendiendo a la tierra se tratara. Así era como Megami lo veía él, al chico que se le hacía tan indefenso e inocente, pero que en una situación como está ya no lo era tanto. Itadori podía admirarla todo el día si por el fuera posible, pero justo aquí y ahora quería apreciarla de una manera distinta a la habitual. Quería verla consumida por la lujuria, exclamando su nombre pidiendo más, buscando el aire entre sus labios para volver a besarlo y sujetando con fuerzas las sabanas mientras él le daba todo de sí.

—No creo que sea buena idea Yuji— Palabras que no fueron oídas ni por un instante, por qué por más que ella quisiera negarse él no se detendría. Algo de eso le parecía tan familiar y como no serlo si el alma del rey dentro de él se mezclaba con la esencia de Yuji Itadori.

Los besos del pelirosa comenzaron a ser más peligrosos cuando los bajo lentamente hacia su cuello, besos húmedos e inexpertos pero llenos de malas intenciones. Mientras tanto sus manos jugueteaban en su cintura y acariciaban sus piernas descubiertas, tocándola con tal delicadeza que parecía que pedía permiso al hacerlo, la maldición sonrió levemente recordando que el chico aún no había tenido la experiencia de una primera vez, pues la que pudo haber Sido no era su alma quien controlaba su cuerpo.

—Tú no entraste a esta habitación con la intención de llegar a esto— Susurro la mujer sacando al pelirosa de su trance.

—Un poco sí… pero también necesitó información— se detuvo por unos segundos mientras nuevamente se aferraba a ella como si no quisiera que ella escapara en ninguna circunstancia.

—Entonces habla.

—Necesitó encontrar a alguien a quien apodan “Ángel”— las manos del pelirosa continuaron su recorrido por el cuerpo de la maldición, quien mientras era acariciada dejaba suaves rastros de besos sobre su cuello y barbilla, provocando un temblor en el cuerpo del chico quien de vez en cuando gruñía desde su pecho exigiendo más.

—No puedo ayudarte con eso, pero sé quien puede— La mujer continua con sus rastros de besos hasta llegar al lóbulo de su oreja, la mordisqueo levemente, causando el glorioso sonido de un gemido de Itadori, quien tembló una vez más y sintió un escalofrío recorrer su espalda, mientras apretaba los muslos de la mujer quien lo provocaba.

—Sinceramente… En este momento… No me interesa— el pelirosa mordisqueo su clavícula y recorrió con sus besos su cuello hasta llegar a su boca, boca que lo esperaba con paciencia para ser poseída por él. El dulzor de su lengua combinada con el fuerte sabor a alcohol lo hizo estremecer, su lengua recorrió casa uno de los rincones de su boca mientras ella lo recibía con gusto.

Su mano continuó acariciando sus piernas y de un momento a otro, el chico la cargaba en sus caderas, mientras gruñía y apretaba sus muslos con fuerza masajeándolos al mismo tiempo. Finalmente, se separaron levemente, simplemente para poder admirar un poco más a los ojos y poder oír la voz enronquecida del pelirosa que parecía demandar respuestas rápidas.

—¿Dónde quieres hacerlo?— una pregunta que la sorprendió levemente proviniendo de él, no se imaginaba de esta forma al chico. Sin embargo, no dijo más, le gustaba esa faceta de él, así que simplemente chasqueo los dedos quedando frente a la cama que alguna vez compartió con el rey de las maldiciones, cama que no había vuelto a tocar desde hace ya tanto tiempo. Está era su manera de liberarse finalmente de él.

Yuji la recostó con cuidado sin dejar de besarla y teniendo cuidado de no aplastarla, se veía tan jodidamente bien desde este ángulo, con las mejillas levemente sonrojadas, el sudor cubriendo muy levemente su cuerpo y con una cara de inocencia que no se podía creer. Lentamente continuo besando su rostro bajando hacia su cuello dejando leves marcas en él, él quería que todos supieran que ella era solo suya y alguna vez había escuchado que las parejas hacían esto al momento de la intimidad, ella parecía disfrutarlo y la verdad a él le había encantado tal cosa. Siguió el recorrido de sus besos hasta llegar a sus pechos, lentamente los descubrió desatando aquel Kimono y abriéndolo de un golpe, se alejó un poco para poder admirarla y recordarla de esta forma siempre que pudiera. Algo que le jugó bastante en contra, La mujer debajo de él se cubrió el rostro sonrojado, mientras él la admiraba completamente sonrojado y con la respiración más agitada que nunca, quería sentir su piel, quería sentir su calor, quería sentirla de todas las maneras posibles. Ella era su primera vez, si primera experiencia y quería saber cómo se sentía cada aparte del procedimiento. Ella era su pequeño juguete en ese momento.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 01, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El dolor de un Rey Maldito •Ryōmen Sukuna/Yuji Itadori• [Segunda temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora