Capítulo 9

38 4 13
                                    

—Moira, esos acordes abiertos son imposibles de distorsionar —se quejó Lenon, aunque sus palabras habían salido alteradas junto a un bostezo.

—No esperaba tocarlos con distorsión —expliqué.

—¡¿Qué?! —exclamó Sterling— A ver si entiendo, ¿ahora estamos componiendo canciones para radio Disney?

—De ninguna manera —se negó Jolly.

Esa era la reacción exacta que esperaba por parte de ellos y, aun así, me exasperaba. Resoplé ante sus protestas, centrándome en la pantalla de mi celular que en ese momento se dividía en cuatro secciones. Un marco exhibía la sonrisa perezosa de Lenon. Otro, el ceño fruncido de Sterling. El rincón derecho pertenecía a Jolly, aunque ella estaba lejos del foco y lo que predominaba a la vista eran los dibujos de colores brillantes enmarcados en las paredes negras del salón de tatuajes donde trabajaba.

—Es estratégico —continué defendiendo la canción— Tiene una estructura simple. Será pegadiza, el público la aprenderá rápido y estaremos sonando en los cráneos de todos después de tocarla en vivo.

—Y eso será... ¿cuándo? —intervino Sterling.

—Tenemos programada una actuación en Volcano Bar el fin de semana siguiente al regreso de Moira —se apresuró a responder Lenon— Es decir, un poco más de cuatro semanas.

—No puedo creer que aún tengo que esperar tanto para verte —Jolly suspiró— Ya se siente como una eternidad.

—Lo sé. Es tan raro que sea verano y no estemos de gira —expresé— Por momentos, siento que falta una parte de mí misma, un brazo o algo así.

—Ni que lo digas... —murmuró Lenon.

—Aunque esto de tener libre el verano tuvo sus pequeñas ventajas —dijo Jolly, sonriendo— Sabía que hay más demanda en el salón, pero no imaginé que tanta. La gente se tatúa el triple en vacaciones. Mi sueldo se disparó.

—Genial, podrías pagar mis cuentas este mes —intervino Lenon.

—Yo también encontré algo satisfactorio —anunció Sterling— Cursar materias en verano de verdad hace que adelantes en la carrera.

—Voy a fingir que no escuché eso —murmuró Lenon.

—¿Qué hay de ti, Lenon? ¿Cuál fue lo positivo? —inquirí.

—Nada —respondió tajante, inusitadamente serio.

—¿Qué haces de tu verano, entonces?

—No mucho. Ya saben. Lo de siempre...

—¿Tocar la guitarra, coger y dormir? —me burlé.

—Y tomar agua. Hidratarse es importante, Siberiana.

—Mi abuela dice que necesitas una novia —comenté.

—Lo sé, pero Jolly no quiere ceder

—¡Puaj! —el rostro de Jolly se contrajo en una mueca de disgusto— ¡Qué asco! ¡Aleja tu pene de mí!

—¿Lenon tiene pene? —bromeó Sterling

—Idiotas —masculló el aludido, provocando que todos comenzáramos a reír.

—Bueno... creo que tengo que colgar —proclamé, observando a través de la ventana al brillo de sol ceder mientras éste se escondía.

—Ok, Siberiana. Salute y agrégale unas quintas a esa maldita canción.

Me aseguré de mostrarles el dedo medio de mi mano derecha a mis tres amigos antes de terminar la videollamada.

A pesar del poco entusiasmo con que recibieron la canción, yo tenía la certeza de que podía ser un éxito, así que me obstiné en terminarla en ese mismo instante. Recordé lo que Justin me había dicho sobre la presencia de un cuerpo de agua en dirección oeste. Tal vez, si podía hallarlo y consentir a mi vista con algo más que la llanura, la inspiración me hallaría de nuevo. En especial si los flamencos estaban allí.

MacabroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora