Tsubasa Ozora, un niño de doce años de edad que se aisló del mundo al sentirse culpable del suicidio de su compañera de clase, Sanae Nakazawa, quien en vida estaba enamorada de él. Un día mientras caminaba por la ciudad en la noche, encuentra a un s...
Un niño de diez años está hablando con uno de doce, dentro de un kiosco abandonado.
─Soy Takeshi Sawada─ se presenta el menor─. Tú eres...
─Taro Misaki.
─Lindo nombre─ dice con una sonrisa leve.
─Gracias, igualmente.
─Yo... fui acosado por un buen tiempo... Todos los días era la misma persona.
─Oh...
─Entonces un día me armé de valor y golpeé en la cara a ese sujeto, en la calle, y grité por ayuda.
─¿Y? ¿Las personas te escucharon? ¿Hicieron algo al respecto?
─Sí, rodearon al hombre para que no me volviera a hacer daño, y yo hui como me lo ordenaron todos ellos.
─Menos mal.
─Pero ese hombre era el jefe de mi padre... Cuando ellos hicieron la denuncia, papá dejó el trabajo, y luchó muy duro para conseguir uno que le diera bastante dinero como el que tenía antes, mientras tanto mi madre se molestó conmigo, porque creyó que fui un exagerado al decir que el jefe de mi papá me tocaba, y me dijo que era imposible que los niños fueran tocados, y menos por jefes laborales...─ rompe en llanto.
Misaki no puede creer lo idiota que era la mamá del pequeño. ¿Cómo va a pensar que solamente las niñas sufren abusos y cosas similares? Por culpa de no escuchar a su hijo, se suicidó a los diez años.
─Qué sociedad putrefacta en la que vivimos─ piensa, totalmente indignado por oír el caso de Takeshi─. Oye, Takeshi, no debes preocuparte. Voy a encargarme de acabar con tu trauma de una vez por todas para que puedas descansar en paz, y algún día prometo traerte a la vida─ lo toma de los hombros, y lo mira directamente a los ojos.
─¿T-traerme a la vida?
Taro asiente con una sonrisa.
─El mundo no es tan normal como parece. Como puedes ver, hay vida después de la muerte, y se puede volver a la vida si el karma actúa de la manera correcta.
Takeshi es un niño de diez años, por ende no entiende mucho, pero por alguna razón, las palabras de Misaki lo tranquilizan. Él es un niño increíble, tiene una paciencia enorme, es humilde, habla con honestidad, es atractivo para el ojo humano...
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En eso escuchan un estruendo proveniente de afuera.
─Ya está aquí.
Sawada se asusta. Ese tipo le causa terror.
Misaki saca su arma y decide salir afuera. Sawada se queda adentro por órdenes del mayor y mira por la ventana cómo Taro sale a enfrentar a montones de Kuro Evils que avisaban que el monstruo está por llegar.
El niño los vence a todos con facilidad, pero el siguiente oponente no será nada fácil.
Una bestia alta y muy delgada, de piel fucsia y cabello morado, despeinado, ojos amarillos con contorno celeste y manos enormes sorprende a Taro por detrás. Éste reacciona golpeándolo con su arma, pero el monstruo la bloquea con un brazo y manda al niño a una pared, lastimándolo severamente.