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16 de mayo de 2021 | Lisboa, Portugal 

Revuelvo el café frío mientras no puedo dejar de mirar por la ventana de la cocina como los cachorros juegan en el patio, el enorme ventanal de vidrio aísla por completo el ruido del exterior y por sobre todo el viento que hay hoy en Lisboa. Sin embargo, el ruido de los hielitos chocando con mi copa es lo único que se escucha acá adentro, ni siquiera nuestra cocinera hace ruido mientras prepara el almuerzo.

Sin romper mi silencio, miro los pasos que sigue Eve, sé que está un poco apurada, la demoré demasiado pidiéndole su ayuda para cambiar de lugar unos muebles del cuarto que comparto con Nicolás, mi pareja.

Ella me mira de reojo, hace tantos años que trabaja para nosotros que ya nos conoce como si fuese una amiga más pero no emite palabra alguna y lo agradezco, no tengo en claro ni mis propios pensamientos.

Notando que faltan quince minutos para que Nico vuelva de entrenar, prefiero salir a jugar con los cachorros un rato.

Dos bulldogs francés son mi compañía de todo el día siempre que no tengo que viajar a Manchester para atender los dos restaurantes y el hotel que tengo a mi cargo, hace medianamente poco que nos establecimos en Portugal, por mi parte, dejé toda mi vida atrás hace un año y medio en la ciudad inglesa. Mucho de eso supongo que influye en mis estados de ánimo el último tiempo, sin contar la deprimente soledad que me ha envuelto desde que Nicolás se enfocó por completo en su carrera y en cierto punto lo entiendo, se acerca la Copa América, las eliminatorias y como si fuera poco, el mundial nos respira cerca.

—Amor—Dejo a Loli y Theo entretenidos con sus juguetes y entro a la cocina, Nico habla con Evelin hasta que me nota—Acá estás—Se acerca y me saluda con un beso en los labios, dejo una caricia en su mentón en forma de saludo, disimulando que sus caricias en mi cintura todavía me siguen poniendo nerviosa, no importa que ya hayan pasado más de  siete años desde que nos conocimos.—¿Comemos?

—Pegate una ducha antes—Lo miro como si fuese la madre, ya noté que no lo hizo en el club.

Su respuesta es una risa, sabe que con eso no negocio. Hace el amague de irse de la cocina pero cuando pasa por al lado me abraza y beso sin importarle mis quejas.

—¡Dale Nicolás, sos un asco nene!—Me quejo recibiendo sus besos por toda la cara. Tampoco es que me disgusten tanto. Le doy un golpecito en el hombro y cuando por fin se va busco los platos y cubiertos para almorzar.

—Ya sacaron la lista de convocados—Me limito a preguntarle si lo llamaron, desde hace unos meses y gracias a su esfuerzo se ha vuelto en un casi indiscutido para la selección—Juego contra Colombia—Hace referencia a la fecha que tiene que cumplir por expulsión.

—Que bueno, mi amor, mañana te ayudo con las valijas si querés.

—Lou—El silencio y el tono que usa me hace dejar de comer para prestarle atención—No se si queremos que nuestras familias vayan a Colombia, la situación está muy fea.

—¿Entonces? Después tenes la Copa América—Brasil es el anfitrión del evento, las restricciones que mantienen en cuando al Covid-19 nos imposibilita a las familias ir a apoyar a los chicos desde cerca—¿Cuánto tiempo vamos a estar distanciados? 

—No quiero arriesgarte, no hay necesidad de que viajes, Lourdes—Me aguanto el disgusto y prefiero guardar silencio analizando la situación. Sé como se complicó la situación a raíz de causas externas a nosotros pero también me gustaría demostrarle mi apoyo hasta el último momento que podamos.—Sé que me bancas en todas, mi amor pero mi deber es preocuparme por mi mujer.

Respiro hondo y asiento sin mirarlo, sé que tiene razón pero también había organizado este viaje acorde a su agenda.

—Aprovecha y disfruta con la familia, después los invitamos a vacacionar con nosotros si queres—Deja una caricia en el dorso de mi mano y no me queda más opción que no darle más vueltas al tema.

Por suerte no había sacado pasajes para Colombia todavía, mientras Nico se acuesta a dormir la siesta como dijo, me dedico a organizar el viaje a Argentina, llamar a mamá y de paso a mi suegra también.

—Probablemente tenga que hacer la cuarentena en un hotel pero quiero que atiendan igual que siempre a los invitados—Le doy el aviso al servicio doméstico y me preparo el mate para seguir con mis hojas de cálculo.

Si bien no me hace falta, mi deseo es establecer una boutique en esta ciudad, donde yo misma pueda encargarme de atenderla y todo lo que conlleva ser la dueña. Mis días son muy aburridos y realmente no puedo depender del deseo de Nicolás, no puedo no trabajar y simplemente vivir de él como me lo ha propuesto en varias ocasiones, sin pensar en las idas y vueltas que hemos tenido a lo largo de los años y que hacen que nuestra relación sea duradera, más no del todo estable.

Me saco los lentes de descanso cuando siento que bajan las escaleras, apenas me doy cuenta de como se pasó la hora cuando me estiro y siento el dolor en cada parte de mi espalda. No tardo mucho en sentir un par de manos acariciar la piel de mi vientre al descubierto por el top deportivo.

Dejo la computadora y la calculadora de lado para prestarle atención a mi novio. Me di la vuelta en la banqueta de la barra para poder besarlo.

—¿Por qué no fuiste a dormir conmigo?—Dice recostado en mi hombro, lo escucho bostezar mientras se mete entre mis piernas y me abraza más fuerte—Te estuve esperando.

—Estuve organizando el viaje.

Da un beso en mi cuello y sin que me lo espere muerde esa zona ganándose un golpecito.

—¿Seguís con la misma idea?—Mira por encima de mi hombro las cosas que estuve preparando.

—Cebate unos mates—Digo alejándolo, no quiero volver a tocar ese tema.—Voy a ir al gimnasio un rato.

Nico le agradece a Eve que deje la merienda y colación que le toca de acuerdo a su alimentación y deja el equipo de mate sobre la mesa del living para volver hacia donde estoy apagando la notebook.

—¿Vas a dejarme solo? A horas de no vernos por cuarenticinco días—Mi cara de fastidio le parece graciosa porque simplemente se ríe.

Sin embargo, mi mal humor se va cuando me alza con un solo brazo, sin un mínimo esfuerzo y sin predicción.—¡Te podes lastimar, Nicolás!

No me quejo cuando me acuesta en el sillón y encima se tira él, estamos tan acostumbrados a la compañía del otro que pensar que dentro de tan poco se va a ir por tanto tiempo, tan lejos y con una ilusión tan grande que me da un poco de nostalgia de pensar cuando nos volveremos a ver.

Lo que queda de la media tarde se dedica a contarme de las novedades de la selección, se suma un arquero y hay tres bajas importantes, todos están igual de expectantes que el resto pero aun así Nico no pierde la ilusión, hace mucho empezó con el sacrificio y esfuerzo para que en estos meses todo empiece a dar sus buenos resultados.

Escucharlo tan emocionado mientras dejo caricias en su espalda y besos en su cabeza de vez en cuando.

—¿Tenes listas mis camisetas?

—Son lo primero que metí en las valijas—Ahora me toca a mí pasarle lista sobre lo que preparé para llevarme, aunque no pueda ir a la cancha, usar sus camisetas como cábala no pueden faltar.

El reloj digital del espejo del recibidor marcan las 08:07pm, falta poco para que anochezca por lo que con pesar rechazo los mates de Nico y me despido de él.

Generalmente nos cuesta no disfrutar el máximo tiempo posible juntos, por lo que no me sorprende verlo jugando con Loli y Theo en el jardín delantero cuando arranco la camioneta. Los saludo con la bocina y lentamente me alejo de la propiedad, sin prisa, estar metida en una rutina de dos horas y media en el gym no es mi fuerte pero se hace lo que se puede, no quiero después saludar a Antonela y que mi autoestima sea irremontable.


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Buenas buenass, cómo andan esxs campeones de América?? Un cap tranqui y sencillo pero ya se viene lo bueno, ruego no más que no me suban a twitter como con la nove del Dibu, alta verguenza amigo kjjj.

Denle apoyo, estoy más manija que el Dibu con esto. 



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