Capítulo 7

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EUNJI

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EUNJI

Abro los ojos y veo gigantescas llamas mezcladas con una espesa estela de humo negro, como si hubiera una horrible nube de fuego sobre mí, la cual no puedo dejar de mirar porque es tan hipnotizante como lo es mirar el hermoso rostro de Yuntae. Un fuerte pitido en mis oídos no me permite analizar lo que está sucediendo, es como si todo estuviera pasando en cámara lenta y sin sonido.

Los escombros del edificio están convertidos en pequeños trozos de bloques y vidrio, el resto son cenizas, cenizas que caen sobre mi cuerpo.

Intento moverme, sin embargo, un gran trozo de la pared está sobre mis piernas, esto me impide tener movilidad, en eso descubro que a mi lado está Yuntae inconsciente. Con dificultad me giro hacia él y trato de despertarlo, pero mi corazón se detiene cuando noto una gran mancha de sangre en un costado de su frente.

—Yuntae, Yuntae —Agito sus hombros, pero éste no se mueve—. ¡Yuntae despierta! —Lagrimas salen de mis ojos al ver que a pesar de mis intentos por despertarlo éste no reacciona—. ¡No te mueras, por favor despierta! —Con un fuerte dolor en el pecho, coloco mis dedos sobre su cuello para medir su pulso y suelto el aire al sentir sus débiles latidos.

Con cuidado trato de levantarme y ya casi sentada observo que estamos sobre el techo de un auto, y que por la fuerza de la caída este se ha hundido. Sobre nosotros hay un montón de escombros, pero nada tan grande como para aplastarnos. Toco mi oído izquierdo y descubro que de su interior brota mucha sangre, debido al sonido de la explosión mis tímpanos han salido perjudicados. Aparto de mis piernas el escombro que cae al suelo haciéndose pedazos.

Logro bajarme del auto a pesar de que mis piernas no están en buenas condiciones, y tomo del suelo el arma de Yuntae guardándola en la parte de atrás de mis pantalones y mientras observo el cuerpo de Yuntae muy herido mi audición va regresando. Esto me permite escuchar el sonido que hacen las sirenas de las ambulancias. Dándole un último vistazo a Yuntae decido ir a buscar ayuda, es así que con mucha dificultad y aún sin poder escuchar bien camino hasta el otro lado del restaurante.

Justo en la entrada hay un montón de camiones de bomberos, y ambulancias. Camino hasta una enfermera que veo salir de una de las ambulancias.

—Señorita, por favor ayúdeme —exclamo ya frente a la mujer la cual rápido me sostiene—. Mi esposo está muy mal herido, sálvelo por favor —lloro con angustia a lo que ella siente y llama a su compañero, al cual el indica que traiga una camilla.

—¿Dónde está? —pregunta y yo le señalo la dirección.

—En el estacionamiento, sobre un auto —Ella y su compañero corren en esa dirección junto con la camilla y no puedo evitar mirar como los bomberos sacan cuerpos calcinados desde el interior del restaurante.

Todo es un caos en medio de las llamas ardientes que amenazan con propagarse. Noto que a pesar de que los explosivos tuvieron lugar en un costado del segundo piso, eso ocasionó que las cocinas también explotaran y crearan otro gran incendio, justo donde había una buena cantidad de personas, las cuales ahora mismo están siendo sacadas muertas y las pocas que han quedado con vida, tienen partes de su cuerpo quemados.

El Verdadero Rostro Del Mal [#2] PAUSADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora