al pasar la barca me dijo el barquero

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miro a mi alrededor y la vista no hace más que maravillarme. los pájaros volviendo con el viento hacia sus casas, las olas meciendo la barca haciendo sonar la madera y el atardecer fundiéndose con el horizonte. pero lo que más me gusta, es ver como su pelo negro juega con el aire y cuán concentrado se ve intentando saber qué camino es el correcto.
yo sé que hemos pasado dos veces por el mismo sitio y aunque me haga el loco, él sabe que le estoy mintiendo y lo aprovecha para mostrar ese orgullo suyo tan característico. "no quiero que me digas nada, nos llevaré de vuelta al polo sur" me dijo, y yo siempre sigo las órdenes. gajes de haber estado en guerra más de cien años, casualmente contra la persona que me iba a llevar de vuelta a casa.

a veces lo miro y no puedo concebir que sea la misma persona que hace tan solo tres años trataba de matarme a mí y a todos mis amigos. ¿cómo alguien que me acaricia tan suavemente por las noches podría ser el mismo adolescente que se enfadaba por todo y con todos? no sé en qué momento llegó a cambiar, pero creo que si no lo hubiera hecho me hubiera enamorado de todas formas de él.

──creo que ya lo tengo. ¿por qué todos los icebergs tienen que ser iguales? echo de menos la nación del fuego.

──oh, entonces puedes volver cuando quieras y dejar a tu novio a la intemperie ──. me decido por molestarlo un poco. él vuelve a coger los remos y comenzamos nuestro retorno por tercera vez. me quedo ensimismado viendo el movimiento de sus brazos, como su espalda se expande y me deja sin aliento. tanto, que no presto atención a sus palabras y solamente me quedo observándolo.

mi mente vuelve a divagar y me envuelve un aura triste. no quiero que se vaya. aún nos quedan varios días juntos, pero de repente todo se siente como una despedida: la muerte del día y el paso de la noche; el frío desolador que se cala en los huesos por mucho que te abrigues; todo el mar que dejamos atrás. de repente no quería hablar de nada ni de nadie, tan solo quería escuchar a sus manos agarrar los remos y el pestañeo tranquilo de sus ojos. era consciente de cuán egoísta podía llegar a ser cuando se trataba de zuko y todo lo que él causaba en mí.

──sokka, ¡ya casi llegamos! ──esfumo mis pensamientos para encontrarme con la mirada reluciente de zuko. sé que está emocionado porque el ojo de su cicatriz siempre se ve un poco menos entrecerrado cuando lo está. veo entonces que ha dejado los remos de nuevo y que parece haber vuelto a los años de la infancia que debería haber vivido.
me acerco a él y tomo su mano desnuda. el barco se tambalea un poco al igual que mi corazón. cojo los guantes que zuko se quitó para jugar a ser navegante y comienzo a ponérselos con delicadeza. noto el frío de sus manos a través de mis propios guantes, me pregunto cómo puede seguir articulando los dedos con un clima tan diferente al suyo.
cuando viene a visitarme, pienso que podría amanecer un día y encontrarme a zuko helado. un pensamiento cuanto menos absurdo e infantil, pero al que no puedo evitar temerle de vez en cuanto.

──los niños tienen que abrigarse. sobretodo si llegan a parar al frío hielo habiendo vivido solamente entre volcanes ──zuko me dedica una mirada confusa.

──no sabía que podías seguir siendo un niño con diecinueve años.

──vamos, zuzu. ¿nunca has oído que siempre se es un poco niño por mucho que envejezcas? ──su cara demuestra que no en todos los sentidos. una carcajada se escapa de mis labios. una de las muchas cosas que me gustan de zuko es que fuera tan transparente con sus emociones──. la verdad es que antes parecías un niño. me gusta ver esos momentos tuyos en los que pareces disfrutar hasta llegar a la niñez.

──¿por qué de repente pareces un viejo que se junta demasiado con mi tío? ──otra cosa más que me gusta de zuko es que es la persona más graciosa que conozco y ni siquiera se da cuenta.
el señor del fuego consigue sacarme más risas, esta vez algo más descontroladas.

──puede que la tristeza me ponga algo profundo, no lo sé ──zuko estruja por un segundo mi mano.

──¿por qué estás triste? ──pensé en decirle cualquier tontería que pasara por mi mente, al fin y al cabo así debía ser yo. pero zuko tiene algo especial que me hace dejar todo atrás y solo sentir.

──no es nada. solo... me encantaría poder estar contigo todo el tiempo. siempre pasa mucho tiempo para que nos veamos y no puedo evitar odiar la distancia que nos separa. porque cada vez que nos volvemos a encontrar es aún más difícil decirte adiós.

él presta atención a cada palabra que sale de mi boca y en ningún momento deja de mirar a mis ojos. entonces siento sus labios en mi frente, cierro los ojos y me entrego completamente a su tacto. sus manos acunan mi cara, yo envuelvo las mías en sus brazos extendidos y recibo un beso en los labios. acogedor, sosegado, blanco, como la canción que katara aprendió de mamá. todo me evoca tranquilidad. ¿cuántos besos nos damos? después del tercero dejo de contar, porque sé que entonces estaría contando hasta el cien.
le entrego mi preocupado corazón y él sabe como curarlo aunque el suyo esté mil veces más herido. cuando nuestras rondas de besos acaban, no soy capaz de callar mi boca y las palabras fluyen por sí solas.

──te amo ──. siempre nos dedicábamos «te quieros», pero nunca un «te amo». lo he amado desde el principio, pero es ahora el momento donde me doy cuenta de lo enamorado que estoy y en el que me gustaría poder escribirlo en cada rincón del mundo: «amo a zuko. estoy enamorado de él de los pies a la cabeza».

por primera vez en mucho tiempo, algo de color aparece en la blanquecina piel de mi acompañante (concretamente un tono rosado en sus mejillas que le sienta genial).
──puede que yo te ame más, sokka ──. sus palabras me sorprenden tanto como las mías a él. pude notar que las manos comenzaban a sudar debajo de los guantes.
rio de puro gozo y lo atraigo a mí en un abrazo.

──sé que pronto se te ocurrirá algún plan para que nunca más tengamos que separarnos ──su mano hacía trazos en mi nuca, me erizaba la piel──. al fin y al cabo eres el chico de los planes, ¿no?

le dedico un último beso de agradecimiento, de amor, y volvemos a la tribu con la luna sobre nosotros. al llegar, katara nos echó una gran bronca, puede que hubiéramos estado fuera unas cuatro horas sin darnos cuenta y la hubiéramos preocupado.

──no sé cómo os dejé iros a los dos solos. ¡zuko se podría haber perdido por el mar! ¿qué hubiera hecho yo entonces? ──todos rieron mientras katara le dedicaba unas palmaditas amistosas a zuko. termino de atar la barca y me acerco a ellos. miro a zuko y le dedico una dulce sonrisa, cualquiera podía notar que estaba avergonzado.

me alegraba que katara le hubiera cogido tanto cariño a zuko, siempre creí que lo odiaría hasta el día de su muerte. pues todo lo contrario, ahora incluso parece quererle más que a mí.
al fin y al cabo es algo bueno, porque pienso encontrar una manera en la que siempre estemos juntos, así que katara tendrá que acostumbrarse a verlo seguido. mejor si lo hacen con palmaditas que con alguna lucha de agua y fuego, ¿no?

wasteland, baby!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora