Ya han pasado varios días desde que Clarissa llego a esa casa, de esta extraña familia. Era un sitio tan tranquilo y silencioso, rodeado de naturaleza y donde pareciera no existen problemas y dificultades, pero como le habían comentado las otras chicas, si están ahí es porque hay problemas y dificultades. No hay mucho por hacer, todas sus necesidades están cubiertas, sin embargo hay tristeza en la casa, no hay noticias de ellos. Rina, Lucía y Violeta, se ven muy tristes, cada una trata de ocuparse para no pensar, Nikola pregunta cada tanto a su madre, pero solo un meneo negativo de cabeza es la respuesta, y cada vez pregunta menos. Es doloroso para Clarissa verlas así.
Cuando le mostraron la casa, Clarissa supo que cada pareja tenía su habitación ahí, luego estaban la de Nikola y la del anciano maestro, y también la de Miguelangel. En uno de esos días en que la curiosidad le ganó, decidió entrar; debía confesar que deseaba conocerlo más, nunca se había dado a la tarea de entenderlo, de saber más de su mundo y sus gustos, era normal querer saber más del que será el padre de su bebé, algo que se dijo a su misma como excusa, por entrar a la habitación de otra persona sin permiso.
Clarissa abrió lentamente la bonita puerta blanca, con pomo dorado en ella, para su sorpresa era un lugar muy ordenado, paredes en color crema y gris oscuro, una lámpara en el techo, y una gran ventana con cortinas translúcidas en blanco, que dejaban pasar la luz, una cama doble, en madera negra, y arreglada en tonos naranja, crema y gris suave. En en la pared habían varias cosas, tenía una colección de tablas de patinetas, estaban desde las más antiguas hasta las más modernas, parecía el dormitorio de un adolescente, aunque él ya no lo era. El punto que más le llamó su atención y a donde ella se acerco fue al sitio, donde una gran variedad de quizás un arma estaban colocadas, eran unos palos, unidos por una cadena, tomó su celular y les sacó una foto, uso la función de búsqueda por imagen y apareció el nombre nunchakus, y también se entero por medio de la aplicación que era una arma de arte marcial, chino y adoptada por Japón. Clarissa levanta la mirada del celular, y mira una de las armas, una madera lisa, con una pieza metálica en uno de sus extremos que a su vez se unía a una cadena, con otra pieza identica unida en el otro extremo. Clarissa suspira, ahora al ver esto entiende que Miguelangel es un guerrero, ella estira su mano y con la punta de los dedos, acaricia la suave madera pulida, decide levantar una de las piezas, que al moverla hace un leve ruido metálico, se da cuenta que es algo pesada, quizás incluso el tamaño es diferente a los que usaría un hombre normal. Ella vuelve a suspirar, deja el arma en su sitio, y piensa que nunca lo ha visto usarla, se da vuelta para salir y vuelve a mirar todo el espacio vacío, se veía tan solitario, recordó a Miguelangel su carácter juguetón y bromista, recordó el día que llegó con un bote de helado de su sabor favorito y lo dejó caer, solo por verla llorando. Y ahora ese ser tan empatico aunque diferente de un humano ya no estaba ahí, y a ella se le dificultaba recordar su sonrisa, o su voz, pero sus intensos ojos azules, alegres que la miran con ternura y expectación, no eran fáciles de olvidar. Clarissa deseo que donde fuera que estuviera en estos momentos que este bien, casi fue una oración. Ella salió de la habitación cerrando despacio la puerta, a la tristeza de las otras mujeres se unía ahora la de Clarissa.
-Tengo hambre... deseo una pizza de doble queso con pepperoni - Miguelangel se toca el vientre, haciendo pequeños círculos sobre el.
-Si, ya todos empezamos a sentirla Mickey-le contesta un Raphael molesto, y con los hombros caídos.
Leo decidió permanecer en silencio, se había mantenido así durante un rato controlando su mente, para no sentír hambre o cansancio, ahora gracias a Mickey, lo sintió todo de un jalón.
Donatello parecía incansable, mirando su pantalla holografica, él también estaba cansado, pero su mente se mantenía ocupada en buscar una salida, de todas formas el estaba acostumbrado a saltarse las comidas, algo de lo que Rina siempre le regaña.
-Chicos... -se escucha la voz de Donnie, en tono emocionado.
Los tres hermanos que hasta el momento iban en silencio y cabisbajos, se detuvieron en seco y enderezaron sus espaldas, para prestar atención.-¿Qué pasa Donnie? - pregunta Leo, acercándose a su hermano de morado.
-Chicos tengo una señal, aquí, aquí esta la brecha, podremos abrir el portal. Pero... -
La pausa de Donnie provoca que todos queden espectantes y les empieza a desesperar.
-Pero que...¿ Puedes o no abrir el portal? - el tono de voz de Raphael lo conocían bien sus hermanos.
-Chicos, hay algo aquí con nosotros... Algo muy grande, y se acerca -Donnie mira su radar, donde un punto grande en amarillo parpadea, de pronto Donatello, mira hacia atrás.
-Apartense- fue lo único que Donnie alcanzó a decir mientras el mismo se movía de la trayectoria de un horrible tentáculo gigantesco que casi los golpea.
- Pero que... - dice Raphael, ya con sus sais en las manos.
- No creo que sea Krang- dice Leo, mientras esquiva el enorme tentáculo. -Donnie, nosotros lo distraeremos, tú encargate de abrir el portal.
-Hecho Leo- le responde el genio, mientras se ponía en una posición donde el tentáculo gigante no lo toque.
Raphael, Leo y Mickey se mantenían como una barrera, impidiendo que eso distrajera a Donatello, no era fácil, el enorme tentáculo, se movía con rapidez, y un golpe los enviaría lejos, logrando que se perdieran, en esa nada, separándose del grupo, por eso la premisa era mantenerse juntos.
-Esto es demasiado rápido - dice Mickey -y fuerte - mientas detenía parte del tentáculos con su arma.
-¿Donnie?, ya no aguantamos más - grita Rapha.De pronto se escucha como el estallido de un globo, y un limpio y claro portal se abre frente a Donatello.
-Vamos ahora - grita el genio, que se pone de pie, y sin apagar el holograma de la computadora, corre hacia la salida.
Lo mismo hacen los tres hermanos, que habían logrado separarse de su atacante, entran rapidente en el portal, que sin demora se cierra enseguida detrás de ellos.
- Es día de pizzaaaa siii-grita Nikola feliz, al ver los ingredientes de la cena de hoy.
Un estruendo se escucha en el jardín trasero, haciendo retumbar toda la estructura de la casa, como si un trueno cayera muy cerca. Todos dejaron de hacer lo suyo. Violeta salio rápidamente de su despacho y corrió hacia el sitio, Rina y Nikola salieron de la cocina, seguidos por Luccia que practicaba en el salón de baile. Cuando llegaron a la terraza se quedaron paralizadas, 4 tortugas mutantes, se encontraban ahí, recuperándose del movido traslado dimensional, ellos se levantaron y miraron los colores y el cielo azul de esa tranquila tarde respiraron profundo el aire limpio de la montaña. Los 4 miraron hacia la casa en donde sus corazones saltaron de felicidad al ver a sus mujeres.
Las tres chicas y el niño corrieron de alegría, abrazando a sus amados. Detrás de ellas llegan el anciano maestro rata y Clarissa, Splinter camina rápido para abrazar a sus hijos, y Clarissa mira de lejos una hermosa escena de reencuentro, sin atreverse a moverse del sitio en el que se encontraba. Con su mirada busca a Miguelangel, y al verlo ella sonríe para si misma, con sus manos sobre su pecho, sintió alivio de verlo reír y abrazar a su sobrino, de ver que estaba bien,de volver a ver sus ojos azules.
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NO TAN FÁCIL
FanfictionTodos sus hermanos por fin tienen a alguien a quien aman y los aman. Pero él esta solo, pasa el tiempo y parece que no existe un amor destinado para él. La felicidad lo rodea y él solo quiere un poco para si mismo. Sin embargo se dará cuenta que es...