-¿He dicho algo inapropiado?- le preguntó Mojito al notar el cambio de ánimo en la mujer.-No- contestó ella con un tono mustio.
Mojito levantó un poco las cejas y luego miró al frente. Pronto pasarían por un restaurante así que le preguntó a la mujer si tenía hambre. La invitación la tomó un poco por sorpresa, pero aceptó solo que terminó medio arrepintiendose poco después, pues Mojito la llevó a un restaurante elegante donde el recepcionista la miró de los pies a la cabeza como si ella fuera algo que se sacó de la suela del zapato.
-Viene conmigo ¿tiene usted algún problemas?- le consultó Mojito al tipo que no sabía como manifestar su desaprobación a Ninfa o Lucía que era su verdadero nombre.
-Tengo una mesa libre en la parte de atrás- le respondió- Sigame por favor...
Lucia frunció el ceño, pero no protestó y fue detrás del tipo estirado con traje de pingüino que los condujo hasta una mesa en medio de unas plantas, detrás de una columna, casi llegando al baño. Posiblemente la peor mesa de todo el restaurante. La mujer no entendió muy bien porque los metieron ahí, si toda la gente la vio pasar entre las mesas como si ella fuera un animal de feria. Las mujeres le daban miradas de asco, los hombres de desconcierto y deseos sucios. Ella les vio con indiferencia y se aferró juguetonamente al brazo de Mojito quien no pareció molestarse por eso. Aunque a él nada parecía molestarle realmente.
Lucía había salido con hombres que la invitaban a restaurantes de lujo muchas veces. Para ellos era una forma de vanogloriarse o de hacerse los profundo. Esos a los que supuestamente las clases sociales no le importaban y dicen todos deberían ser iguales, pero le pagan a una mujer para que se acueste con ellos. Todos eran unos farsantes para Lucía. A Mojito en cambio realmente le daba igual el sitio donde estaba y con quien estaba. La hubiera llevado a comer a un puesto en la calle de haber pasado por uno, así ella hubiera sido una dama de sociedad. Era el tipo más extraño del mundo. Lucia estaba segura de eso.
-Los nombres de estos platos son tan raros- comentó la mujer después de leer la carta por unos minutos- ¿Cuál de estos tiene más carne?- le preguntó enseñándole la parte interna del menú.
-¿Le gusta la carne?- le preguntó Mojito con un tono inocente.
-Me fascina- respondió ella con una mirada coqueta y un tono meloso.
-¿Pescado, pollo o res?
-¡Uy, en serio eres insoportable!- exclamó Lucía y le arrojo una servilleta a la cara.
Mojito se encogió de hombros y llamó al mesero para hacer la orden. Pronto Lucía tuvo ante ella un plato con costillas de res en salsa. El aspecto y el olor del plato eran suculentos. Tanto que sin esperar que el camarero acabará de servicio, Lucía tomó una costilla con la mano y se la llevó a la boca. Mojito no se escandalizo por los modales tan poco refinados de su invitada limitándose a comer su sopa y beber su vino. Después de un rato, al notar el silencio en la mesa, Lucía advertío que estaba siendo demasiado vulgar por lo que se limpió la boca con una servilleta y tomó los cubiertos. Él no hizo ningún comentario al respecto, aunque se sonrió un poco divertido.
-¿Sabes cómo se llaman a las mujeres insaciables sexualmente?- le preguntó la muchacha después de un rato- Ninfómanas- se contestó ella misma- De ahí mi nombre: Ninfa. Todo empezó en la escuela secundaria. A esa edad las hormonas se alborotan y todas fantasean con su primer beso y su primera vez. La mía fue en los baños de hombres con un chico que me dijo yo le gustaba. Fue horrible por cierto. No es que me haya tratado mal. Solo éramos unos idiotas que no sabían nada de sexo así que podrás imaginar como sucedió todo eso. El problema real fue que después de eso no pude detenerme. Quería más y más y más...En resumen termine acostandome con media escuela y un par de maestros.
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Desapasión
FanfictionLa pasión y la resignación se encuentran para librar una contienda ¿Quien es quién? Eso es lo que hay que averiguar.