Cabellos castaños, porte formidable y mirada agradable. Labios tan bonitos que lo incitaron a querer acariciarlos. Aún desde la lejanía, podía apreciar lo suave que era su textura.
Pero no fue eso lo que lo cautivó, sino su mirar, el color de sus írises. Como embrigado por una inmensidad de sensaciones nunca antes experimentadas, intentó acercarse a él.
Deseaba tocarlo, sentirlo, poder admirarlo de cerca y degustar de su aroma. ¿Sería tan delicioso como se veía él?. ¿Acaso era tan hermoso por dentro como por fuera?.
Y entonces, decidido, caminó hacia él. Consciente de que la persona que desconocía podría estar sintiendo lo mismo que experimentaba en lo más profundo de su alma.
El deseo de ser cuidado, protegido, reclamado finalmente inundó cada fibra de su ser como la lluvia llenaría los estanques vacíos de agua. Cálida y dulce agua.
Podía sentir el latir acelerado de su corazón, bastó solo una mirada, un pequeño destellar en esos ojos que lo observaban hipnotizados, para que se sintiera completo.
Estaba cerca, y lo sabía por como su cuerpo fue más consciente del Alfa que lo llamaba. Tan solo unos pasos más, mover sus piernas con más rapidez y alcanzaría lo que siempre había anhelado al fin.
Un cálido y reconfortante hogar, un lugar seguro. Todo estaba en ese divino ser frente a sus ojos.
Pero entonces, la vista se volvió borrosa, sus piernas flácidas le impidieron caminar y su cuerpo tan ligero como una pluma cayó al vacío.
¡No!.
La voz en su cabeza gimió angustiada.
¡No te vayas por favor!.
Temblores dominaron su cuerpo ante el inminente despertar en su interior.
¡Mi Alfa!. Regresa...
Jimin abrió los ojos asustado, jadeando sobre la enorme y blanda superficie de su cama. Con el corazón queriendo escapar de su pecho, su cuerpo sudoroso y caliente.
Su lobo había despertado.
Lo supo en el momento justo que su mirada recayó en el espejo de pared al frente de su cama y sus ojos centelleaban en un delicado color azul celeste.
Como el cielo.
Después de tanto tiempo dormido en su interior, finalmente había llegado la persona que podría calmar el dolor de ese animal maltratado por la vida tan injustamente.
Dormido durante años en espera del ser que le regresaría las ganas de volver a mostrarse, de volver a querer sentir...
Con un cúmulo de emociones invadiéndolo, Jimin intentó respirar calmado y ordenar las ideas en su atormentada mente.
No lo esperaba. Lo deseaba con todo su ser, pero definitivamente no esperaba encontrarlo tan pronto. Y es que después de años buscando, jamás imaginó poder hayar a su pareja en un día casual en el mercado.
Como cada lunes, se había despertado esa mañana con el plan de bajar al pueblo a comprar sus usuales hierbas para tomar sus baños medicinales.
Era una constante en su día a día, intentando recubrir el inexistente aroma en su cuerpo con las sustancias que le proporcionaba la naturaleza tan amablemente.
¿Porque que diría su pueblo si supiera que su gobernante era un Omega sin lobo interior?. Que no podía producir feromonas y mucho menos emparejarse con un Alfa porque era más humano que cambia formas.
Sería una aberración, una burla para la sociedad y un claro incentivo para que los buitres que se mantenían a su alrededor aprovecharan la oportunidad de robarle al trono que con tanto honor su padre había dejado para él.
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Ice Heart⊰᯽⊱Kookmin
Teen FictionPark Jimin es un Omega reconocido por su fuerte carácter y su rechazo a cualquier Alfa que haya intentado cortejarlo. Sus razones nadie las conoce, aunque existen muchas teorías de por qué el príncipe no ha contraído matrimonio con un Alfa, ninguna...