Y al ver su sonrisa triste, lo sabe. Sabe que él es igual que ella.
Ambos guardan un secreto.
Ambos con un sentimiento estúpido.
Ambos con un corazón roto.
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~Los personajes pertenece...
Why would you ever kiss me? I'm not even half as pretty
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En su mente ronda una frase antigua, de esas que su abuela solía decirle cuando era un niño y solía visitarla en el campo junto a su madre durante los veranos.
"Cuando se trata de los sentimientos, cariño, es el corazón el que habla, aun cuando tú no lo desees"
En realidad, no recuerda las palabras con exactitud, pero el concepto, aún cuando permanece lejano en su memoria, ha decidido reaparecer para atormentarlo.
Por eso, hay una carta en el bolsillo de su camisa.
El papel está decorado en sus márgenes, marcado con su escritura apurada y torcida, doblada y metida con cuidado en un sobre carmín.
Es pequeña, piensa; algo modesta y sencilla, justo como su creador. Nada en comparación a las cartas perfectamente elaboradas que Todoroki suele recibir casi todos los días, por ley, son al menos tres por semana.
Siempre son cartas con escritura linda y elegante, perfectamente decoradas e incluso algunas perfumadas, con palabras rimbombantes y frases cursis y por lo general, un atrevido "Por favor, sal conmigo" después de un vago "Me gustas". Perfectamente arregladas, que buscan ganar al menos un poco de la atención del "príncipe de la clase A".
Por otro lado, la suya es una carta escrita en medio de un arranque de valentía que tuvo a medianoche de un lunes, con un apenas legible "Te quiero", seguido de una lista de disculpas por ser imprudente.
La gran diferencia es que, contrario a las cartas promedio que su amigo suele recibir con regularidad, la suya no posee el nombre de su remitente.
Es bastante estúpida, si le preguntan a Izuku.
Es solo un recordatorio de lo cobarde y patético que está siendo.
Todos los días pasan, con esa carta tonta pesando en su bolsillo, esperando paciente a ser deslizada en secreto dentro del casillero de Todoroki, o quizá a ser dejada sobre su escritorio anónimamente una mañana de escuela, quizá algo más osado como pasarla bajo la puerta de su habitación.
Izuku se ha vuelto un experto en evadir cualquier oportunidad para hacerlo; poniendo excusa tras excusa antes de tener el valor de poder entregarla correctamente.
¿Lo peor?
Izuku tampoco es capaz de deshacerse de ella.
Es como si sus sentimientos hubieran decidido tomar la forma de esa carta mal hecha. Un reflejo de esa confusión en el deseo de permanecer a su lado, aun cuando le haga daño.
Deshacerse de sus sentimientos como si fueran nada no es tan fácil después de todo.
Izuku puede jactarse de que por un largo tiempo, hizo todo lo posible para controlar lo que sentía. Realmente lo intentó, con todo lo que tenía. Pero esa carta que guarda tan recelosamente es un desliz tonto que no pudo detener.
