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—¿Y qué ganas tú con eso? — preguntó JeongIn mientras se sentaba en la banca, sobresaltando a JiSung.

 Este se encontraba en el descanso, aprovechando su tiempo en comer algún bocadillo o relajarse, antes de volver a las típicas clases abrumadoras. Por tal relajo, el azabache no había visto el momento en el que el peli-rosado se acercó, asustándolo al escuchar una voz a lado suyo. 

— Lo siento —se disculpó, intentando calmar al mayor—. No fue mi intensión. 

— Tranquilo Innie, no es nada. — suspiró JiSung para volverse a incorporar. 

 Al ver que JeongIn lo seguía mirando con preocupación, y la sensación de culpa que inundaban sus orbes, le dedicó una pequeña sonrisa, en señal de que estaba bien. Supo que su mensaje fue correspondido cuando el chico le devolvió la misma sonrisa tranquilizadora segundos después.

— Está bien — dijo en un susurro, sentándose en la banca a centímetros de Han —. Pero respóndeme, hyung.

—¿Qué gano yo? — vio al menor asentir, volviendo su mirada al frente —. No lo sé... Nada, quizás. — respondió, restándole importancia. 

— ¿Para qué carajos lo haces entonces? — preguntó de nuevo el chico, esta vez sonando más irritado. 

— ¿A qué te refieres exactamente? 

— A que, si no ganarás nada, ¿Para qué te metes en eso? — contestó JeongIn, suspirando por la molestia. 

— Porque odio a la gente así, tú lo sabes. — volvió otra vez su mirada al chico, encontrando su mueca de confusión —. Me parecen falsas. Repugnantes seres que ocultan la verdad. 

— JiSung... ¿Por qué te importa tanto? — Han iba a responder, pero una cabellera castaña ocupó su mente en el momento que lo vio pasar a través del patio. 

Allí caminaba MinHo, el "Chico Perfecto" y el blanco de varias envidias. Aparecía como normalmente lo hacía; con su uniforme perfectamente portado, sin ninguna arruga, su cabello castaño brillando, suave y ordenado, con su piel cuidada y luciendo su típica sonrisa. Recorriendo el patio de un lado a otro, saludando a toda persona que se le acercara, y acompañado de otros estudiantes del mismo gran porte. MinHo siempre andaba con los suyos; personas de buen lugar en algún aspecto importante, aunque, al salir, permanecía detrás de ellos, pero no parecía afectarle en nada.

JiSung no pudo evitar centrar su mirada en los ojos cristalinos del chico, quien mantenía su cabeza gacha a pesar de haber gente a su alrededor. Sus orbes reflejaban algo más que la tristeza, sin embargo, por más que el azabache intentara, no lograba admirar con detalle aquel sentimiento. 

— JiSung, lo estás haciendo otra vez. 

 — ¿Eh? — respondió confuso al llamado del chico, sintiendo la mano ajena en su hombro, ahuyentando sus pensamientos — ¿Qué cosa? 

 — Observar como loco a MinHo — dijo JeongIn, ganando una mueca de desagrado por parte de Han. 

— No hago eso — negó el azabache, aún mirando al chico de mala manera. 

 — Créeme, lo haces. ¿O acaso necesito grabarte? — dijo, entonando su sarcasmo en la última frase — .En serio, Han. Pareces un acosador. 

 — No te entiendo nada — JiSung dijo, quitándole interés en su respuesta — .Además, lo dices como si en verdad lo vigilara a él todo el tiempo. 

 — No digo que lo hagas — vio como JeongIn volteaba sus ojos, molesto. —. Sólo que, a perspectiva de otros, pareces que únicamente lo ves a él, a MinHo.

Our nights [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora