Introducción

21 1 0
                                    

Lo que estaba haciendo estaba prohibido. Nunca debió acercarse en primer lugar como lo hizo, no debió sonreírle ni dejar que lo tomaran de la cadera. No debió seguirle el juego, ni devolverle el primer beso, mucho menos volver a él. No debió aceptar ser su amante a escondidas, porque un joven de diecinueve años vivía en otras sintonías, con otros sentimientos y diferentes secretos. Pero volvió a buscarle, a rogarle por su toque, a derretirse en su piel, aun sabiendo que era casado no pudo evitar que su corazón de pollito se enamorara de él y eso estaba mal. Lo sabía y a pesar de ello intentaba no darle importancia. Zenitsu era feliz a su lado.

Ahora ahí estaba, esperándolo en el estacionamiento de su trabajo apoyado en su auto gris. Miro hacia abajo enfocando sus zapatos para la universidad color negro, mientras que con sus dedos jugueteaba con la correa de su mochila. Relamía sus labios los cuales se resecaban fácilmente por el frio de la noche.

Llevo su mirada hacia la entrada del lugar para después ver su reloj de muñeca para ver que cada vez faltaba menos para que todos comenzaran a salir y con ello que ambos se encontraran. Espero pacientemente por los próximos minutos mientras el sol comenzaba a ocultarse dándole paso a la oscuridad de la noche.

Las lámparas comenzaron a iluminar todos los alrededores cercanos, incluyendo la acera donde se encontraban varios autos estacionados. El joven noto como los trabajadores comenzaron a salir del establecimiento. Sus ojos buscaban por todas partes aquella cabellera plateada pero no lograba divisarla.

No sabía si era su imaginación o realmente su respiración se estaba volviendo entrecortada por los nervios. Continúo buscando con la mirada aquellos cabellos hasta que logro verlos, sus ojos brillaron mucho más que las luces de la ciudad por la emoción y a la vez también por los nervios.

Cuando sus ojos lograron encontrarse Zenitsu sonrió inconscientemente observando como el mayor se acercaba a él con tranquilidad sin cortar el contacto visual.

Ninguno se movió cuando estuvieron cara a cara, solo esperaron a que el lugar se vaciara para poder llenar aquellos centímetros que los separaban.

Zenitsu tuvo que ponerse de puntillas para llegar a su boca. Sus labios no estuvieron secos después de sentir su lengua. Apretó la tela del chaleco del más alto, cerrando fuertemente sus ojos sintiendo como exploraban su cuerpo con las manos. El cosquilleo en su estómago era voraz y estimulante, era esa la experiencia que amaba cuando estaba cerca de Tengen.

-No debiste venir- Al separarse Tengen lo vio directamente a aquellos bellos ojos que tan loco lo volvían.

El rubio solo elevo los hombro para desviar la mirada y volver a apoyarse en el auto del mayor.

-Te extrañaba-

El albino sonrió al mirarle cruzarse de brazos, como si eso fuera a protegerlo de lo que pasaba en cada uno de sus encuentros.

-Alguien pudo habernos visto, ¿sabes?- Continuo hablando mientras una sonrisa burlona adornaba su rostro.

Zenitsu frunció el entrecejo, como casi siempre solía hacer cuando le decían aquella frase.

-¿Y que tiene? Quien sea que nos haya visto no sabe nada- Arremetió haciendo que Tengen riera levemente para después verlo de arriba a abajo.

-¿Dónde estuviste todo el día?- Volvió a recorrerlo con una mirada levemente juzgona.

-¿Ah?- Con eso, Zenitsu guio su mirada hasta él.

-Se que no has ido a tu casa en todo el día, aun sigues con tu mochila de la universidad-

El menor bajo la mirada sin responder. ¿Por qué tenía que decirle todo lo que hace? Él nunca le decía nada, casi todo lo mantenía en secreto. A veces el rubio sentía que solo el aportaba en la relación pero le daba miedo dejar de hacerlo y que no lo buscaran devuelta.

~ᵁⁿⁱᵈᵒˢ ᵖᵒʳ ᵉˡ ᵈᵉˢᵗⁱⁿᵒ~//𝓐𝓾 𝓜𝓸𝓭𝓮𝓻𝓷//𝓩𝓮𝓷𝓲𝓽𝓼𝓾 𝔁 ____//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora