Capítulo 219

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J: Claro que puedes, canija.

Asegura.

J: Y va a sentarte genial.

Garantiza.

J: Acuérdate que eres muy feliz allí arriba, y que siempre has podido con todo para no aplazar.

Suspiro buscando el aire que me falta para poder calmarme y darle la razón.

- Sí.

Lo hago con dificultad, consiguiéndolo poco a poco.

J: Vamos, que tú puedes.

Acaricia mi cara, echándome el pelo hacia atrás, para que nada estorbe en recuperar la compostura. Tocan la puerta, y sin esperar respuesta, Rosa se cuela dentro del camerino.

R: Malú, cielo, ¿Qué pasa?

Parece preocuparse al verme así.

R: Que me han dicho que no te cambias todavía, y te encuentro llorando antes de cantar.

Se acerca a mi.

- Nada, estoy bien.

Zanjo. No pienso quedarme aquí llorando por nadie, y mucho menos flaquear en un show. José tiene razón, me he subido estando casi muerta al escenario, hoy no haré una excepción.

R: Vale.

Acepta la respuesta.

R: Pues llevas media hora de retraso, a mover el culo que el concierto empieza puntual.

- Sí.

Busco una botella de agua y me dispongo a cambiarme. José me mira dubitativo, pero con un pequeño gesto le hago saber que daré el concierto y necesito que salga para colocarme el mono.

R: Ven aquí que te ayudo con eso.

Vestirme no está siendo tarea fácil. Sé que la ropa no es la que me hace sentir el corazón apretado, ni la falta de oxigeno, pero mi cuerpo tampoco ve bien el encontrarse presa entre aquellos retazos de tela.

- Igual mejor hoy salgo con un pantalón y camiseta.

Propongo.

R: De eso nada, esto ya está.

Cierra la cremallera enfundándome en el traje de la gira.

R: Pierdes unos pocos kilos más y verás como se soluciona rápidamente, que al público le vuelve loco este rollo cañero.

- Sí.

Le doy la razón.

R: Y tú no te puedes ver mas guapa.

Me sonríe satisfecha.

R: Ahora vendrán a maquillarte.

Advierte.

R: No te olvides que la vida privada queda fuera de esas tablas.

Señala la puerta. El escenario está allí.

- Por supuesto.

El esfuerzo que hago por sonreír es sobrehumano, pero debo grabarme a fuego sus palabras. Rosa me enseña a ser todo lo profesional que esta carrera exige.

R: Ahora a darlo todo, que el recinto está a rebosar.

Promete orgullosa.

R: Además el lunes tenemos que reunirnos. Te tengo fantásticas noticas.

En cualquier momento le hubiese rogado por un adelanto, pero ahora mismo nada me importa.

- Vale.

R: Mucha mierda.

Me desea y desaparece dejándome lista para pasar por pintura y chapa.

- Gracias.

Me obligo a responder. Otro recinto lleno. Eso es gracias a mi manager, y de ello no me puedo olvidar.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora