Capítulo 7 - El Perdón

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Marcos e Inés inspeccionaron el coche y de hecho los chicos lo habían dejado impecable. Bueno, un trabajo menos.

- ¡Estoy impresionada! ¡Qué maravilla!

- Muy bien, chicas, ahora que hemos terminado nos vamos a casa, vale? - Marcos estaba apresurado y sin paciencia. ¡Qué chica insoportable resultaba ser esta Inés!

- No nos podemos quedar un poco más a jugar?

- Bueno, Paulita, ¡va a ser mejor que no! Ehhm, digo, porque... ya es tarde, y Bruno todavía no hizo la tarea.

- ¡Pero si estamos de vacaciones!

- LA TAREA DE CASA. - Dijo ella impaciente, entre dientes. - Quedaste en ordenar tu habitación, eh, que bastante desarreglada la tienes. Vamos, mañana jugáis más.

- Vamos que Inés nos está expulsando.

- ¡No les estoy expulsando! Vosotras dos pueden venir cuando queráis. Y serán muy bienvenidas.

Marcos resopla, riendo. Patética le parecía.

***

- ¿Qué quieres? - Julia no tenía miedo. No a Roque específicamente. No obstante, los muertos le aparecían siempre con un mensaje, o una misión. Y si no cumplía no la dejaban en paz. El caso es que ella no pensaba hacer absolutamente nada por él.

-Julia, necesito tu perdón. Para poder irme en paz. - Dijo serio, con su habitual voz ronca.

- No puede ser. - Ella estaba en shock. Sus pupilas estaban dilatadas, y la respiración casi no le salía. Sin embargo, su voz estaba firme y densa. - Qué pasa que todavía no entendiste que lo que hiciste simplemente no tiene perdón? Si has venido por esto ya puedes desaparecer, que no hay manera.

- ¡La que no entiendes eres tú! - Roque estaba agresivo, como en sus últimos días de vida - Si te fijas bien, yo he sido el único en el internado que te ha querido de verdad. Salvo Iván, pero igual para quererte como él... - Ríe, con una ironía dura, amargada - Vamos, que el tío solo te maltrataba! Y sabes que? YO siempre he sido el que te consolaba cuando él te hacía daño.

- Primero, que laves tu boca antes de hablar de Iván. - Julia dijo, con el dedo en ristre. No podía creer lo que escuchaba. - Segundo, ¿a qué viene esto? Me vas a fregar por la cara todo lo que hiciste por mí o que? Y tercero, que Vicky y Marcos sí son mis amigos. Vicky ha hecho cosas por mí que solo una hermana lo haría. Y sabes quién más era mi amiga? CAROLINA.

Roque soltó una pequeña carcajada, como de burla. Parecía un villano de alguna película de Marvel.

- No te engañes, Julia. Que te trataran normal no quiere decir que de verdad eran tus amigos. Lo que te pase no les importa nada, nunca importó. En cambio yo, además de enterarme de cada paso tuyo, te estaba siempre escuchando, aconsejando, conteniendo, tratando de ponerte bien.

- No tienes idea de lo que dices! No voy a caer en eso, ¿me oyes? Te repito, si has venido a por mi perdón, date vuelta, ya está.

- Eres una ingrata! - Ahora se estaba empezando a alterar. - Te olvidas que yo he sido tu primer amigo en el internado, ¡Cuándo todos te miraban como una pervertida que había seducido a tu padrastro! ¡Que yo he sido el primero en creerte lo de Cayetano! ¡Que yo te he ayudado a que te escucharan los demás! Que era conmigo que venías a lloriquear cuando te peleabas con Iván! Que era yo el que te aconsejaba con eso! Y me costaba mucho. Porque tu sabías muy bien que yo te quería para mí! - Roque lloraba, con odio.

El Internado: Volverá La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora