Extra

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Extra: «El nacimiento del "conflicto" entre Izana Kurokawa y Ken Ryuuguji»

Izana no había tenido un problema alguno con Ken Ryuuguji al menos no cuando éste era solo un niño de no más de once años.

En un comienzo había sido por simple diversión, ya que le resultaba entretenido molestar a los amigos de Mikey y ver como estos solían perder la calma tan fácilmente; aunque Ryuuguji a diferencia del faltó de paciencia de Keisuke y el gustos extravagantes de Haruchiyo no perdía la paciencia ante el sin fin de intentos para molestarle.

Aunque claro como todo tiene un fin y un nuevo comienzo.

Él y Emma no habían crecido en un entorno donde se demostrará el amor, más allá del que ambos se tenían por el otro y alguna que otra muestra escasa de cariño de parte de su madre; no obstante Izana no era ciego y aún menos estúpido, había notado el cambio repentino en el actuar de Ryuuguji.

Si bien en un comienzo le había parecido impresionante la forma en que el rubio solía tolerar las actitudes de Mikey con alguna que otra queja acerca de los comportamientos bastante mimados y abrumadores del más bajo, ahora había un claro antes y después, o al menos lo había ante sus ojos.

Ken había pasado de aceptar sin rechistar y con unas cuantas quejas cualquiera que fuera la petición de Mikey ahora tendía evitar hacerlo más de lo necesario y solamente cuando Mikey parecía terco en que no se hiciera o las distracciones no funcionaban Ryuuguji lo hacía; cosa que Izana veía imposible dejará de suceder tomando en cuenta la cantidad de tiempo que pasaban juntos.

Aunque esos no era los únicos motivos que le habían hecho cambiar su actitud con respecto al menor.

La cúspide de todo eso fue cuando Kurokawa notó la manera en que por primera vez el chico se sonrojo ante el mote cariñoso que usaba su hermano, y de haber sido solo una ocasión le habría dado igual, pero la situación de los visibles sonrojos de Ken por el mote cariñoso prevalecieron un par de meses más.

No hizo falta ser un genio para unir las piezas y darse cuenta de que Ryuuguji había caído bajo el encanto de Mikey, y si anteriormente, sin esa clase de sentimientos de por medio, estaba dispuesto a seguir a Manjiro a donde fuese no tenía idea de que haría ahora.

No hizo falta ser un genio para unir las piezas y darse cuenta de que Ryuuguji había caído bajo el encanto de Mikey, y si anteriormente, sin esa clase de sentimientos de por medio, estaba dispuesto a seguir a Manjiro a donde fuese no tenía idea de...

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Habían pasado exactamente seis meses desde el cambio tan radical en la actitud de Ryuuguji hacia Mikey e Izana no tenía ya duda alguna, aunque en realidad nunca la tuvo, de que el rubio sentía más que amistad por su hermano. Y parecía que era el único que lo había notado, porque Shinichiro no había cambiado en absoluto su trato hacia el chico; Emma seguía embelesada con aquella primera impresión del rubio, él sabía que debía romper aquella ilusión de su hermana antes de que escalara hacia un término en el cual le sería más difícil de superar; y Mikey no parecía dar señales de que había algún cambio en la dinámica que ambos manejaban.

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