☽⚔☾Impact 001
The Shadow Hunter
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Anniebeth conducía distraída por las calles de la ciudad, repasando en su mente los ingredientes que necesitaba para su próximo hechizo. De repente, un movimiento fugaz a su izquierda la sacó de su ensueño. Su corazón se detuvo por un instante cuando se dio cuenta de que un hombre había cruzado la calle, pero ya era demasiado tarde.
—¡No! —gritó, mientras frenaba bruscamente. El auto patinó, y el sonido de metal contra carne resonó en sus oídos. Con un nudo en el estómago, se asomó por la ventana. El hombre yacía en el suelo, inmóvil.
Saltó del auto y corrió hacia él, la adrenalina bombeando en sus venas. Se agachó junto a su víctima, sintiendo su pulso débil bajo sus dedos. Un alivio la invadió al comprobar que estaba vivo, aunque inconsciente. Tenía runas visibles en su piel, marcando su cuerpo como un cazador de sombras. "¿Qué demonios hace uno de estos aquí?", pensó con preocupación.
—¡Por las runas de Hécate! —exclamó, sintiendo que la situación se estaba complicando más de lo que había imaginado. Miró alrededor, asegurándose de que no hubiera testigos curiosos. Su mente se aceleró, y su primer instinto fue llevarlo a un lugar seguro.
—Esto es ridículo… —murmuró para sí misma, intentando recordar cómo había llegado a esta situación. Se agachó de nuevo y, con una fuerza sorprendentemente baja, comenzó a jalarlo de los pies, intentando meterlo en el asiento trasero de su auto. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su peso era más de lo que esperaba.
—Vamos, levántate —dijo, pero el cuerpo del cazador no se movió. Frustrada, hizo una pausa y se pasó una mano por el cabello, sintiendo la presión de la situación. ¿Cómo podía ser tan pesado? Pensó que debía haber una forma más eficiente de hacerlo.
Entonces, recordó las enseñanzas de su abuela sobre la levitación. A veces, los trucos más simples eran los más efectivos. Con determinación, se enderezó y, cerrando los ojos por un momento para concentrarse, empezó a murmurar un hechizo en el idioma de las brujas. Las palabras fluyeron de sus labios mientras extendía las manos hacia él. Para su alivio, el cuerpo de él cazador comenzó a elevarse suavemente del suelo, flotando hacia el auto.
—¡Lo logré! —gritó, llena de emoción, y sin pensarlo, comenzó a aplaudir, su alegría era contagiosa. Sin embargo, su entusiasmo tuvo consecuencias inesperadas: el movimiento brusco hizo que el hechizo se interrumpiera, y el cayó de nuevo al suelo con un estruendo.
—¡Oh no! —exclamó, corriendo de nuevo hacia él. Se agachó y lo miró, tratando de averiguar si había sufrido más daño. El chico parecía aturdido pero ileso.
—¿Qué… qué está pasando? —dijo con voz débil, abriendo los ojos lentamente.
—Cállate y deja que te ayude —respondió Anniebeth, sintiendo una mezcla de preocupación y humor en la situación. —Te atropellé, pero no te preocupes, puedo arreglarlo... más o menos.
El desconocido la miró, confundido y todavía aturdido, mientras ella arrancaba el auto. La situación era absurda, y no podía evitar una pequeña sonrisa mientras pensaba en cómo podría contarle esta historia a sus amigas más tarde.
—Solo un día más en la vida de una bruja, supongo —murmuró, intentando mantener la calma mientras giraba el volante. El viento agitaba su cabello y, aunque había una parte de ella que estaba nerviosa, otra parte disfrutaba de la adrenalina de la aventura.
Mientras conducía, miró a través del espejo retrovisor y vio a el cazador intentar incorporarse. Su mirada era de sorpresa, y su mente parecía estar luchando por procesar lo que estaba sucediendo.
—¿Quién eres? —preguntó, la confusión evidente en su rostro.
—Soy Anniebeth, una bruja que acaba de atropellarte. Así que, ¿qué tal un gracias por salvarte la vida? —respondió con una sonrisa, disfrutando del juego de palabras.
El chico la mira aún con el ceño fruncido. —¿De verdad me atropellaste?
—Sí, pero en mi defensa, ¡no te vi! —exclamó, girando en una esquina mientras trataba de no perder la risa.
A medida que se alejaban del lugar del accidente, la tensión se disipaba lentamente, aunque Anniebeth sabía que debía pensar en un plan para curarlo y, tal vez, explicarle cómo había llegado a esta situación tan surrealista.
Al final, no solo había salvado a un cazador de sombras, sino que, de alguna manera, había comenzado una historia que no solo la involucraba a ella, sino también a él. Con una mezcla de intriga y humor, miró hacia adelante, sintiendo que esta era solo la primera de muchas aventuras.
Cuando llegaron, Anniebeth repitió el hechizo para llevarlo flotando hasta el sofá de su sala. Acomodándolo cuidadosamente, comenzó a encender unas velas, preparando el ambiente para realizar un hechizo de sanación. Pasó las manos por encima de él, murmurando palabras antiguas. Su magia fluyó, reparando las heridas visibles, y curando cualquier daño interno que pudiera haber sufrido.
Mientras lo curaba, no pudo evitar notar lo misterioso que era. Lo único que sabía era que el era un shadow hunter. "¿Quién eres?", pensó, sin esperar una respuesta inmediata.
De pronto, el hombre gimió, moviéndose ligeramente. Anniebeth se apartó de inmediato, los ojos muy abiertos. "Va a despertar", pensó, nerviosa.
Con un suspiro profundo, el hombre abrió los ojos lentamente, parpadeando con confusión mientras intentaba incorporarse. Anniebeth mantuvo la distancia, sin saber cómo iba a reaccionar.
—¿Dónde... estoy? —preguntó él, su voz ronca y desorientada.
—En mi casa... —dijo ella, tratando de sonar tranquila—. Tuviste un accidente. Te... atropellé —admitió, mordiéndose el labio—, pero te curé, así que...
Él frunció el ceño, llevándose una mano a la cabeza.
—Me... atropellaste.
—Fue un accidente —respondió rápidamente Anniebeth, levantando las manos en señal de paz—. Pero, te curé. Así que, estamos a mano, ¿no?
Él la miró por un largo momento, evaluando la situación, pero no dijo nada más. Anniebeth soltó un pequeño suspiro de alivio, pero sabía que las preguntas apenas comenzaban.
—¿Cuál es tu apellido?
Anniebeth se detuvo por un segundo, sin saber si debía revelarlo, pero algo en los ojos del hombre le hizo sentir que podía confiar en él.
—Middleton —respondió en un tono suave.
Él la miró fijamente, su expresión cambiando al instante. —¿Middleton? ¿Como la familia de brujas?
Anniebeth asintió, un nudo formándose en su garganta. No era fácil hablar de su familia, una de las más poderosas en el mundo de la brujería, que había sido casi aniquilada en un incendio.
—Sí, esa misma —admitió—. Pero después del incendio, tomé el apellido de mi abuela, Mills, para protegerme.
El hombre se incorporó un poco más en la cama, frunciendo el ceño. —No sabía que había sobrevivido alguien.
Anniebeth se encogió de hombros. —No mucha gente lo sabe. Mi abuela me cuidó, y el resto del mundo cree que todos morimos en el incendio.
Él la miró durante un largo rato, como si estuviera procesando toda la información. Finalmente, habló de nuevo, su tono más suave esta vez.
—¿Por qué me lo cuentas? —preguntó.
Anniebeth lo miró directamente a los ojos, respirando profundamente antes de responder. —No sé... tengo un buen presentimiento contigo. Siento que puedo confiar en ti.
El hombre, que aún no le había dicho su nombre, asintió lentamente, una leve sonrisa curvando sus labios.
—Yo también —fue todo lo que dijo.
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Love At First Impact- Alec Lightwood
FanfictionHace tres años un encuentro inesperado en el que Anniebeth, una bruja, atropelló accidentalmente a Alec, un cazador de sombras, sus caminos vuelven a cruzarse. Desde aquel choque que cambió sus vidas, ambos han seguido sus respectivos caminos, pero...