Prólogo

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Hola!

Ali vuelve a estas aguas con un long-fic del cual espero salir viva :'D

Es una historia algo descabellada, pero me he querido bautizar en sus aguas desde que la idea se me vino a la cabeza. Tal vez me adentre en el Dead Dove de esto en otro OS, pero de mientras aquí una versión menos creepy jajaja

De antemano les advierto que la magia, dioses y todo lo fantasioso del mundo creado por George Martin lo he moldeado para esta historia. Algunas cosas las tomé del canon de los libros, pero como no he leído la gran mayoría, pues pueden encontrar ciertas inexactitud con lo que aquí presento. 

Bueno, aquí les dejo las advertencias:

- AU! Viajes en el tiempo

- Mención de Aly x Aemond y Aemond x Helaena

- Comportamientos obsesivos y posesivos

- Auto desprecio y mecanismos de afrontamiento no sanos

- Smut (eventualmente)

- Violencia canónica

(Estos son algunos  y los principales, pero si veo necesario añadir algún otro lo colocaré en el capítulo correspondiente)

Sin más a leer!

~°*†*°~+~°*†*°~

—¡Mi príncipe! ¡Aemond! —exclamó Alys con las manos sobre el vientre levemente abultado. Su rostro de facciones suaves y elegantes se había contorsionado en un gesto de desesperación pura tras escuchar del príncipe que partiría a pelear con Daemon—. ¡Llévame contigo!

Sus ojos verdes estaban anegados y lo miraban con pánico. Aemond no sintió ni una pizca de compasión por ella, el único remordimiento era el bebé de cuatro lunas que esperaba con ansias. Llevó una mano ahí, al lugar en el que yacía la esperanza de volver a ver a...

—Mi príncipe —llamó, voz entrecortada y con las manos cernidas sobre la de Aemond—, si vas solo...

—Me desharé del último obstáculo que nos queda. La puta de Rhaenyra perderá el único pilar que la mantiene a flote.

Y Aemond por fin podría descansar de la maldita guerra. El agotamiento se había apilado sobre él desde la noche en que perdió a Lucerys. Cada que oscurecía venían a él pesadillas en las que el muchachito moría una y otra vez frente a sus ojos; una muerte más grotesca que la anterior. Durante madrugadas tranquilas se permitía rememorar la última vez que vio a su sobrino en Bastión de Tormentas. Recordaba los rizos de una cabellera castaña, ojos expresivos y aniñados, piel blanca, nariz respingona, boca pequeña y labios delgados. A diferencia del padre, lord Harwin, Lucerys no había sido bendecido con un cuerpo corpulento o musculoso, sino de talle esbelto y delgado. Quizás hubiese crecido tan alto como lord Harwin, pero era un pensamiento que se esfumaba al saber que nunca podría corroborarlo.

Aemond había matado a Lucerys.

—Y tal vez mueras en el proceso —replicó Alys con mirada reprobatoria a la vez que se apartaba de él—. Si vas solo es muy seguro que mueras. Sabes lo que soy, quien soy. Puedo ayudarte con...

—Tú tienes un deber —interrumpió Aemond, con un tono autoritario y una presencia aplastante— y ese es no perder al bebé en ninguna circunstancia.

Obsesión Indemne - [Lucemond] DISCONTINUEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora