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-No se distraigan -dijo Bellator en cuanto ya era posible verlo

Tragué saliva mientras mis ojos lo seguían a donde quiera que se movía. Era como ver a un animal esperando el momento perfecto para saltar sobre sus presas y destrozarlas en mil pedazos... lo cual no quería que me pasará.

-¿Listos? -preguntó Bellator

-Listo -contestó Arthur

-También yo -respondí

-A la cuenta de tres -comenzó Bellator -uno... dos... tres

En ese momento, el plan comenzó, él y Arthur serian lo que atacarían de frente para distraerlo todo lo posible mientras yo corría hasta donde estaban Lucius e Ivy e intentar ser su escudo trayéndolos hasta nuestro lado con seguridad. El plan parecía perfecto, pero no contábamos con que "él" nos sorprendería con uno de sus trucos.

En cuanto di unos cuantos pasos, corriendo hacia ellos, del suelo comenzaron a salir gruesas raíces de árboles, mismas que envolvieron los cuerpos de Ivy y Lucius formando una especie de capullo de raíces.

-¡No! -intenté corres más rápido y lo hice, pero cuando llegue, cuando mi espada dio con fuerza a esas raíces, me di cuenta de que era inútil, no les hacía ningún daño

Solo pude ver como esas raíces se los tragaba sin que yo pudiera evitarlo, solo pude ver a Ivy directo a los ojos sin saber qué hacer para evitarlo.

Tenemos que matarlo

Era la única opción que se me ocurrió como respuesta segura a sacarlos de aquí.

No quería alejarme, pero tenía que hacerlo así que me di la vuelta y regresa a donde ellos dos estaban peleando.

-¡¿Qué haces?! -preguntó Arthur entre golpes y movimientos rápidos para esquivarlo los de él

-¡Los atrapo! ¡Debemos matarlo para liberarlos!

En cuanto grité la palabra matarlo, él se giró a mi y me gritó en el rostro.

-¡No van a matarme!

Aterrador

Bellator le dio un golpe con la espalda en una de sus piernas, pero no hubo herida, simplemente lo hizo voltear a verlo para continuar con la pelea.

Si esta cosa no podemos lastimarla con las armas que nos dio Bellator ¿Qué más puede hacerlo? ¿Cómo podemos dañarlo?

Entre golpes intentaba pensar, ningunos de nuestros ataques parecían lastimarlo y simplemente estábamos dando vueltas golpeándolo y solo nos estábamos cansando.

Debe haber algún modo de detenerlo.

Si tan solo pudiera tener los recuerdos del rey Joseph, probablemente pueda entender un poco más la existencia de los gigantes y tal vez pueda entender cómo matarlo.

Por un momento dejé de lanzar golpes con la espada y di unos pasos atrás mirando la escena e intentando recuperar el aliento.

Hay una manera, pero no sé si funcione

Dejé a Bellator y Arthur para alejarme lo más posible de ellos, dejé el campo improvisado de batalla para regresa y poderme ocular entre los árboles.

-¡Rey Oto! -le grité a la nada -¡Necesito de su ayuda! ¡Por favor! -hice una pausa esperando una respuesta, pero no hubo nada -¡Si quiere que Bellator gane, necesito su ayuda!

Con esas palabras un brillo comenzó a salir de la tierra, era una esfera blanca de luz diminuta, una que floto desde el fondo de la tierra hasta quedar frente a mí.

-¿Qué es lo que necesitas? -era la voz del rey

-Quiero volver a ver los recuerdos del rey Joseph, si el investigo a los gigantes, probablemente podamos encontrar una manera de matarlo

No dijo nada, no huborespuesta, simplemente el brillo de la esfera tomó mas y más fuerza hastavolverse imposible de mirar haciéndome cerrar los ojos y cubrirme un poco conel brazo. 

Cuando abrí los ojos me di cuenta de que el Rey Oto me había ayudado.

Estaba en un lugar diferente al bosque, no era una habitación en el palacio, era como... una casa de campaña, una de esas que usaban en la antigüedad, grande, decorada, sostenida por algunos palos de madera.

Era un lugar digno de un rey que estaba en batalla, con algunas comodidades y lujos, pero no los mismos que había en un palacio, había un escritorio y una silla roja.

Estaba solo, no había nadie aquí, pero era yo, Jimin y siendo yo, no tenia los conocimientos del rey Joseph, pero, supongo que estaba en su lugar de trabajo y si tengo suerte, tal vez pueda encontrar algo en los cajones así que me di prisa acercándome al escritorio buscando entre los cajones.

Abrí algunos cajones donde había demasiadas libretas y libros, todo con temas de gigantes, dibujos de su anatomía, todo lo que pudiera

desear saber de ellos probablemente estaba aquí.

Me senté ante el escritorio para poder buscar las cosas, pero entre mis búsquedas, alguien entró, haciéndome saltar del susto y quedarme inmóvil con la libreta que revisaba en mis manos.

Era el Rey Joseph quien había entrado. Su rostro se miraba cansado y desanimado, pero al parecer no podía verme porque se acercó a una pequeña mesa donde había botellas de vino, tomo un vaso y una de las botellas con intenciones de servirse un trago, pero terminó alejando el vaso y tomando la botella completa. Camino a una silla y se dejó caer pesadamente mientras quitaba el tapón de la botella y le daba un largo trago para al final limpiarse la boca con el dorso de su mano, cerró los ojos y llevó su cabeza hacia atrás.

Lo ignoré al ver que no me podía verme y continúe buscando información.   

-Lo siento -chillo de repente -lo siento Juliette

Extraña a Juliette

Levanté la mirada y me quedé viéndolo. El hombre que estaba frente a mi había matado a la mujer que amaba y a un fiel sirviente, casi amigo, todo por querer obtener su venganza y ese mismo hombre estaba frente a mí, llorándole a una persona que murió por su culpa y en sus brazos.

No sabia si enojarme o tenerle lastima.

No sabia si enojarme o tenerle lastima, al final me concentré de nuevo en mi búsqueda.

Este hombre me impresionaba, había recaudado demasiada información de los gigantes y la mayoría de ella era escrita por él.

-¿Estoy así de ebrio?

No hice caso a sus palabras y continué.

-¿Quién... quién eres tú?




Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora