Sentado en el sofá de una casa ajena mientras tomo un poco de café junto a una familia, es una escena que me trae algunos recuerdos. La última vez que viví este tipo de experiencias fue cuando era un joven estudiante, donde forzosamente tenía que cooperar con mis compañeros en sus hogares. Recuerdo que en muchas ocasiones la madre de Peter solía darme galletas con chocolate; él era la persona más allegada al cual podría considerar como un amigo. Pero en estos momentos estoy con una pareja desconocida, peor aún, testigo de un acto de infidelidad bastante desastroso. La mujer no deja de observarme con esos ojos tan intimidantes similar a la de una lechuza, pero trato de disimularlo con este café de mercado. Cabe destacar que es el que más odio.
—¡Querida a que no sabes!, este hombre que está aquí es un gran artista. —Acompaña la declaración con algunas palmadas a mi espalda—.
—Eso es bastante sorprendente, espero que nuestro hijo sea así de grandioso como tu Steven. —Expresa la mujer con una sonrisa intimidante—.
—¿Su hijo también quiere aspirar a ser un artista? —Pregunté con la intención de cortar su tensa mirada—
—Si, Alonso desde hace un tiempo le interesa mucho las manualidades y la pintura. —Dice Clara—.
—¡Tengo una idea! —Exclama el hombre entusiasta—. Deberías de darle clases particulares uno que otro día, podríamos pagarte muy bien.
Ante su propuesta, su esposa y yo casi nos ahogamos con nuestro sorbo de café. Claramente ninguno de los dos tenemos la intención de volver a vernos en esta vida ni en la próxima.
—Me es muy halagador de su parte, pero actualmente me encuentro muy ocupado con mi actual trabajo, es algo que requiere mucho tiempo.
—Puedo entenderlo, pero en serio me gustaría que vengas a visitarnos algún día para que puedas darle una charla a mi hijo. Últimamente se burlan de su trabajo y es algo que lo anda desmotivando a continuar, sabes... Quiero que sea feliz y que aprenda a seguir sus sueños.
No sabia que responder ante su insistencia, su esposa tampoco tenia algo que comentar al respecto. Puedo entender la dificultad que puede estar experimentando el niño, pero no estoy en posición de comprometerme.
—Dejemos que lo piense, es probable que se sienta algo cansado y no quiera conversar sobre estos temas aún. —Interviene Clara antes de que me negara por completo—.
—Tienes razón... Una disculpa Steven, de verdad lamento no pensar en ti. Ya sabes, la emoción de tener a alguien como tu en mi casa no es algo que se vea todos los días. —Culmino su oración con una sonrisa pausada esperando a que me riera—.
—No pasa nada, entiendo como se siente. Se hace todo por los hijos ¿No?
—Así es. ¿Cuántos años tiene tu hijo o hija? ¿O acaso ya vas por el tercero?
—La verdad es que no tengo hijos aun...
—Entiendo, aun disfrutan de esa juventud sin ese tipo de responsabilidades ¿no?, mas tiempo para ustedes. Pero si algún día llegas a tener algún hijo con tu novia pregúntame un nombre, ¡Soy bueno en eso!
¿Acaso es un pecado que una persona de mi edad no tenga hijo alguno? ¿O alguna pareja que lo ayude a reproducirse? No ha pasado un mes y ya van varias personas que me preguntan algo como esto.
—Actualmente ando soltero, no ando interesado en una relación amorosa y tampoco planifico tener algún hijo en mi hoja de vida. —Respondí con serenidad—.
—Steven, ¿Eres de esos mujeriegos? —Pregunta Gerardo—.
—Eh...No
—Que modesto eres, no seas tímido. ¡Seguro eres muy popular entre las chicas! —Declaró muy convencido—.
Lo acompañe con una risa forzada sin alargar mas sobre el tema, sinceramente me siento agotado ante las mismas trivialidades. Las conversaciones monótonas seguían estando presente, además de que se notaba como ellos se encontraban muy interesados en el tipo de persona que era. Se sentía mas como un interrogatorio que una tertulia...
Al cabo de una hora el clima empezó a despejarse, ya era el momento perfecto para partir. Agradecí por completo su hospedaje y buen trato, indiferentemente de lo que haya sucedido, he de admitir que fue una cálida bienvenida.
—Steven, espera. —Dice Gerardo—. Anota mi numero de teléfono. Y escribe el mío, me gustaría agradecerte por lo de hoy.
—No tiene nada que agradecerme, y bueno. No tengo problema con intercambiar números, pero... ¿Usas teléfono? ¿No que no le entendías? —Pregunté confundido—
—Tampoco es que soy un Picapiedra, Steven. Recuerda que solo tengo que decirle a Siri lo que quiera hacer y lo hará, de verdad me haces reír muchacho.
Es de aquí donde me sentí la persona mas tonta del mundo. intercambiamos nuestros números y me despedí de ambos. Caminé directo hacia la parada y tome el autobús para aproximarme al supermercado y así buscar mi tarjeta de débito.
Cuando esperaba en el trayecto, recordé mas cosas sobre mi amigo de aquel entonces Peter. Recuerdo que vivía a unas cuadras de mi casa; no estoy seguro si seguirá viviendo allí. Era tan parecido a Gerardo, ambos tenían un gran sentido del humor, y siempre se mantenían de forma optimistas pese a ciertas dificultades. Recuerdo que el era bastante distraído y siempre me pedía apuntes y ayuda en ciertas asignaturas, era demasiado agotador. En los talleres siempre íbamos juntos pero su presencia era insoportable... ¿Pero que cosas estoy recordando? Ya me siento como un anciano escapando de su demencia.
Y finalmente el autobús hace su parada cerca del Supermercado, después de tantas interrupciones me encuentro en este lugar. Lo único que podría estresarme es soportar ese comportamiento sarcástico que tiene la cajera, la verdad es que el día de hoy tuve suficiente...
Me adentre al lugar y busco entre todas las cajas a ver si la llego a encontrar a la chica, debido a que no hay señal de su presencia le pregunto a una de las cajeras sobre su existencia, probablemente trabajen en turnos distintos o tenga el día libre.
—Buenas tardes.
—Buenas tardes señor, ¿En que lo puedo ayudar? —Respondió la chica mientras acomodaba el estante que tenía detrás—.
—Ayer vine a comprar aquí y dejé accidentalmente mi tarjeta de débito, quería saber si por alguna casualidad la llegaron a guardar por mí.
—Lo siento, no se me informo algo al respecto, soy nueva. Voy empezando el día de hoy.
—Entiendo, y la otra chica de ojos claros, la que tiene una mirada apagada, que trabaja aquí ¿Cuándo la podría volver a ver?
—Si es la misma chica que andamos pensando, lo lamento mucho. La despidieron el día de hoy, de ahora en adelante trabajare en su lugar.
—¿Eh?
—Escuche entre mis compañeros que tuvo un problema personal con el jefe y terminaron echándola del lugar, así que me llamaron para ocupar el puesto, hace poco mas de tres horas se fue luego de que formaran un escándalo.
—¿Es broma verdad?
—Lo siento señor, pero es lo que ocurrió.
Salí de la instalación con la mirada baja, soltando una pequeña carcajada llena de ironía acompañada del siguiente pensamiento «El chiste del día, en definitiva. Fui yo»
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Mis tonos en tu lienzo
RomanceSteven es un Artista de 33 años de edad que perdió por completo su amor al arte. Viviendo amargado y bastante distante de cualquier responsabilidad afectiva, se ve envuelto en ciertos acontecimientos la cual se ve obligado a interactuar. Siendo uno...