Es una mejora

I'd Rather Die

Otra noche decepcionante ¿Por qué seguía intentándolo? Angel iba a decepcionarse cuando no la encontrase dentro del club. Pero ella necesitaba un poco de aire antes de volver a intentarlo.

Maldita sea...

¿Por qué se estaba complicando?

Cherri se había jurado no agobiarse con su eternidad como otros demonios que sufrían ante la cotidianidad. Ella había jurado probar absolutamente todo y siempre perseguir la siguiente novedad para nunca aburrirse.

Así que esto...

Esta sensación de nada...

¿Era su señal de cambiar cosas?

— ¡Ahí estás!

Cherri levantó perezosamente su mano y la dejó caer. No era la cama más cómoda del Infierno, pero había estado en lugares peores.

— ¡Me tenías preocupado! —Angel avanzó hasta la baranda de concreto y la miró fijamente— Me encontré con tu cita ahí abajo, le diste una buena paliza, así que me tomé el atrevimiento de regalarle unos golpes extras.

En otras circunstancias ella estaría riéndose, pero en ese momento solo logró sonreír.

— Oh, no... —Angel dio unos golpecitos sobre sus muslos como si estuviese llamando a una mascota y no a su mejor amiga. Hijo de puta— Esto es lo que vamos a hacer. Tú vas a bajarte de ahí porque ambos hemos tomado lo suficiente para que termines rodando fuera del edificio y no estoy de humor para asustar. Así que en su lugar te vas a sentar conmigo en el suelo.

— Angie...

— Y vamos a hablar. —Angel no esperó por su respuesta y se sentó en el suelo, señalando en el espacio entre sus piernas— Ven a pasar tiempo de calidad con tu esposo, desagradecida.

Cherri rio y se dejó caer por el lado correcto y gateo hasta apoyar su espalda contra el suave pecho de Angel. Inmediatamente las largas piernas de su mejor amigo la rodearon por sobre las caderas, cruzándose a la altura de los tobillos y tres set de brazos la tomaron por el torso, inmovilizándola. Cherri inmediatamente sintió toda la tensión desaparecer y su cuerpo inmediatamente se relajó. Desde que había arribado en el Infierno ella había encontrado difícil confiar en otras personas o bajar su guardia en general. Pero con Angel era todo lo contrario. Su simple cercanía hacía que Cherri pudiese ser ella misma.

— Habla conmigo, dulzura. —Angel sonó sinceramente preocupado— ¿Ocurrió algo con ese tipo? ¿Algo te desagradó? —Él la abrazó más fuerte— ¿Quieres ir a otro lugar, volver a tu departamento o ir a comer? Tú solo dime y dalo por hecho.

A veces ella sentía que sus problemas eran tan ridículos en comparación a los de Angel que no debería mencionarlos, pero cuando estaban juntos, Cherri podía recordar fácilmente porque era la araña su persona favorita. Eran ellos contra el mundo. Él sinceramente la amaba y el sentimiento era jodidamente mutuo.