El teléfono de la oficina de Fukuzawa sonó. Tanizaki Naomi, quien estaba sirviéndole el último té de la tarde, contestó antes que el presidente.
—Oficina de Fukuzawa Yukichi. ¿En qué puedo servirle?
Un segundo después, se oyó el tono repetitivo indicando que habían cortado la llamada. La chica miró el teléfono y sin decir nada más, también cortó. Fukuzawa siguió con su trabajo en el escritorio.
En menos de un minuto, volvió a sonar y Naomi repitió la acción. Descolgó, habló y colgó, ahora visiblemente desconcertada.
—¿Le suelen hacer bromas telefónicas, presidente? —dijo con una sonrisa; la bandeja de metal todavía en sus manos.
—No —Luego pensó en Ranpo—. A veces Ranpo me llama.
Cuando el teléfono timbró nuevamente, Fukuzawa se apresuró en atender. Lo dejó suspendido y le susurró a Naomi "Puedes retirarte por hoy, buen trabajo". La chica volvió a sonreír y se fue.
El presidente apoyó el aparato en su oído y sin esperar señales del otro lado de la línea, habló primero—. Eres odioso, espera un segundo.
Se puso de pie y fue hacia la puerta, no cerró con llave ni nada parecido, solo se aseguró de que Naomi no estuviera escuchando en el pasillo. Esa muchacha tenía un sentido agudo y a Fukuzawa no le extrañaría que sospechara de la llamada.
Luego volvió a su asiento, tomó el teléfono y suspiró.
—Presidente... no me puede llamar odioso, lastima mis sentimientos.
Esa voz, traviesa y estúpida, le pertenecía a uno de los hombres más peligrosos de Yokohama. Con los años, Mori Ougai se había ganado el respeto y el temor de todos en la ciudad, pero a Fukuzawa le daba dolores de cabeza cada vez que jugaba así.
—Mori...
—Tú puedes llamarme Rintaro. O amor de tu vida, lo que prefieras.
—Ese coqueteo barato... —Para ser justos, Fukuzawa quería reírse un poco.
—Seguro te estás aguantando la risa —Mori contestó relajado sentado en su despacho, mientras terminaba de ordenar unos informes en su escritorio.
Fukuzawa lo podía imaginar sonriente al otro lado de la línea, pero no se guardó lo que tenía para decir—. ¿Era necesario que llamaras tantas veces a mi oficina? Sabías que había alguien más aquí.
Mori respondió divertido—. ¿Así que te pusiste nervioso? ¿Por mi culpa? Me encantaría haberte visto, apuesto a que al menos una gota de sudor cayó por tu sien.
Exhausto, Fukuzawa colgó el teléfono pero un momento después volvió a sonar, sus dedos no habían soltado el aparato—. ¿No te cansas?
Al oírlo, una pequeña risa abandonó los labios de Mori. Y Fukuzawa creía que podía perdonarle cualquier cosa cuando lo escuchaba reír.
Mori se defendió—. Si mi memoria no me falla dijiste que podía llamarte.
—Sí, en un horario que no sea de oficina y de ser posible con un mensaje previo —Al terminar esa oración Fukuzawa se dio cuenta de algo—. ¿Por qué no me llamaste directo al celular?
—Porque así es más divertido, puedo imaginar justo en dónde estás sentado, lo que tienes frente a ti, lo que llevas puesto...
—Oye, oye.
—No me interrumpas, Yukichi.
—No te creo nada, lo haces para molestarme.
Mori volvió a reír, esta vez fue una risita corta—. Todo es correcto.

ESTÁS LEYENDO
(No) puedes sostener mi corazón #FukuMori
FanfictionLas llamadas de Fukuzawa están llenas de dulzura y honestidad. Pero Mori necesita más que eso. ・・・・・・・・・❀・✿・❀・・・・・・・・・ • 1814 palabras • Phone sex, relationship issues, canon universe, hurt/comfort ¡Muchas gracias por leer!