Capítulo 8 - Cada Vez Más Cerca

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Jacinta y los niños llegan a casa. Paula, Evelyn y Bruno siguen jugando juntos en el jardín

- ¿Cómo les fue? - Pregunta Sandra con Samuelcito en los brazos.

- Para ellos, bárbaro. Soy yo la que no tiene más edad para acompañarlos. Estoy muy cansada.

- Venga, no es para tanto!

- Sí es para tanto, miradlos. No se cansan nunca. - Las dos se detuvieron en admirar a los chicos por la gran ventana de la sala. Ver a tres seres tan inocentes disfrutando del sol era una imagen que las llenaba de paz.

Del lado de fuera, los chicos tenían sus propias cuestiones.

- Y esto?

- Es mi perrito, lo encontré en la plaza. - Paula estaba con un cachorrito en manos, era de calle pero se parecía a un cocker spaniel, pero con los pelos más rubios, casi rojos. Era la cosita más mona del mundo.

- Y porqué es tuyo, eh lista? Me vino siguiendo a mí. - Protestó Evelyn.

- BRUNO!!! - Gritaron ambas cuando se dieron cuenta que el nene ya estaba llevándose el perrito a su casa. 

***

No muy lejos de allí, Vicky seguía ayudando a sus padres con la frutería. Con su padre, fue a la ciudad de camioneta a entregar las frutas en las ferias. En el camino, se pinchó una llanta y tuvieron que parar.

- Hola, ¿en qué puedo ayudarles? - Vino Faca a atenderles, trabajaba como reparador de llantas en la tienda.

- Mirá chaval, se pinchó la llanta delantera en la carretera. Joder tío, esto me va a retrasar las entregas!

- No se preocupe, señor, que luego la cambiamos. - Faca no tardó en empezar el servicio. Pero su mirada posó en algo. O mejor, en alguien. - Victoria?

- Hola. Facundo, ¿no? - Ella estaba un poco avergonzada. No es horrible cuando te cruzas por casualidad con alguien que conoces? Tipo, no estabas preparada para esto, joder! Vicky intentó arreglarse el pelo rápidamente, mirándose en el espejito retrovisor.

- Sí, soy yo. Qué bueno que me recuerdes. Eh... no te daré la mano porque bueno, está sucia... - Él también estaba algo nervioso. - Pero, un placer volver a verte.

- ¿De dónde conoces a este chico, hija?

- Ah! - Se asustó Vicky como si recién recordara que su padre estaba con ella. - Es... amigo de unos amigos.

- Me llamo Facundo, me dicen Faca. - Se presentó.

- Ah, muy bien. Si quieres te ayudo para que terminemos más rápido.

- No, por favor señor, no hace falta. Ya lo liberaremos.

Vicky y Faca cambiaban miradas mientras él hacía lo suyo. Algo les despertaba interés el uno al otro. Vicky se preguntaba qué hacía un chico como él trabajando allí. 

A la vez, en la casa de Faca estaba Inés encerrada en su habitación, escuchando música con auriculares. Bailaba sin darse cuenta que desde la casa de al lado Marcos la miraba, divirtiéndose. Y más, en la planta baja, más precisamente en la cocina, su hermanito y sus amiguitas hacían tremendo lío con el perrito, que resultó ser el más rebelde de todos y no paraba quieto. Cristóbal llegó a casa, trayendo comida de la calle para el almuerzo y no contuvo sus conocidos gritos cuando miró la situación de la cocina.

- QUÉ ES ESTOOOOO?

María, que estaba cerca, lo escuchó y vino a ver qué pasaba. Inés bajó deprisa, sabía bien que su hermanito había hecho algo, el grito de su padre era tan fuerte que lo oyó hasta con la música. Los tres niños estaban parados como angelitos, como si no tuvieran nada que ver. Habían escondido al perro en el armario.

El Internado: Volverá La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora