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↦ Desde el fallecimiento de sus padres y su previa presencia activa en el Triunvirato junto a la muy nombrada Comisión Yashiro manejada por su clan, el Clan Kamisato, Kamisato Ayato junto a su pequeña hermana, Kamisato Ayaka, eran el ojo del huracán en estos momentos todo mundo se preguntaba como personas tan frágiles y tan jóvenes daban de que decir y desear en cualquier asunto que surgiera en Inazuma.

La respuesta no era obvia, nunca se les notó debilidad o negación a cada tarea o situación, Kamisato Ayato se las había arreglado pues si era bien dicho que ese joven alfa, era lo que todas las cabecillas de familias externas a los clanes que contará con progenitores deseaba como sucesor, en el campo de batalla, en el manejo de cualquier asunto político o trivial tratado en las reuniones importantes e incluso en el cuidado de su clan y su hermana, sus más fieles seguidores solían elogiarle por sus habilidades pues teniendo un don único como sus padres llevar un clan como si fuera tomar té o solearse en las playas dejaba mostrar que era tan simple como lo dejaba ver.

Un suspiro de lo menos común en el mayor de los Kamisato sobresale de sus labios, era notable el cansancio más que este mismo deseaba terminar sus responsabilidades lo antes posible, pero viendo la seriedad que implicaban el hacer aquellos reportes mensuales no se permitiría mostrar algún error, ya estaba en un camino extremo de su cansancio, aunque de igual manera, no se detendría hasta tener al menos el ochenta o cien por ciento de todo eso.

Ya había escuchado a su hermana retirarse a dormir y advertirle de que descansará que tenía bastante tiempo para descansar, pero el mayor de los Kamisato solo sonrió tan típico del mismo, aceptaba el hecho de qie su hermana tenía mucho más que la razón, podía descansar y olvidar el trabajo aunque optaba más por terminar su deber y brindarle ese corto tiempo a su hermana, la única Omega que debía cuidar y proteger, una promesa que le debe a su madre hasta que su hermana tenga un o una alfa que tenga el mismo nivel que él, en resumidas cuentas, nunca.

Pues aparte de ser un ejemplo y envidia en toda Inazuma entre los y las alfas de su categoría también era el Alfa más codiciado entre los y las omegas, incluso su hermana, pero el mismo con sus acciones ha dejado en claro que esa situación no surgirá él nunca daría a su hermana por un simple papel, apretón de mano y unas risas falsas, no desea que su hermana sufra por un o una alfa que no la aprecié o la amé lo suficiente entre tantos pensamientos e ideas, los reportes estaban hechos, listos para el día que le tocase reunirse con esos viejos miserables como solía bromear con su hermana, su única persona de confianza.

Había un tomar un cálido baño de hojas de sakura y jazmines para relajar su cuerpo tonificado, se preguntaba cuánto tiempo habrá pasado mientras se admiraba por sus logros personales y admiraba de la misma manera a la luna, en pocos años había logrado alcanzar a su padre en ciertos aspectos, ya era el hombre que le prometió ser como por igual, ser el alfa que un día esperaba ver guiar el legado familiar aunque nunca escucho las palabras que esperaba de su padre entendía que su orgullo hacia el seria incluso molesto para mucho, ya que, al tener un padre tan firme como lo era, Kamisato Renji era imposible, pero sabía gracias a su madre, Kamisato Ame, quien era conocida por tener un corazón puro y bondadoso como ningún otro Omega en Inazuma, el orgullo que tendría su padre haría que toda Teyvat conociera su nombre o incluso lo tendría con un ego demasiado alto

Después de hundirse en recuerdos dulces como solía hacer para relajarse, se vistió e hizo una suave lectura de su libro de poesía antes de acomodarse a dormir juntó un vaso de agua, ya cómodo y tranquilo solo cinco minutos, cinco minutos en los que sus ojos abrieron como platos para escuchar como uno de los tantos guardias que protegían el clan tocaba su dormitorio

— ["Joven señor Kamisato, disculpe que esté arruinando su sueño, pero en estos momentos, se exige su presencia en el salón de conferencias del templo de la ciudad de Inazuma"]- solo basto esas palabras para que el guardia viera una sonrisa helada, tenebrosa y nada dulce. —["Gracias por informarme de la urgencia, iré de camino, puede retirarse"]- el Kamisato no lo culpaba no había dormido y su cara era tenebrosa, el guardia hizo su reverencia y se marchó despavorido no queriendo armarse un problema del que ya pensaba que había armado.

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