En estos momentos de mi vida comienzo a ver claramente desde el umbral la realidad que nunca quise ver, la mentira que me decía a mí misma para imaginar que todo seguiría igual que hace 15 años atrás.
Comienzo a tener menos ansias de escribirte para saber de ti, aunque por supuesto quiero saber de ti, quiero saber que ha sido de tu vida, si sigues en el mismo empleo, que me eches los cuentos del barrio, que conversemos sobre lo bueno, lo malo, las experiencias, los anhelos, tus amores, tus despechos, entre tantas cosas que solíamos hablar, pero creo que ya no es posible y es hora de que lo acepte.
Hoy pasé un momento particularmente triste porque viví algo que me hizo recordar uno de nuestros momentos y tuve el pequeño impulso de querer comentarte, pero recordé que has cambiado, que ya no eres quien solías ser conmigo así que me trago mis ganas de escribirte y respiro profundo, mientras inhalo me digo a mi misma que no importa, mientras exhalo soy consciente de que importa mucho más de lo que creí.
Me gustaría poder hablarte como siempre lo hice, que quisieras conversar como solíamos hacerlo, que me extrañaras tanto como yo te extraño a ti, con este dolor que me da al no poder hablarte y contarte de mí día, que tuve un día bueno o que tuve un día malo, que conocí un nuevo lugar, que escuche una anécdota diferente, que he visto las noticias y me he enterado de cómo van las cosas por aquellos lugares.
Ya ni siquiera tengo el celular en sonido, ya no espero mensajes, no espero llamadas, mi celular vibra más de lo que suena, silencie historias, pause perfiles, busque nuevos algoritmos para mis redes sociales, para alejarme un poco del dolor que me causa tu indiferencia y de esta forma buscar mi bienestar emocional.
No quiero ver tus fotos, no quiero verte en línea, no quiero ver nuestros recuerdos en redes sociales, no quiero tener la necesidad de hablar contigo, no quiero sentir que molesto, no quiero sentir que mi presencia te incomoda.
La mayoría de las veces que sufrimos porque alguien se va de nuestras vidas, es porque nos creamos un apego emocional que suele ser muy difícil de superar, pensamos que esa persona se quedará para siempre, que esa persona no nos fallará jamás, que siempre estará, solemos decir no sé qué haría sin ti y así infinidades de pensamientos que salen desde nuestro apego por esa persona y cuando se va quedamos hechos pedazos.
Pd. Empieza a trabajar en los apegos
ESTÁS LEYENDO
APRENDE A SOLTAR
SonstigesA veces tenemos tanta dependencia emocional que cuando las personas deciden irse sentimos un vacío imposible de llenar