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Desde el otro hotel puedo escuchar como en la colonia los muchachos están de joda.

Igual ¿Quién no festejaría su segundo partido ganado en la actuación de la Copa América?

Tranquila y pasando el tiempo en el télefono, abro una birra, yo también quiero festejar la victoria ante Paraguay. Me siento en el balcón disfrutando de la noche de Brasilia, mientras le respondo los mensajes a mi cuñada, por la tarde me avisó que le habían dado el alta, sin embargo, por los tiempos de cuarentena atados a la Conmebol al viajar es prácticamente imposible que llegue a incorporarse en su trabajo. Qué caro le va a salir este favorcito.

Hace unas tres horas Argentina pudo respirar tras ganarle a Paraguay en su tercer partido jugado, solo queda Bolivia dentro de una semana y el resto podría ser historia. De solo pensarlo los ojos se me llenan de lágrimas, los chicos han estado jugando tan bien, Rodrigo se está luciendo y consolidando con el equipo que cada vez me ilusiono más, también me cuesta cada vez más el ser profesional, mantenerme neutral a los costados del campo y tratar de hacer bien el trabajo encargado.

Me río cuando miro lo perdida que está Vane haciendo mis apuntes de la facultad, por más que le insistí que no era necesario, quiso ayudarme para no atrasarme tanto.

La pantalla se ilumina pero esta vez no es un mensaje de quien creía, ahora es una llamada del flamante autor del gol de hoy.

No puedo saludar y menos felicitarlo cuando el Papu ya está gritando del otro lado—Piso 5, cuarto 302 cae con fernet y unas amiguitas.

—¿Qué amiguitas, gil? ¿No ves que acá está el Dibu?—De atrás reconozco la voz de Leo Paredes.

—¿Y qué tiene? Si ya nos dijo que no le cabe.

—Esta no te cabe.

—¡Rodrigo!—Le pego el grito, con suerte están en altavoz.

—¿Con quién hablan?

—Ehh, con Linda.

—Mandale saludos—Escucho que dice Rodri desde lejos.

—¿Están todos juntos?—Hablo ya cansada de escucharlos hablar boludeces. Si algo aprendí en estas tres semanas es que no hablan más de dos cosas coherentes entre cinco oraciones hechas.

—Está jugando al Fifa, sino cobraba yo también.

—¿También? ¿Con quién se desconoció ahora?

—Vení y te cuento.—Leo le saca el celular y de fondo se escucha como pelean.

—Traeme los caramelos de uva que me diste hoy.

—Ya me dejaste sin reservas, Leandro—Escucho como resonga y le dice a los chicos que no me dejen entrar antes de cortar. 

Realmente el chisme me puede, con los chicos nunca te aburrís y la noche está muy linda como para encerrarse a dormir teniendo dos días libres, así que me cambio más o menos decente, busco una bolsita donde poner los caramelos que me pidió Leo, cuatro latitas de birra y salgo después de buscar mi celular y dos chupetines que encontré con la tarjeta de la puerta.

Me cuesta un poco camuflar entre la seguridad la comida que llevo pero andar constantemente con los chicos y que se rumoree con quien tengo parentesco facilita un poco el escabullirme dentro del Gran Hotel. Pero el entrar a la habitación no es tan así, tienen la música tan fuerte que apenas y me escucho yo por lo que tengo que esperar a que Alejandro lea mi mensaje y finalmente abra la puerta.

—¿Me trajiste ferne'?Hecha ferne' acá—Me muestra una botellita de agua vacía y me es imposible no tentarme cuando Leandro lo corre a un costado de un empujón.

Copa América | Emi "Dibu" Martínez |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora