Travis
Despierto, sobresaltado y empapado en sudor. Observo a mi alrededor, desorientado. El libro que estaba leyendo antes de quedarme dormido, cae por mi torso, terminando en el piso, por más que odie el desorden, no me molesto en recogerlo.
-Dios -froto mi rostro con las palmas de mis manos, despertándome por completo-. Debí quedarme dormido.
Mi vista permanece sobre el libro, encontrándolo la cosa más interesante del mundo, aun así, no memorizo ningún aspecto de su ser, es como si me quedara suspendido en medio del limbo, despierto y dormido al mismo tiempo.
-Concéntrate, Travis -recrimino, usando las mismas palabras que tanto uso mi hermana conmigo.
Cassidy.
La amo tanto, es mi sangre, la sostuve en mis brazos cuando era una diminuta bebé, estuve a su lado cuando dio sus pasos, era un niño, pero, aun así, los recuerdos no se desvanecen. Por desgracia, sus acciones llegaron muy lejos esta vez, ¿traer a una desconocida para que se casara conmigo? Eso ya es pasar el límite. Entrometerse en mi vida con pequeñas indirectas es algo que puedo pasar por alto, sin embargo, no puedo ignorar el hecho de que haya incluido a otra persona para intentar cambiar todo mi futuro, avergonzándome por completo.
Decidido a sembrar una tregua entre la mujer y yo, salgo de mi despacho, adentrándome en el pasillo que conduce a las demás estancias de la casa. El inquietante silencio se distribuye por cada rincón del lugar, dejándome solo con mis pensamientos.
-¿Citadina? -pronuncio en voz alta, encontrándome con un eco escalofriante.
Me quito el sombrero, colocándolo sobre el mesón. Reparto miradas furtivas a todos lados, buscando a la intrusa de esta mañana. Con cautela, reviso la habitación de la planta baja, la cual había destinado para que ella durmiera esta noche, pero me llevo una gran sorpresa al encontrarla sola, excepto por las únicas dos cosas que metí esta misma tarde.
-¿A dónde fuiste? -interrogo a la nada.
Me dedico a buscarla en toda la planta baja, sin obtener ningún rastro de ella, termino mi búsqueda en la sala de estar, observando un punto muerto en el suelo.
Si Cassidy se entera de que perdí a la citadina, me va a matar, ese pequeño cuerpo puede albergar demasiado odio.
El estruendo de un rayo se ve reflejado en la ventana, alcanzando a iluminar el suelo de madera. En ese momento soy consciente del mal clima que hay en el exterior. Los arboles golpean fuertemente contra la ventana, la lluvia cae en forma de cascada, acumulándose en enormes charcos.
Pienso en la maleta y en el cuadro, ambos abandonados en la solitaria habitación, sin haber sido tocados por su dueña.
No esperaba quedarme dormido, solo iba a leer durante un par de minutos antes de por fin dejar que la mujer entrara en mi casa, era un pequeño castigo por el estúpido plan que había ideado junto a mi hermana.
ESTÁS LEYENDO
Vida Soñada
RomancePor cientos de años, las personas destinadas a pasar el resto de su vida juntos se conocían en algún bar, parque, instituto, en el trabajo, incluso, en la calle. Siempre fue así, excepto para Hanna, quien al ya no tener nada que perder, decide encon...