Capítulo 6

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Es increíble como todo puede cambiar en cuestión de minutos

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Es increíble como todo puede cambiar en cuestión de minutos. Esta mañana era un hombre completamente diferente a lo que soy ahora, o como me siento. Tenía todo programado, la llevaría a un restaurante reservado solo para nosotros, habría música en vivo, ella reiría, bailaríamos y luego me pondría de rodillas para ser el hombre que cumpliría uno de sus sueños. Me sentiría presionado, tal vez, pero ella sería feliz y eso es todo lo que importaría.

Pero da igual cuando planee, cuanto trate de controlar, no todo está en mis manos.

«Quiero que tú quieras».

¿Realmente es lo que quiero? Joder, no lo sé.

La amo. Quiero pasar toda mi vida con ella, pero no siento que el matrimonio sea algo importante. No lo es para mí. Sin embargo, sé cuanto le importa a ella, me quedó clarísimo después de esta noche.

Debería haber dicho algo, pero me fue imposible. Me sentí acorralado y no supe como reaccionar. Las palabras simplemente no salieron.

—Deberíamos entrar.

Sebastián me observa desde la puerta de la terraza y aunque quiero moverme y hacerle caso, no puedo. Me siento como una puta estatua.

Miro la decoración a mi alrededor, algunas velas a punto de apagarse y puede sonar ridículo, pero me siento identificado con la jodida vela. Alyssa es la luz en mi vida y sin ella, terminaré así.

—Mark.

Sebastián está frente a mí ahora, así que luchando con el inmenso nudo en mi garganta, pregunto:

—¿Se fue? —mi voz sale seca.

Su mirada lo dice todo, pero aun así responde.

—Pasará la noche con Dahlia.

Asiento lleno de resignación.

—La cagué.

Mi amigo resopla y palmea mi hombro, llevándome así al interior de mi casa. Me siento en el sofá mientras él se encarga de apagar todo en el jardín. No sé cuanto ha pasado cuando vuelve, tampoco soy consiente de haber sacado una botella, pero aquí estoy, quemándome la garganta con whiskey puro.

Sebastián permanece en silencio hasta que estoy listo para hablar, pero cuando trato de hacerlo, me rompo. La impotencia llena mi cuerpo y me pesa; por no hablar, por haber esperado tanto, por no darle lo que ella se merece, por no haberla detenido cuando se iba.

El que no esté me quema, mucho más que el puto alcohol. No importa cuanto me maldiga, no importa cuantas ganas tenga de volver al pasado y haberlo hecho diferente, nada importa, porque nada puede hacerse. Ser consciente de eso es lo peor.

—La amo—maldigo con el puto nudo que no me deja hablar—. Y todo lo que ella dijo...

Un sollozo me interrumpe y niego, tomando otro largo trago para evitar derrumbarme.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora