Capítulo Único

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Etiquetas extra: Final agridulce, agridulce, menciones de Aemond/Otros, menciones de Lucerys/Otros, romance, nostalgia, encuentros y despedidas, amor no realmente no correspondido, angustia, dolor/comodidad, POV Lucerys Velaryon.

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Sí, Lucerys era aquél hombre que quería caminar hacia el altar junto a Aemond.

Lo supo desde niño, si bien no podía ponerle un nombre al sentimiento, siempre estuvo ahí, manifestándose a manera de molestia, siguiendo eternamente a su tío a todas partes, sin darle descanso de su infantil presencia. Era como le solían decir en el colegio: "Los niños siempre molestan a la niña que les gusta", bueno... no se equivocaron, aunque en este caso las emociones eran proyectadas a un género igual al suyo.

Su familia era peculiar, por no decir extraña a palabras de los vecinos, las relaciones entre familia no eran del todo raras, empezando por su madre quien se casó con su tío Daemon, entonces, cuando el pequeño Lucerys tuvo la revelación de sus sentimientos hacia Amond no se asustó en cuanto a este tema, pero sí en cómo abordarlo.

Ambos jóvenes, quienes se llevaban seis años de diferencia, habían forjado un lazo desde la infancia; donde veías al peliplata es seguro que verías al castaño. Aemond alegaba con fastidio mal disimulado que lo dejara en paz, pero Lucerys de tan solo ocho años siempre hacía oídos sordos a lo que este exigía.

Crecieron, la distancia fue puesta entrada la adolescencia del mayor e incluso llegó a peor cuando Aemond con dieciocho años desaparecía constantemente durante las noches, siendo algunas veces arrastrado por su hermano Aegon y otras ocasiones yendo por voluntad propia. El joven Lucerys de doce jamás permitió que su presencia fuera revelada, pero fue testigo de las llegadas a escondidas de su tío, a veces con manchas de lápiz labial sobre sus labios, otras veces con fragancias de perfume fémenino impregnada en sus prendas.

Nunca trajo a nadie consigo a casa, mantuvo respeto al techo bajo el cual también vivía su familia, pero Lucerys no era tonto, podía ser considerado todavía un niño pero él sabía bien lo que su tío solía hacer cada que salía por esa puerta.

Cuando Lucerys cumplió catorce años muchas cosas cambiaron, Aemond se independizó, mudándose lejos, apartándose de todos, apartándose de su insulso sobrino quien aún guardaba amor para él.

No lo volvió a ver hasta transcurridos cuatro años más, sin él yendo a las cenas familiares ni aceptando invitaciones a los eventos de la familia, lo único que le quedaba eran migajas de información obtenida a través de su tía Alicent y Helaena. Su tío fue a Nueva York, se desempeñaba como fotógrafo profesional, le dijeron el nombre de la revista para la cual solía trabajar y no dudó en adquirirla.

Al pie de cada fotografía estaba su nombre "Aemond Targaryen", miles de tomas a distintos modelos, tanto hombres como mujeres.

Buscó su instagram, lo siguió pero nunca fue devuelto este gesto, Lucerys solo se rió con amargura, ¿Por qué su tío le prestaría atención? La última conversación que tuvieron sucedió hace años, no fueron más que promesas ahora rotas, palabras llevadas con el viento y los suspiros de su corazón.

Rosa pastel. | LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora